Cuando las obras no son amores

Pablo Sáenz
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Una semana después de entrar las máquinas, el recelo se mantiene en República Argentina

Las máquinas entraron en República Argentina hace ahora una semana. - Foto: Ingrid

Una semana después de entrar las máquinas, el pequeño comercio de la calle República Argentina asegura que sufre ya las consecuencias de las obras de reurbanización. El recelo inicial hacia este proyecto ya provocó incluso una protesta a pie de calle el pasado día 17. Si bien las opiniones son diversas, el malestar está bastante extendido entre comerciantes y vecinos, que denuncian «los problemas» que trae consigo la reforma de la calzada. En esta línea, algunas tiendas de la zona han tomado medidas o se plantean llevarlas a cabo para no caer en pérdidas económicas.

Ana Garrido, vecina de la céntrica arteria logroñesa, reconoce que si bien las obras «guardan un propósito de mejora a futuro», ahora mismo «son un incordio que dificultan el tránsito y las compras». El ruido y el polvo están presentes durante todo el día. Como apunta Ernesto Muro, también vecino, «es lo que tienen las obras». Este logroñés no quiere quejarse de algo que más adelante agradecerá. «Ya pasó con la reforma de la calle Pilar Salarrullana», recuerda. Obras que también suscitaron el malestar de los vecinos y que «hoy todos agradecen al pasear por allí». 

En la tienda de moda joven Triángulo, su dueña, Natalia Cornes, se ha visto obligada a poner a 6 euros la ropa de invierno y al 50% la de temporada, ya que «no entra nadie», lamenta. Natalia también ha comenzado a cobrar las bolsas, algo que nunca había hecho hasta que comenzaron las obras y las ventas cayeron en picado, exactamente en una semana han descendido «en un 70%». Esta comerciante lleva 30 años en el mundo del comercio, antes estuvo en la calle Pérez Galdós y hace 15 años, según recuerda, le tocó vivir las obras de la calzada, pero «nada que ver con estas, que están siendo una ruina».

Natalia vive de una clientela que, en gran medida, «es de pueblos». Tener la calle sin posibilidad de aparcar hace que muchos opten por ir a otras tiendas, lejos de las obras y tirar de la comodidad de aparcar cerca. 

Una situación similar vive Cristina Cuartas, la dueña de la pescadería Bacalaos y Más. La pescadera se plantea cerrar por las tardes. «Estamos muy preocupados y afectados por la situación. Es una calle con un alquiler muy costoso y ahora no viene nadie», lamenta, y añade que «la descarga de género es un lío, no hay espacio y se preparan atascos en la calle». Esta mujer explica que van a «crear una plataforma de comerciantes para pedir ayudas», una iniciativa que espera que salga adelante y les saque de este apuro económico.

En la tienda gourmet De Torre, de momento, advierten que no han notado una merma de las ventas, aunque «habrá que ver», señala Javi Torre. «Se nota que el ambiente no es el mismo, pero todo volverá a su cauce», aguarda con esperanza.  

Parking gratuito. En este contexto, nace la iniciativa llevada a cabo por 9 comercios de República Argentina, que pondrán en marcha un sistema de parking gratuito en Gran Vía a través de unos tickets. Con ella esperan «incentivar el comercio» durante los seis meses que duren las obras para no perder la fidelidad de los clientes.