Las principales organizaciones del sector agroalimentario, que cifran en 600 millones de euros y en 100.000 los empleos en riesgo por el paro del transporte,  emitieron ayer un comunicado en el insisten  en poner fin a la huelga con la «máxima urgencia». Con la industria láctea con su actividad detenida por la falta de productos para envasar la leche, Danone avisó ayer de que puede seguir hoy mismo el mismo camino, una circunstancia que puede generar aún mayor temor entre algunos consumidores. La leche está emulando estos días al papel higiénico durante la pandemia y ha dejado, casi desde el primer día, huecos vacíos en los lineales de los supermercados. En este escenario, José Manuel Ruiz, gerente de la Granja Las Nieves, la única de sus características de La Rioja, mantiene su actividad, con el reparto de su leche pasteurizada en Logroño. La negativa del Gobierno a negociar,  «que no se sienta, no pacta, no piensa más que en recaudar», le hace augurar un acuerdo complicado en un contexto en el que, con los camiones parados, «no se mueve nada».

 «Si no haya nadie serio que se ponga al otro lado, pues seguiremos así», lamenta el productor de leche, que explica que se han cerrado  fábricas  «porque no hay tetrabricks, tapones o tarrinas para los postres».

 Con 400 cabezas y una producción de 6.000 litros al día, se siente como «una isla» al ser un negocio pequeño, ubicado en Logroño, donde envasa y distribuye su producto si ningún tipo de molestia.

«A los camioneros les han subido el gasoil y a mí la comida de la vacas», razona Ruiz, que vende un poco más porque la gente ha perdido los papeles y «no puede ser que alguien que consume tres litros  la semana se lleve 20»; de hecho, están llevando a residencias o centros de día «que se han quedado sin leche».

¿La solución? La bajada de «15 o 20 céntimos» el precio del gasoil «a todos», porque la situación económica «es mala para todos», y el precio de la alimentación animal «que se ha multiplicado por dos».