Influencers: ídolos a golpe de like

Cayetano G. Lavid
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Marcan tendencia en moda y estilo de vida y arrastran a miles de seguidores que siguen sus pasos. Su ecosistema es Instagram, un fenómeno global en el que también caben las stories riojanas

@erikabermejor. - Foto: IG

Tienen seguidores en redes sociales, gente que les admira y quiere tomarlas como referente en moda y estilo de vida. Pero también tienen detractores, personas que no respetan lo que hacen o que, sencillamente, sienten envidia.

Las influencers son personas normales y corrientes, con sus vidas cotidianas y problemas personales, pero no cabe duda de que causan en algunos sectores concretos de la población un gran interés –la semana pasada Marina Rivers formó una larga cola de seguidores en Logroño para conseguir la firma de su libro–.

Erika (@erikabermejor) es una de estas personas influyentes. Al igual que en la mayoría de estos casos, no decidió perseguir la fama, sino que este encuentro fue fortuito y sin esperar que llegase. «Cuando nació mi hija comencé a subir fotos del proceso del embarazo, cómo iba cambiando mi cuerpo. Escribí unas entradas en un blog y seguí con mis fotos habituales», explica esta instagramer. Cinco años después, más de 40.000 personas no se pierden el más mínimo detalle de sus consejos de moda y sus recomendaciones para llevar un estilo de vida saludable.

Otra persona que ha tenido buena acogida en el mundo de las redes es Marina (mariinagon3), cuyas publicaciones siguen el hilo de las tendencias de moda y cuentan el día a día de esta joven riojana. Al igual que Erika, nunca buscó la fama, pero cuando se incrementaron los seguidores, decidió acogerlos y cuidarlos, poniendo más atención a las fotos que sube a su perfil.

Los vínculos que estas mujeres tienen con estos perfiles son difíciles de explicar fuera del mundo digital. Las personas con las que interactúan no se han visto nunca, pueden incluso ser de otras provincias y otros países de habla hispana. No obstante, el vínculo que se crea es el equivalente al de una familia: están ahí en el día a día y sirven de apoyo tanto en lo bueno, como en lo malo.

Responsabilidad.

No sucede solo con las contraseñas y los números de cuenta. Siempre hay que tener cuidado con lo que se sube a la internet y, con mayor atención si tu contenido es visto por un mayor número de personas.

Sobre esta afirmación, el equipo de investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), liderado por Beatriz Feijoo, ha realizado un informe que recoge que los instagramers difunden a través de sus perfiles imágenes idealizadas, usando el cuerpo y la dieta como argumentos de venta, que provocan insatisfacción corporal en adolescentes y afecta a sus hábitos alimenticios.

Preguntadas por esta tesis, las instagrameras riojanas lo entienden, pero no lo comparten. «Cuando alguien me dice que necesita ser como yo, rápidamente les aclaro que eso es un error, que no pueden dejar de ser quienes son y que lo correcto es potenciarse a ellos mismos», explica Erika, que habla regularmente con sus seguidores.

«Yo no me considero un ejemplo a seguir porque realmente no siento que sea una influencer como tal. Simplemente comparto mi día a día y cuando encuentro a alguien que necesita consejo también les digo que lo importante es aceptarse y estar a gusto contigo mismo», afirma Marina, que seguirá 'posteando' con sentido común.