La Rioja espera conocer en octubre el trazado de la A-68

G.B.
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El Gobierno regional mantiene su exigencia de desdoblar la N-232 hasta Arrúbal y proyectar cuatro enlaces nuevos para cuando la autopista quede libre en 2026

Vehículos por la N-232, cerca de Arrúbal, en una imagen de archivo. - Foto: Ingrid

El desdoblamiento de la carretera N-232 para su conversión en la autovía A-68 dará mañana un salto casi definitivo para completar su trazado en Aragón y Navarra, pero poco o nada se sabe de los planes del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) para esta vía de alta capacidad en suelo riojano. Y octubre puede ser clave para conocerlos. Así, al menos, lo espera el Gobierno de La Rioja, que prevé que el próximo mes el departamento que dirige Raquel Sánchez tenga listo un estudio sobre tráfico en toda la red española, en el que se detallen los flujos de la N-232 en La Rioja y la solución elegida para esa carretera. 

¿Cabe hablar de agravio comparativo por el hecho de que en Navarra toda la N-232 esté desdoblada y que en Aragón, una vez que mañana entren en servicio los 11 kilómetros de Gallur a Mallén, apenas queden 4 kilómetros para rematar la autovía hasta suelo navarro? El director general de Infraestructuras del Gobierno de La Rioja, Vicente Urquía, opina que lejos de apelar al victimismo, las decisiones sobre infraestructuras tienen que basarse en datos objetivos y en proyecciones del tráfico a futuro.

La postura oficial del Ejecutivo que preside Concha Andreu es reivindicar al Ministerio el desdoblamiento de la N-232 entre Navarra, donde ya es autovía, y Arrúbal, con el fin de que conecte con el extremo este de la futura ronda sur de Logroño. Como mal menor, el Gobierno regional admite que el tramo riojano de la autovía A-68 se quedase en Calahorra.

¿La fórmula del 2+1? Aunque Urquía mantuvo recientemente un encuentro con el director general de Carreteras del Ministerio, quien le confirmó que los presupuestos generales de 2023 contemplan esta obra de infraestructuras, poco más se sabe acerca de cómo discurrirá por territorio riojano. 

Dado que es una fórmula que el Mitma ha aplicado en otras regiones, Vicente Urquía no descarta que pudiera plantear construir un tercer carril en algunos tramos concretos de la N-232 para facilitar los adelantamientos, una fórmula que en el argot técnico se conoce como 2+1, pero aclara que «una mera suposición», porque será el estudio que se espera conocer en octubre el que determine las soluciones constructivas que se proponen.

El alto cargo riojano cree que el Ministerio no es partidario de desdoblar toda la N-232 en todo su recorrido riojano, porque va en paralelo a la autopista Vasco Aragonesa AP-68, que recorre la Comunidad de este a oeste y quedará libre de peaje en 2026 cuando acabe la concesión, pero apunta que para el Gobierno regional es irrenunciable que los cuatro carriles desde Navarra lleguen al menos a Calahorra, porque es desde esa zona en dirección a Zaragoza donde la circulación de vehículos es más intensa.

Además, Vicente Urquía destaca que la siniestralidad y peligrosidad de la N-232 se ha reducido mucho con el desvío obligatorio de camiones por la autopista, y recuerda que los 30 kilómetros de la ronda sur de Logroño, que utilizan el trazado de la autopista, pero son libres entre Arrúbal y Navarrete, y que podría estar finalizada en 2024, forman parte de la futura A-68. 

Un aspecto al que el Gobierno regional confiere mucha importancia, y que también deberá definir el Ministerio en su estudio, es el número de enlaces que se construirán en la autopista, una vez que quede liberada del peaje. La Rioja defiende que puedan ser uno o dos en Rioja Alta, tal vez en la zona de Briones y Ollauri o en San Asensio, y otros dos  en Rioja Baja, en Aldeanueva y tal vez otro en la zona de Alfaro, para mejorar la conexión con la comarca de Cervera del Río Alhama. A esos nuevos enlaces habría que sumar la remodelación de los de Calahorra y Haro.

«Estoy convencido de que en los Presupuestos del Estado para 2023 habrá partida para los proyectos de los enlaces», apunta el director general de Infaestructuras, que destaca la importancia de que esos nuevos accesos pudieran estar al menos en obras en 2026, con el fin de evitar problemas de embotellamientos como los que sufre la  vecina AP-1 en la provincia de Burgos, tras convertirse en autovía al quedar liberada la antigua autopista.