Apenas unas horas después de que Rusia registrase la primera vacuna del mundo contra el coronavirus, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiso dejar claro que su país no se está quedando atrás en esta guerra científica y, así, ayer anunció que su Gobierno está «muy cerca» de aprobar su propia vacuna.

«Estamos invirtiendo en el desarrollo y fabricación de las seis principales candidatas para asegurar su rápida distribución, y las Fuerzas Armadas están listas, listas para entregar la vacuna a los estadounidenses tan pronto como la primera esté del todo aprobada», manifestó. «Y estamos muy cerca de esa aprobación», añadió.

Trump prometió que en el momento en el que una de las candidatas sea aprobada ya estarán disponibles 100 millones de dosis para inocular a los estadounidenses y también aseguró que «poco después» se producirán 500 millones más para el resto del planeta.

Según el mandatario, los esfuerzos de su Ejecutivo para lograr la vacuna son «la mayor y más avanzada operación de este tipo en el mundo y en la historia». Aunque Trump ni se refirió ni fue preguntado por la vacuna rusa, sí lo hizo su secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, que subrayó que «el punto no es ser los primeros, el punto es tener una vacuna segura y efectiva para los estadounidenses y para la gente en el mundo», al tiempo que reclamó al Kremlin «datos transparentes».

Azar también indicó que espera tener «decenas de millones» de dosis disponibles para diciembre, pasadas ya las elecciones presidenciales de noviembre.

En la misma línea se expresó el principal epidemiólogo del Gobierno de EEUU, Anthony Fauci: «Espero que los rusos hayan probado definitivamente que la vacuna es segura y eficaz. Dudo seriamente que lo hayan hecho».

Por su parte, el jefe de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) -la agencia gubernamental norteamericana encargada de dar el visto bueno a la vacuna-, Scott Gottlieb, insinuó que el anuncio de Moscú «puede ser otro esfuerzo para avivar las dudas o incitar a EEUU a forzar una acción temprana».

en enero. Entre tanto, el director del Instituto Butantam de Sao Paulo -una institución pública destinada a la investigación-, Dimas Covas, no descartó comenzar en enero a suministrar las primeras dosis de una vacuna diseñada por la farmacéutica china Sonovac.  «Hay mucha gente diciendo que es demasiado optimista, eso puede que sea para otras vacunas, pero no para esta», declaró en relación a la inoculación de dicha empresa. 

Hasta el momento, según detalló, los ensayos se están llevando a cabo en seis estados, con una participación de hasta 9.000 voluntarios en una docena de centros de investigación. Covas se mostró muy confiado con el desarrollo de la vacuna por la firma china y afirmó que «será la más rápida en llegar al mercado». A su vez, avanzó que en estudios previos realizados sobre 744 personas, el 90 por ciento de ellas han logrado la inmunidad.

«Estamos ante un escenario muy serio. Hay gente usando tonterías, cloroquina y hidroxicloroquina, pero si tuviéramos una vacuna segura, con una efectividad del 30, o del 50 por ciento sería de suma utilidad. En Sao Paulo el 90 por ciento de la población es todavía susceptible de contraer la enfermedad», expresó.