Vocación riojana, estética italiana

Bruno Calleja Escalona
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Santa Teresita nació hace 70 años al calor de la expansión de la ciudad. El templo, diseñado al gusto barroco y renacentista, tuvo momentos de gran actividad parroquial, alentada por Acción Católica

El templo, en plena construcción, en una fotografía tomada en 1955. - Foto: Archivo Municipal de Logroño

Para una iglesia, 70 años de vida no son demasiados, pero a falta de una larga historia, Santa Teresita, 'vecina' del parque Gallarza, puede presumir de una estética singular de inspiración italiana y de años de dinamismo en su actividad parroquial.

Como la mayoría de parroquias surgidas en el siglo XX, Santa Teresita debe su existencia a la expansión urbanística de Logroño hacia el sur. El nombre de la parroquia, junto con las del Sagrado Corazón de Jesús, El Carmen y Valvanera, lo pronunció el obispo Fidel García en sus bodas de plata episcopales el día 26 de mayo de 1946. El 20 de febrero de 1947, el nuevo templo comenzaba su andadura, aunque sin un edificio propio. El primer párroco tomó posesión en la iglesia de Carmelitas, de la que dependió la recién creada parroquia hasta 1951, cuando se habilitó una nueva capilla en el 2 de la calle Menéndez Pelayo, el día de Todos los Santos. Los comienzos fueron difíciles, pues hubo que ornamentar la nueva capilla; sin embargo, el número de fieles aumentaba rápidamente. 

Pronto, Santa Teresita vio crecer su popularidad gracias al auge de Acción Católica. El 5 de enero de 1953 se decidía la construcción de la nueva iglesia, que comenzó a edificarse ese año, inspirada en las iglesias barrocas italianas y con algunas líneas del renacimiento. 

El proyecto lo redactó el arquitecto Luis de Carrasilla y las obras corrieron a cargo de la empresa Arco S.A. La colocación de la primera piedra debió ser solemne pero sencilla. Lo que sí tuvo más resonancia fue el acto de inauguración, el 20 de octubre de 1957, con presencia del obispo y demás autoridades eclesiásticas, con procesión desde La Redonda y misa solemne en la propia iglesia.

Con la apertura del nuevo templo, la vida parroquial aumentó de forma considerable. Además, continuaron los movimientos de Acción Católica. Con el paso de los años, la apertura y construcción de nuevas calles permitió a la parroquia seguir creciendo. Entre los años 1975 y 1976 se reformaron algunas partes de la iglesia y las construcciones aledañas. En esa época llegó el retablo, procedente de la iglesia de Zarzosa, del siglo XVI. Igualmente, se trabajó en las dependencias de la torre. En 1981, el histórico párroco Gerardo Capellán dejaba el templo. El 2 de mayo de 1990, el Ayuntamiento anunció la construcción de una nueva iglesia en el parque Gallarza, si se cedía la existente para hacer un aparcamiento subterráneo. Pese a la aprobación inicial, pronto surgieron voces discordantes que apoyaron el mantenimiento del templo en su lugar. Finalmente y tras muchas reuniones, la feligresía decidió conservar la iglesia como estaba. Sin embargo, se le sometió a otra reforma en 1993, dándole el aspecto actual. Las obras terminaron el 7 de mayo de 1995 con la reinauguración. Poco a poco, la actividad parroquial ha ido decayendo, en gran parte por el envejecimiento de la población.