Un negocio bien forjado

Bruno Calleja Escalona
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De un humilde taller, Marrodán y Rezola creó una firma señera de maquinaria y metal. Su ferretería en Delicias era un icono

Imagen de la primera parte del siglo XX de la ferretería en la esquina de Vara de Rey con Delicias. - Foto: Colección Taquio Uzqueda

Corría el siglo XIX y la industria despegaba en Logroño. El ferrocarril y la desaparición de las murallas atrajeron a la ciudad a grandes empresas. Uno de los emprendedores de la época, Juan Ermigio Marrodán, descendiente de Arnedillo, abría en 1851 un taller al que llamó Herrerías en la Ronda del 7, que luego se trasladaría a la calle Juan Lobo. Era el germen de la que luego fue una de las empresas más importantes de la ciudad. 

El salto definitivo lo dio su nieto Salustiano al trasladar la empresa a la esquina de las calle Delicias (actual Miguel Villanueva) y Soria (Vara de Rey) en 1885. Había empezado a trabajar con su padre a los 12 años en la maquinaria del hierro. Junto a su hermano Dionisio, a la muerte de su padre en 1879, heredó la empresa siderúrgica, cuyas piezas viajaron a exposiciones nacionales e internacionales, como París, en 1878. 

Al fallecer Salustiano Marrodán en 1913, le sucedió su hijo Francisco, que le dio un nuevo empujón a la industria al unirse a su cuñado Marcos Rezola, lo que hizo que en 1915 la empresa llevase los dos apellidos en su nombre. Marcos había empezado a trabajar con su padre en la empresa en 1909. Tenían la mejor maquinaria del momento y de sus talleres salían aperos agrícolas y hornos, entre otros productos. Además, reparaban material averiado.

El viejo inmueble dejó paso a un moderno edificio y el local es hoy una entidad bancaria.El viejo inmueble dejó paso a un moderno edificio y el local es hoy una entidad bancaria. - Foto: IngridEn 1920, Marrodán y Rezola realizó las partes metálicas para el nuevo Hospital Militar. En sus fraguas se forjaron columnas y vigas, mucho más resistentes que las de madera, para casas de nueva construcción. La calidad de sus creaciones alcanzó pronto renombre nacional e internacional. Una muestra de sus trabajos es el puente metálico de Ortigosa de Cameros.

En 1929, Marrodán y Rezola se conformó como una sociedad limitada y en 1958, se transformó en SA. La ferretería, en la esquina entre Delicias y Vara de Rey, fue referencia en Logroño y para personas de muchos pueblos.

En 1976 la empresa trasladó la factoría a Lope de Vega; y en 2001 se ubicó en la Portalada, donde sigue su sede actual. Entre los trabajos de Rezola-Marrodán en época reciente están piezas para el nuevo estadio San Mamés de Bilbao. Ya sea por sus famosos folletos publicitarios o por ser la ferretería de referencia muchos años, el nombre de Marrodán y Rezola estará siempre ligado a Logroño.