Lo sabe todo el mundo y sobre todo lo sabe la Moncloa: como en la cumbre de la OTAN en Madrid no se produzca un encuentro privado entre Biden y Sánchez, desde el punto de vista español la cumbre será un fracaso.
No es ningún secreto que Sánchez está empeñado, obsesionado, con borrar la imagen de aquellos metros suplicantes, humillantes, en un pasillo de Bruselas en el que el presidente americano ni se dignó mirarle. Ni la imagen de la reunión del G-20 en la que Sánchez se acercó a saludar a Biden y el estadounidense, al menos le saludó con una sonrisa pero que no duró ni un minuto. Ahora, en Madrid, Pedro Sánchez será el anfitrión, y qué menos que el superjefe de la OTAN, más allá del secretario general Stoltenberg, se reúna con el presiente español. Aunque solo sean diez minutos, aunque solo sean cinco. Sánchez merece un mínimo respeto-
Lo merece aunque el presidente estadounidense no olvida el mal trato de Zapatero a la bandera, ni olvida sobre todo que Sánchez gobierna con un partido populista comunista que detesta a Estados Unidos, detesta la OTAN, protesta por el dinero que el gobierno ha destinado a la cumbre de Madrid y se ha negado a acudir al acto con el que se conmemoraba el 40 aniversario de la adhesión española. Y encima ese partido coaligado con Sánchez mantiene ciertas relaciones con Rusia y no acaba de condenar la invasión a Ucrania y las matanzas a civiles. En esta cumbre además la atención máxima se centrará en Ucrania y en la petición de adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN para protegerse de Putin, que amenaza con un ataque nuclear y la tercera guerra mundial.
Biden es muy consciente de que España es el penúltimo país de la OTAN que destina menos dinero a la Defensa, solo Luxemburgo está detrás. Y a Biden, seguro, también le preocupa el escaso apoyo que ha prestado Sánchez a sus servicios de inteligencia ante la crisis vivida recientemente. Una situación que pone en riesgo la colaboración, hasta ahora excelente, entre el CNI y los servicios estadounidenses.
A pesar de todas estas razones, Biden tiene muchas otras para dar un caluroso apretón de manos a Pedro Sánchez y cambiar impresiones sobre asuntos de la máxima relevancia.
Que tanga en cuenta, por ejemplo, que es fundamental para Estados Unidos la base de Rota, donde el gobierno español no ha puesto ningún inconveniente a su uso en conflictos internacionales. Y que tenga en cuenta Biden que aunque Sánchez no sea capaz de meter en cintura a los ministros de Podemos, la mayoría de los españoles son conscientes de que la seguridad española depende en buena parte de esa Alianza en la que tanto manda Estados Unidos.
Pero sobre todo que tenga Biden en cuenta que la cumbre se celebra en Madrid, y qué menos que ser amable con el presidente español. Es un asunto de cortesía, de educación.