Los puntos de venta digital colocados en 20 pueblos no calan

Feli Agustín
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Los totems táctiles instalados en el medio rural para adquirir productos frescos ofrecen resultados desiguales y sus artífices son pesimistas sobre su futuro

Una usuaria utiliza el dispositivo de compra en Bergasa. - Foto: Óscar Solorzano

La imparable y lacerante despoblación del medio rural, con las consecuencias sociales, económicas y medioambientales que acarrea, se ha colocado en los últimos años en el centro de la gestión política europea, cuyos responsables intentan poner en marcha iniciativas que palien este desafío. La escasez de servicios y productos subyace en este éxodo, de tal manera que gran parte de España, además de vacía, está envejecida.

En el marco de la lucha contra el reto demográfico, el Gobierno riojano dio el visto bueno a 16 proyectos de diversa índole -desde un comedor escolar hasta la creación de un espacio para microempresas-,  entre los que figura Vivo rural, pero dispongo de todo, que se concreta en la instalación de puntos de venta digital en pequeños municipios que permiten la compra de diferentes productos de alimentación, incluidas verduras, frutas, carne y pescado fresco.

El artífice de esta iniciativa es  la empresa de Calahorra Manantial de Ideas, especializada en formatos no convencionales de publicidad, que cuantificaron en 144.000 euros el proyecto, con el reparto de 20 totems móviles en sendas localidades de menos de 300 habitantes de los valles del Leza, Ocón y Jubera. Para hacer frente esta suma han contado con una subvención de 80.000 euros por parte del Gobierno riojano que ha permitido la instalación de los dispositivos  en  Bergasa, Herce, Préjano, Arnedillo, Munilla, Enciso, Grávalos, Muro de Aguas, Rincón de Olivedo, Pipaona, Cervera de Río Alhama, Santa Eulalia Bajera, Corera, Galilea, Ventas Blancas, Lagunilla del Jubera, Santa Engracia del Jubera, San Román de Cameros, Jalón de Cameros, Ajamil.

El objetivo del proyecto es «dotar de las herramientas necesarias a las zonas rurales, aportando así el alcance de servicios, con el fin de contribuir a mantener  la población rural y frenar el proceso de despoblación» y, semanas después de su puesta en marcha, entre los meses de junio y julio,  los resultados que ofrece son desiguales.

Así lo entiende Carlos Lázaro, responsable del proyecto y director comercial del equipo de Manantial de Ideas, que señala que «en algunos pueblos marcha muy bien y en otros, donde no se preocupan mucho, menos bien». Añade que hay municipios «que se han implicado más» y donde están llegando productos de manera habitual, pero reconoce que hay otros que «por mucho que hemos insistido, bien por los vecinos del pueblo o bien por el lugar donde se ha colocado el tótem, no ha habido manera». Insiste en el desigual funcionamiento entre los distintos pueblos y, mientras hay algunos donde el dispositivo está apagado, en otros  marcha «muy bien» y, aunque reconoce que no está yendo «al 100%», se muestra relativamente satisfecho. Lázaro señala que, en general es en Rioja Baja, en localidades como Préjano, Herce o Muro de Aguas, donde el desempeño es más satisfactorio que en el Valle del Leza, donde los pedidos se realizan «con cuentagotas».

Lamenta la escasa implicación de algunos de los hosteleros donde se han instalado los totems [en la mayoría de las localidades se han ubicado en bares],  lo que no favorece el éxito de la iniciativa. «Hemos preparado a los de los bares y si pierden un poco de tiempo en explicar su funcionamiento a los clientes, las cosas marchan», reflexiona el responsable del proyecto, que argumenta que una vez que se constata que el desarrollo es adecuado, se incrementa el ritmo y el volumen de las compras y funciona «el boca a boca».

Resalta que sin la subvención del Gobierno de La Rioja «sería impensable hacerlo» y agrega que se han comprometido a realizarlo durante un año. «Si la gente pidiera, sería viable sin ayuda del Gobierno, pero visto lo visto, no será posible sin subvenciones, pero no será porque no se ha intentado», afirma.