El explosivo Ulises de Joyce

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La obra maestra del escritor irlandés ha sido objeto de numerosos estudios desde que se publicó hace ahora 100 años y marcó un antes y un después en la Historia

El explosivo Ulises de Joyce

E ste año se cumple un siglo desde que la editora y fundadora de la librería estadounidense Shakespeare and Company, Sylvia Beach, se atrevió a publicar en París la novela más experimental, explosiva, ambiciosa y vanguardista de su época: Ulises, de James Joyce. Pocos textos han generado un impacto similar. La obra cumbre de este escritor irlandés marcó un antes y un después en la historia de la literatura, y con el tiempo, se ha convertido en uno de los volúmenes más extraordinarios del siglo XX. Tuvo que ser la ciudad de la luz la que diera el primer paso, ya que los impresores de Gran Bretaña tildaron el manuscrito de «obsceno» y lo prohibieron, al igual que Estados Unidos. Un escritor irlandés errante emergió de las cenizas de la Primera Guerra Mundial con una reelaboración del mito griego que aún conserva el poder de conmocionar e intrigar, y tardó siete años en hilar sus ideas en un libro que ha sido objeto de numerosos y profundos estudios, críticas y controversias.

Será en febrero de 1922, y coincidiendo con su cuadragésimo cumpleaños, cuando Joyce recibe un ejemplar de la primera edición de su novela.

Ulises narra un día en la vida de Leopold Bloom desde las 8,00 horas de la mañana hasta la madrugada del día siguiente. Joyce escogió el 16 de junio de 1904, porque fue el mismo en el que se citó por primera vez con la que después sería su pareja, Nora Barnacle. El poco heroico y judío protagonista, Leopold Bloom, vagabundea por las calles de Dublín como alma en pena, y se asemeja a las aventuras del personaje creado por Homero, Odiseo, en un épico regreso a casa después de la Guerra de Troya. Varios expertos han encontrado toda una serie de paralelismos limgústicos, retóricos y simbólicos entre Ulises y el poema épico. Por ejemplo, el personaje de Molly Bloom, que sería la reinterpretación de Penélope, la mujer de Odiseo.

Además de esta similitud, también hay múltiples referencias a la mitología griega como Telémaco, Néstor, Proteo, Calipso, Hades, Eolo, Escila, Circe e Ítaca, entre otras. La obra de Joyce son 18 horas de un monólogo interior muy complejo, caótico a veces y excesivamente profundo. A Bloom le sucederán múltiples situaciones que le harán reflexionar sobre la relación con su esposa, Molly Bloom, la pérdida de su hijo, la relación con los amigos, su pasado y sus expectativas de futuro. Es una novela extensa: su original en lengua inglesa tiene 267.000 palabras en total, con un vocabulario de más de 30.000 y la mayoría de las ediciones consta de entre 800 y 1.000 páginas, divididas en 18 capítulos. La complejidad del texto también radica en los saltos temporales del presente al pasado y las distintas técnicas que emplea el escritor, pues cada capítulo tiene una estructura diferente. Es famoso el monólogo interior del epílogo de la novela protagonizada por la mujer del protagonista. Se trata de una extensa idea escrita, con una técnica narrativa exquisita, sin signos de puntuación, que tiene como objetivo explicar una historia que emula el fluir libre, espontáneo y desinhibido de los pensamientos de Molly Bloom.

El propio autor afirmó que, con la intención de alcanzar la inmortalidad, había introducido tantos enigmas y rompecabezas, que iba a mantener ocupados a los pensadores durante siglos discutiendo sobre el ejemplar. Y así ha sido después de haber cumplido 100 años.

Una auténtica obra maestra, comparada por su maestría con Dickens o Balzac, de un revolucionario vanguardista que rompe con todo tipo de reglas en un texto que pretende ser un canto a la vida, al cuerpo, a la conversación, y por qué no, también al alcohol, inevitablemente referenciado en la cerveza irlandesa más famosa: Guinnes.

La celebración del 'Bloomsday' 

La influencia de esta novela es tal que desde 1954, el Ulises de James Joyce tiene su propio día: el Bloomsday. Cada 16 de junio, la ciudad de Dublín se llena de actividades. Una iniciativa que surgió de un grupo de entusiastas escritores y figuras de la cultura irlandesa. Es una especie de recorrido literario y festivo por los espacios de la ficción novelesca y, desde entonces, hasta hoy, la iniciativa no ha dejado de crecer y traspasar fronteras, uniéndose recientemente y con motivo del centenario, hasta la capital española. Conferencias, bailes, desfiles, lecturas de pasajes del libro... para reconstruir los pasos de Leopold Bloom. De hecho, la identidad turística de la ciudad se ha construido a partir de las huellas que dejaron en ella autores como Oscar Wilde, Samuel Beckett, Jonathan Swift, Bram Stoker o el propio Joyce. El Bloomsday no se entiende sin la conversación entre la literatura, junto a la mítica pinta de Guinnes. Si a esto le añadimos que muchos lectores, libreros, camareros o bibliotecarios se disfrazan de personajes de principios del siglo pasado, se transforma en una fiesta perfecta para brindar por la vida al aire libre.

La magia del Bloomsday de Dublín radica en la fe, renovada anualmente, de que es posible entender mejor el texto de Joyce si se lee no solo con los ojos y el cerebro, sino también con los pies., ya que los pasos que los personajes de Ulises dieron por una ciudad poética, descritos por un escritor desterrado, se vinculan con los que un turista, interesado por la cultura del lugar que visita, puede dar por la misma topografía muchos años después.

Esa fecha se ha convertido en algo más que un festival literario descentralizado de la ciudad irlandesa: se ha vuelto global, con una agenda que incluye actividades en innumerables rincones de todo el mundo y que este año ha sido especial por el centenario