Críticas por el repentino cierre de los centros de día

Bárbara Moreno
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A partir de mañana tendrán que cerrar sin que se haya fijado una fecha para reanudar la actividad. Los afectados son más de 750 usuarios y casi 400 empleados que se quedan sin trabajo

Usuarios y una trabajadora de un centro de mayores en una imagen de archivo. - Foto: Óscar Solorzano

El  Gobierno de La Rioja ha decidido que los centros de día de la región cierren sus puertas a partir del sábado, una decisión motivada por la misma razón que cuando cerraron en el confinamiento, esto es, «por la vulnerabilidad de los usuarios de este servicio», según se anunciaba ayer en el Boletín Oficial de La Rioja (BOR). Así que, ayer mismo desde los centros de día avisaron a los familiares de los usuarios de este cierre, lo que para familiares significa «un descontrol, y una improvisación sin criterio, y con muy pocos día para poder dar solución». 

El presidente de la Asociación de Residencias y Centros de Día privadas de La Rioja, Gabriel Jimeno, explicó ayer a El Día de La Rioja que esta decisión, «no tiene base técnica ni ningún criterio sanitario ni razón». Yapuntó que lo peor de todo es que «no hay fecha de apertura, hemos preguntado en la Consejería de Servicios Sociales y nos han indicado que no hay fecha de apertura. Según apuntaba el Boletín Oficial de La Rioja se cierran hasta que se cumplimente la fase uno de vacunación contra el coronavirus, que podría ser incluso hasta marzo, o no sabemos en realidad hasta cuando, pero nadie nos saca de dudas».

Jimeno explicó que la tasa de contagios de los centros de día de La Rioja desde que comenzó la pandemia  es «muchísimo más bajo que el de los colegios y centros escolares», que no llega ni al 1%. «Y cuando se ha dado algún caso, se han cerrado las salas o incluso los centros de día, y los colegios no se han cerrado de momento aunque haya habido casos». Así insistió en que  «no hay ninguna razón que justifique el cierre, porque no somos un foco en ningún momento». 

Esta decisión de cierre afecta a más de 750 usuarios que se quedan sin este servicio en la región. «Y este servicio no es un capricho para las familias ni para evitar atender a los mayores, estas personas vienen a los centros porque es necesario. Vienen por absoluta necesidad, además de que se les estimula de forma cognitiva y física, se les ofrecen recursos sanitarios, se les controla la y cuidados». 

Este servicio ofrece equipamientos diurnos de atención sociosanitaria donde los mayores con algún grado deterioro físico o cognitivo, discapacidad sensorial y de movilidad reciben atención especializada. Ofrecen el servicio de lunes a sábados.

Y el cierre de los centros también afectará a casi 400 trabajadores. Unos tendrán que acogerse un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) «y en otros casos se tendrá que ver cómo se resuelve el cese del trabajo, porque aunque la mayoría de centros son públicos, no hay que olvidarse de que están gestionados casi todos por empresas privadas». Solo hay dos gestionados por el Gobierno riojano. De hecho, el mayor de todos los centros de día de La Rioja es el Gonzalo de Berceo de Logroño y es privado con 226 plazas, de las que 80 son concertadas.

Los centros ya estuvieron cerrados dos meses durante el confinamiento, en concreto desde el mismo 14 de marzo. «Pero no fue lo mismo, porque en esas fechas muchos familiares teletrabajan o también dejaron de ir a sus puestos, y pudieron cuidar de sus mayores».  En cualquier casi,según Jimeno, cuando se abrieron y volvieron, «el deterioro cognitivo y físico de los usuarios fue exagerado». Incluso en muchos casos no han podido recuperarse igual.

 ¿Y la vacuna?

Por otro lado está el tema de las vacunación. Teniendo en cuenta que los usuarios y trabajadores de estos centros de mayores tienen que ser de los primeros grupos en vacunarse contra el coronavirus, «¿ahora si cerramos no nos van a poner vacunar?, se preguntó Jimeno. «Aquí no hay más que improvisación, no hay criterio. Desde salud no sé si hay algún tipo de razón por la que nos quieran cerrar, pero desde servicios sociales no».

 

«Se morirán de pena, no de covid»

Mariluz es la nieta de Felisa, una usuaria de 99 años del centro de día Zona Sur que a partir del sábado ya no podrá ir. Su nieta se pregunta constantemente, «¿que voy a hacer con mi abuela a partir del lunes? ¿Dónde la voy a dejar?, ¿dejo de trabajar? ¿contrato a alqguien que no sé si tendrá coronavirus?», porque su madre, la única hija de Felisa, también es dependiente y no puede hacerse cargo de ella. Pero en realidad, lo que más le preocupa a Mariluz no es eso, sino la tristeza con la que recuerda a su abuela cuando en el confinamiento no pudo ir al centro de día, «no hablaba con nadie, no se metía en ninguna conversación, se apagaba poco a poco. En un centro de día les estimulan, y están con más gente, mi abuela es feliz». «Esto es inhumano y lo pienso yo y más familiares porque estos mayores se se morirán de pena, no de covid».