"A las máquinas les hace falta corazón"

Gustavo Basurto
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Entrevista con Eduardo Sáenz de Cabezón (Logroño, 1972), doctor en Matemáticas, profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad de La Rioja y un reconocido divulgador científico.

Eduardo Sáenz de Cabezón. - Foto: El Día

Se ha empeñado en demostrar al común de los mortales, incluso a los 'alérgicos' a los números, que las matemáticas son atractivas. Desde la televisión y su canal en Youtube, Eduardo Sáenz de Cabezón es una celebridad de la divulgación científica que procura humanizar las 'mates' y desmonta la idea de frialdad del cálculo y las ecuaciones. Lejos de trazar fronteras entre ciencias y letras, reivindica la filosofía y el arte en la ciencia, y la conveniencia de dotar de alma a las máquinas.

En unos días recogerá el premio al mejor contenido online positivo para menores de Fundación Aprender a Mirar, por su canal de Youtube Derivando;y su programa Órbita Laika, en La 2, es finalista. ¿Un matemático con toda esta notoriedad no es una rara avis?

Ya siendo matemático se es un poco rara avis. Está muy bien que en los últimos años la ciencia esté formando parte de las conversaciones de forma más habitual, como parte de la cultura. Siempre hemos reivindicado que no se hable de cultura y de cultura científica, sino que la cultura científica forma parte de la cultura. Esto nos hace caer en la cuenta de la importancia que tiene la ciencia en nuestras vidas y de que nos puede gustar. Por otro lado, es muy importante que, como población, tengamos un nivel básico de conocimientos científicos y de aprecio por la ciencia; eso nos permite, en momentos como los actuales, tomar decisiones adecuadas. De eso también depende la resolución de los problemas, no solo de que unos científicos desarrollen una vacuna, sino que nosotros nos la pongamos.

¿Circula mucho bulo científico?

Hay un fenómeno que se da en las redes que es la amplificación de los extremos. En las redes sociales parece que somos más extremos de lo que somos; en realidad no hay tanta información acientífica, al menos en España, donde las tasas de vacunación (por covid) han sido de las más altas de la Unión Europea y eso se debe no solo a que tenemos un buen alineamiento con la política científica, sino a la confianza en nuestro sistema de salud. De vez en cuando hay que desmentir algunas cosas, pero no es tanto como parece. 

¿Se siente más a gusto divulgando ciencia en televisión o en la red?

Como más cómodo me siento es investigando, con las matemáticas, pero también en los escenarios. Son medios diferentes. Estoy encantado en Youtube, donde soy un poco más dueño del contenido, y en televisión estoy alucinado y me encanta la precisión, la profesionalidad y el cuidado con que se hacen las cosas.

Órbita Laika le puso en la 'órbita' del gran público. ¿Se acabaron los monólogos en los bares donde empezó?

No, de hecho sigo actuando en los bares de vez en cuando. Estuvimos en Actual con el espectáculo nuevo que tenemos con Big Van Ciencia y probablemente en junio volvamos con el espectáculo en Logroño. Pero la televisión, en mi caso con Órbita Laika, tiene ese poder de hacerle a uno conocido para el público en general. Es curioso que según los tramos de edad, hay quien me saluda por la calle porque me reconoce de Órbita Laika y otros porque me ven en Derivando, el canal de Youtube.

¿Sus programas despiertan más vocaciones científicas que las clases de Matemáticas en la facultad?

Probablemente despierten más gusto y curiosidad por la ciencia. Que eso se traduzca en vocaciones científicas, no lo tengo estudiado. Sí hay gente que me dice que se animó a estudiar Matemáticas viendo vídeos. Si no despiertan vocaciones científicas, creo que por lo menos contribuyen a que se maten menos vocaciones, porque muchas veces hay gente que elige unos estudios huyendo de las matemáticas y de las ciencias y quizás esas huidas sí hayan disminuido. 

¿Algún nuevo proyecto de divulgación en mente?

Con Órbita Laika hicimos un podcast de 12 capítulos de 25 minutos, del que me siento muy orgulloso, y ahora estamos con Big Van con otro podcast. El mundo de internet está muy en boga y el podcast es muy bonito.  

¿Ser una estrella de la divulgación científica es un plus al dar clase; sus alumnos le siguen con más interés?

Puede ser que tengan curiosidad el primer día, pero luego el interés lo da el que uno trate de hacer interesante la materia. Hay que poner ejercicios y exámenes, porque muchas cosas se aprenden a partir de prácticas, del estudio y de la memorización. Lo que sí me da es la experiencia de ser capaz de ponerme en el lugar de los estudiantes. Trato de ser más cercano y explicar las cosas de manera que las entiendan mejor.

Usted está empeñado en hacer atractivas las ciencias, incluso a los más refractarios a los números. ¿Algún día las 'mates' dejarán de ser una asignatura hueso para tantos alumnos?

No creo tanto que yo haga atractivas las matemáticas, sino que las matemáticas ya son atractivas. Trato de ayudar a darse cuenta de eso. Hay que separar las matemáticas en global de la asignatura. La asignatura del colegio es preciosa, pero es verdad que la forma en que nos acercamos a ellas a veces está muy focalizada en obtener resultados inmediatos y no nos dejamos enamorar por ellas. También es verdad que ahora las matemáticas están de moda; la nota de corte y la demanda son altísimas y en nuestra facultad tenemos diez solicitudes por cada plaza. Y el mercado laboral absorbe a todos los matemáticos que salen de las titulaciones.

¿Que las empresas se lleven a los matemáticos plantea un problema de escasez de docentes en la enseñanza?

Sí, es un problema. Hay mucha demanda en las empresas, porque se ha visto que quien sabe analizar y resolver problemas y además tiene habilidades para el análisis de datos y para la informática es un valor para muchas de sus actividades. Ahora hay matemáticos en lugares donde antes no había; quizá ese perfil del científico sin especializar antes era un ingeniero de telecomunicaciones y ahora es un matemático. Por un lado, es una buena noticia, pero por otro nos estamos quedando sin matemáticos para la docencia.

Los algoritmos mueven el mundo. Los presidentes de las grandes compañías tecnológicas son los más ricos y conocidos, mientras que cuesta citar el nombre de un filósofo o el del último Nobel de Literatura. ¿Los números se han comido a las letras?

Uf...ojalá que no. Pero es verdad que los algoritmos están muy presentes en nuestras vidas y creo que todavía estamos en la época del deslumbramiento de internet y de las redes sociales y que cuando el remolino se aquiete, veremos más claridad en las aguas. Ahora mismo, los algoritmos y las redes sociales intervienen en muchas más cosas de las que probablemente nos demos cuenta y de las que quisiéramos. Creo que hay que estar atentos, pero mi impresión es que las letras y la parte de la filosofía que tiene que ver con el comportamiento moral y ético tienen un auge importante, porque estamos dándonos cuenta de que a las máquinas les hace falta corazón.

En el nuevo currículum de ESO pierde peso la Filosofía. ¿Es el signo inevitable de los tiempos?

Una cosa es que sepamos hacer muchas cosas y otra distinta que sepamos por qué hacerlas. Y ahí la filosofía y el arte tienen mucho que decir. Yo no soy especialista en educación y no sé evaluar muy bien los criterios del diseño de los currículos. Pero creo que debe haber una presencia curricular de la filosofía y de la ética, pero no solo con lo que está vinculado con los algoritmos, sino con la vida social y ciudadana. Debemos poner el foco en que eso se mantenga, pero creo que también las otras materias puedan incorporar el enfoque ético, de derechos humanos y filosófico, porque si no acabamos siendo repetidores de lo que otros dicen y no somos capaces de generar pensamiento.

También suscita polémica en la reforma educativa la posibilidad de pasar de curso con suspensos. ¿Tiene lógica en el caso de las matemáticas, donde la base es fundamental?

Repito que no soy especialista para evaluar esto. Hay que mirar desde una perspectiva amplia y ver qué es lo que está funcionando. Creo que la repetición no es un recurso que funcione demasiado. Es verdad que tenemos que asegurar que los conocimientos básicos se vayan adquiriendo para poder construir sobre ellos, en particular en matemáticas. 

Los empresarios TIC se quejan de que faltan ingenieros informáticos. ¿Hay un desajuste entre lo que ofrecen las universidades y lo que demanda la sociedad?

Nosotros estamos deseando tener más plazas, tanto en Informática como en Matemáticas, y me consta de que está el estudio de viabilidad hecho para aumentarlas. Nosotros también creemos que deberíamos tener más plazas. En esta demanda vamos juntos universidad y empresas y es de sentido común que se atienda.

¿Qué alimenta más la fuga de cerebros, la herencia del 'que inventen ellos' de Unamuno o el reclamo de mejores sueldos en otros países?

La carrera científica es difícil ahora mismo en España, porque la edad media de los científicos es muy alta. Hace poco leía que la edad media de los científicos titulares en el CSIC está por encima de los 55 años. Eso no  nos lo podemos permitir como país y debemos articular un sistema que no solo no deje escapar talento, sino que lo atraiga también. Y eso se hace con unas condiciones de trabajo adecuadas, no solo en retribuciones, que también, sino con estabilidad. No puede ser que la inmensa mayoría de los científicos más talentosos de este país, como por ejemplo los del Ramón y Cajal, estén entrados en sus 40 años y todavía no puedan permitirse alquilar o comprar un piso en Madrid o en Barcelona, no tener un salario ni una estabilidad para planificar su vida. Parece que objetivamente las condiciones de los científicos están en vías de mejora, pero está costando demasiado. Llevamos dos legislaturas con Ministerio de Ciencia y creo que debe tener como prioridad mejorar la estabilidad laboral de científicos y científicas. Es algo que queremos como sociedad, lo mismo que tener buenas carreteras.

¿Es posible hacer ciencia de nivel en regiones pequeñas, como La Rioja?

Sí se puede. Es verdad que al hacer grandes instalaciones merece la pena que las usen un mayor número de personas.Pero desde comunidades y universidades pequeñas, por supuesto que se hace ciencia y tecnología puntera. En la Universidad de La Rioja tenemos equipos punteros en casi todas las facultades. En los congresos científicos, yo no voy con la cabeza gacha frente a uno de Cambridge, ni mucho menos. 

Usted suele decir que las matemáticas sirven para comprender mejor el mundo en el que vivimos. ¿Cómo explican los números y las fórmulas la locura de la guerra?

Existe una rama matemática que se encarga del estudio de los conflictos, que es la 'teoría de juegos', que surgió en la Guerra Fría. Pensábamos que esto ya no lo íbamos a ver y los costes de una guerra están muy por encima de algo que se pueda cuantificar o evaluar. No hay balanza que soporte los muertos de una guerra.  

En la ciencia confluyen a veces lo mejor, como una vacuna contra el covid en tiempo récord, y lo peor, que es el diseño de armas mortíferas. ¿Es un problema irresoluble?

De hecho, en casi todas las guerras se han visto grandes desarrollos científicos y tecnológicos, porque quien tenga ventaja científica y tecnológica tiene una ventaja bélica. Y en tiempos de guerra se producen desarrollos científicos que son capaces de decidir, como se vio con la carrera por bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial, o lo vemos en la encriptación de la información, que se utiliza también como arma. Eso, por desgracia es así. Y aquí volvemos a hablar de cómo dotar de corazón a la máquina; tenemos que ser muy observantes de los principios éticos y morales que nos hagan progresar como sociedad. 

¿La pandemia ha espoleado las vocaciones científicas sanitarias? 

Creo que ha producido respeto por la ciencia y adhesión al sistema sanitario. Aunque parezca contradictorio, se pueden sacar cosas buenas de las situaciones malas y una de ellas es que hemos comprendido mejor cómo funciona la ciencia, que ha estado mucho más presente. ¿Eso provocará más vocaciones sanitarias? Puede que sí, pero para ello es condición que haya unas buenas condiciones en la carrera sanitaria. 

Por cerrar la entrevista en términos de esperanza , ¿qué fórmula propone para una sociedad mejor?

La base de la 'teoría de jugos' es equilibrar entre el bien común y el bien individual. Ese sería un buen mecanismo. Y tratar de ampliar el terreno en el que podemos trabajar todos juntos; sacar la ciencia de los debates partidistas e identitarios y que forme parte del terreno común. No que ciertas afirmaciones científicas sean de derechas o de izquierdas, sino poner la ciencia en el lugar desde donde poder trabajar todos.