La sequía merma los pastos y obliga a alimentar al ganado

Carmen Sánchez
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Los ganaderos se enfrentan a una situación «dramática» al estar los montes secos y los manantiales sin agua. El bovino y ovino reproductor está estabulado y la dinámica es vender todas cabezas posibles

Un ganadero da de comer a sus ovejas en una imagen de archivo. - Foto: Óscar Solorzano

La sequía que está padeciendo La Rioja está terminando de dar la puntilla a la ganadería, un sector que ve cómo la improductiva cosecha de cereal y la falta de agua están dejando el campo como un secarral, sin rastrojeras y mermando los pastos que nutren a los animales de la sierra. «Está todo arrasado y la situación es dramática; los montes están secos y los manantiales se están quedando sin agua», alertan desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de La Rioja. 

Esta situación está llevando a los ganaderos a suplementar la alimentación del ganado en pleno verano, una temporada en la que es habitual que los de extensivo puedan pastar en libertad y alimentarse aprovechando los recursos que proporciona el entorno natural. También se ha tenido que estabular al bovino y ovino que está criando, y no se descarta que el resto tenga que volver al establo en agosto.

El encarecimiento de los precios es otro de los problemas a los que tienen que hacer frente. En general, piensos, cereal y forraje se han doblado en un año. Solo la paja ha subido en torno a un 33% este verano. «La que está almacenada se compraba a 45 euros la tonelada y ahora está moviéndose en el campo, sin contar el transporte, en torno a 60 euros», se lamenta Rodrigo Fernández. Este ganadero reconoce que la sequía le ha obligado ya a alimentar a sus ovejas. Son 850 las cabezas que intenta sacar a pastar ahora en verano en el entorno de Briones, pero se ha encontrado con un problema, que «no hay rastrojera» por la caída de la producción del cereal. A consecuencia de ello, se ha visto obligado a «meter paja para ayudarles un poco», una situación como la actual que «no he visto nunca». «Siempre hay mermas, pero este año no hay nada», indica.

La sierra tampoco se libra de los efectos de la sequía, donde se concentran las explotaciones de extensivo que pastan ahora por los montes. Lo habitual suele ser que la alimentación de los animales se suplemente cuando se estabula el ganado con la llegada del tiempo invernal, en torno al mes de noviembre. Pero se están dando casos de ganaderos que ya han tenido que comenzar a dar pienso al ganado reproductor en el establo o plantearse hacerlo con el resto en agosto si no llegan las lluvias, que no han caído desde San Isidro a esta parte. Los principales problemas ahora se están concentrando en Rioja Baja y la zona del Cidacos y se están extendiendo a los Cameros y el Alto del Najerilla. «No ha llovido nada y hay muy poco pasto; mal viene si no llueve este verano», reconoce el presidente de la Asociación de Ganaderos de las Siete Villas, Pedro Medel, quien asegura que «como siga así la cosa, en agosto vamos a tener que alimentar al ganado». 

«Esto cada día se está agravando más y el panorama que se presenta no es bueno», denuncia por su parte el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) deLaRioja, José Domingo Ceniceros, quien dice que la sequía ha terminado por dar la puntilla a un sector lastrado por la subida de precios y, en el caso de las zonas de la sierra, por los ataques del lobo y la afección de la tuberculosis que se ha transmitido a través de la fauna silvestre.

Como ejemplo pone la cebada, que aunque «parece que ahora está estabilizada», cuesta entre 355 y 360 euros la tonelada en destino. También el pienso de forraje, que se ha recogido la mitad de la producción prevista por la sequía, con la hierba a 300 euros la tonelada. 

venta de ganado. La dinámica del sector es clara: desprenderse del ganado para no tener que mantener a los animales a base de pienso. «Se está vendiendo a matadero ganado con menos peso que lo que es habitual; no queda más remedio», indica, al tiempo que reconoce que esta situación, de seguir como hasta ahora, se agudizará en otoño. 

En su caso, que gestiona una explotación en semiextensivo de unas 500 cabezas de  vacuno, ya ha comenzado a suplementar alimentación y a mantener a las vacas que están criando en el establo por la noche en vez de tenerlas pastando por el monte para evitar que el animal se quede bajo de peso por la falta alimento. Así también lo reconoce Fernández, quien planea desprenderse de un centenar de ovejas de las 850 que tiene y aguarda a la reforma de la PAC del próximo año para quedarse con «los animales justos», como prevé el resto del sector.

cadena alimentaria. El secretario general de UPALa Rioja se lamenta de que la carne que producen no ha subido de precio, cuando en la carnicería el producto que se comercializa sí se ha encarecido, por lo que exige que se cumpla la ley de la cadena alimentaria. 

Una denuncia que también realiza Fernández, quien pide un reparto más justo de las ganancias. «Lo que no puede ser es que el cordero cuesta entre 150 y 180 euros en la carnicería, cuando se vende sobre 65 euros», censura.