La llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia nacional del PP puso fin al principal conflicto interno que existía en la formación popular en ese momento. La batalla por el poder del PP de Madrid entró en vías de solución tras el congreso extraordinario de Sevilla y prueba de ello es que Isabel Díaz Ayuso tomará las riendas del partido en la Comunidad madrileña el próximo fin de semana, apenas 50 días después de la elección de Feijóo. Lo mismo ocurrirá en cuestión de días en Galicia, donde el líder nacional tiene que culminar el proceso de sucesión de manera modélica dada su condición de presidente.

El congreso autonómico del PP de La Rioja continúa, sin embargo, en compás de espera. Las grandes dificultades para lograr durante meses una lista de unidad que permitiera un congreso rápido ha perpetuado un problema que puede tener añadido un perjuicio mayor: llegar a finales de septiembre o comienzo de octubre no ya sin presidente orgánico sino sin candidato a la Presidencia de La Rioja. Este ha sido el principal hándicap al que tanto los precandidatos Alberto Bretón y Alfonso Domínguez, como otras familias internas del PP, han mirado con temor durante estos meses y al que se han referido en más de una ocasión públicamente. Y cada día que transcurra desde hoy hasta el próximo lunes (23 de mayo) acerca a los populares a ese escenario, en el que quien resulte elegido solo dispondría hasta mayo de 2023 de ocho meses para promocionarse como candidato y confrontar con Concha Andreu sus respectivos modelos de futuro para La Rioja.

 La fecha del 25 de junio para celebrarse el congreso circuló ayer como posible en algunos entornos del PP, una hipótesis que, no obstante, nació  ya con un recorrido muy corto dado que para que pudiera materializarse, la dirección regional del partido tendría que proceder a su convocatoria oficial de aquí al próximo lunes. Los plazos que marca el PP en sus estatutos para la celebración de congresos estipulan un mínimo de 30 días desde que la dirección del partido pulsa el botón azul, por lo que si esto no ocurre antes del próximo 23 se cumpliría el temor expresado por todos los precandidatos de tener que esperar a otoño, con todos los inconvenientes que han manifestado, como la falta de tiempo para preparar al aspirante y la tranquilidad que se le brinda a la actual presidenta de La Rioja, Concha Andreu, de no tener una alternativa debidamente articulada. Más aún, con un proyecto o modelo pendiente de acuñar para el periodo 2023-2027, porque eso es precisamente lo que los precandidatos Bretón y Domínguez quieren confrontar entre ellos al ser una de las diferencias que está en el origen de la tensa disputa interna. 

génova interviene. Descartar la fecha del 25 de junio, para la que hay escaso margen, conlleva esperar a septiembre u octubre para celebrar el cónclave en casi todos los supuestos. Tan solo podría llegarse a contemplar la posibilidad de un congreso en una fecha de julio si este fuese de una plena unidad fraguada en los próximos 20 días como máximo. Esta hipótesis estiman que tiene a su favor que el nuevo líder tendría el verano para darse a conocer, pero el inconveniente de que no es un mes idóneo para la participación de las bases, algo que se considera importante. Tanto, que aun existiendo unidad se descartaría con casi toda seguridad. 

Los últimos días han sido, en cualquier caso, de calma entre las familias del PP, tras el acto protagonizado por Carlos Cuevas hace dos semanas, con más de 350 afiliados. Tras este encuentro, Génova movió ficha y envió a la sede del PP de La Rioja a su vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, mano de derecha de Feijóo tanto en el PP gallego durante años como ahora en la estructura nacional. Desde el día que el emisario del presidente visitó Logroño y completó su agenda de reuniones en la sede popular, ni Cuevas, ni Bretón ni Domínguez han hecho pronunciamientos públicos sobre un congreso ante el que Cuca Gamarra, secretaria general, declaró en una entrevista a El Día de La Rioja el pasado viernes que se mantiene en un papel de «respetuosa neutralidad» y para el que reclama «generosidad» a todas las partes implicadas, por encima de los nombres propios.