Agoncillo vuelve al medievo vestida de punta en blanco

Cayetano G. Lavid
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Tras la pandemia, la villa vuelve a vivir un fin de semana inmersa en una atmósfera repleta de espectáculos y artículos artesanales

La percusión de los tambores, la armonía de las gaitas y el inconfundible sonido de la zanfona resonaron durante todo el fin de semana por las calles de Agoncillo, invadiendo la localidad de una inconfundible atmósfera medieval.

Cientos de riojanos se acercaron para vivir en primera persona las actividades en la plaza del castillo, escenario en el que se situaron las casetas de los vendedores de artículos artesanales y tuvieron lugar las representaciones. Estas fueron desde pasacalles musicales a batallas y espectáculos pirotécnicos que, sobre todo al atardecer, vivían su momento de mayor apogeo.

Jesús y Silvestre, reposteros de 'Flor y Nata' destacaban «una ambientación muy lograda» el fin de semana, donde han podido ofrecer dulces típicos de Calahorra. «Aunque costó arrancar, poco a poco se fue llenando», confesaban.

Los bailes y los instrumentos medievales acompañaron a Agoncillo todo el fin de semana.Los bailes y los instrumentos medievales acompañaron a Agoncillo todo el fin de semana. - Foto: Óscar SolorzanoTeresa y José Manuel, de 'Los Caprichos de Mona', también se van de Agoncillo con buenas sensaciones pese al fuerte viento que azotó su carpa, causando daños en varios de sus productos artesanales. «Ha merecido la pena por el ambiente y por la gente», aseguraban.

Pero sin duda, fue el sábado al anochecer cuando Agoncillo vivió su mejor momento, con la actuación de Luar na Lubre, que a ritmo de folk celtíbero puso a toda la plaza en pie con un concierto acorde a todo lo vivido el fin de semana.