Logroño espera a los refugiados rescatados

M. A. G-S.
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Tras cubrir 3.000 kilómetros, llegan a La Rioja parte de los 38 refugiados que pudieron escapar de Ucrania gracias a Un Viaje para la Esperanza

Jana, Tatiana y Timur, junto a Oksana y Sofía, ayer en Tain L'Hermitage - Foto: M. Á. G S.

Esta mañana llegará, finalmente, a la capital riojana Un Viaje para la Esperanza, iniciativa solidaria que partió el pasado viernes de Logroño y que, este lunes se despidió de Przemysl, en la frontera con Ucrania. Lo hicieron con treinta y ocho refugiados que huyen de la guerra y que se instalarán, provisionalmente, en el Sur de Francia, España y, por supuesto, La Rioja.

 

Por el retrovisor quedan 3.000 kilómetros recorridos desde la frontera ucraniana y dos noches de larga ruta. Las miradas vacías, poco a poco, recuperan su brillo al tiempo que, con el paso de las horas, sus rostros se relajan. Los 38 desplazados van recobrando el ánimo aunque las lágrimas, en cualquier momento, asaltan sus rostros.  Sus semblantes son la cartografía del horror dejado atrás.

 

Los siete últimos desplazados se sumaron al viaje en Dresde, localidad alemana a la que se arribó a primeras horas de la madrugada de ayer. Los siete, oriundos de Járkiv, la segunda ciudad de Ucrania y que como el resto de poblaciones ha sido castigada duramente por el ejército ruso, serán acogidos en Pamplona. Junto a ellos viajan Bafielka, un labrador que sigue con el rabo entre las piernas, y Busienka, un gato que se entiende a la perfección con este. Sus dueños, como tantos otros compatriotas, no han querido partir sin sus animales de compañía.

 

A primeras horas de ayer, el bus dejó atrás Alemania para cruzar Francia rumbo a Narbona. Tras una parada técnica en Tain L'Hermitage, Un Viaje para la Esperanza llegó entrada la noche a la capital del Languedoc, a pocos kilómetros de Cataluña. Aquí bajó la familia de siete miembros (padres, abuelos y tres niños) que se embarcaron en Cracovia y cuyos parientes acogerán en Barcelona durante los próximos meses. Partieron el 10 de marzo de Kiev. Llegaron el 14 a Cracovia, pasando previamente por Kosice (Eslovaquia) y, desde entonces, buscaban medio de transporte para poder desplazarse a Cataluña.

 

Al cierre de esta edición, el autobús puso rumbo a Toulouse, la ciudad que acogió a los exiliados de la España Republicana y en cuyas inmediaciones echarán raíces otras dos familias ucranianas. La siguiente parada programada era Bayona, donde familiares y parientes esperaban su llegada para, desde ahí, regresar con sus seres queridos a Burdeos y Dax, ciudad hermanada con Logroño.

 

El resto de la expedición llegará a España a primeras horas de este miércoles. Los siete desplazados de Járkiv se instalarán en Navarra, gracias a la ayuda de Cruz Roja, mientras que el resto desembarcarán en Logroño. Jana, Tatiana y Timur se quedarán en la región. Jana confía en que su madre puede escapar de Kiev, consciente de que su marido -enrolado como voluntario- no podrá abandonar el país.

 

Oskana, de 45 años, y su hija Sofía, de 14, llegarán a Logroño desprovistas de toda red familiar aunque, gracias a Un Viaje para la Esperanza, han encontrado acogida. Pero, sobre todo, huyen de Donetsk, donde permanece el hijo mayor que, por razones obvias, no ha podido acompañarlas. 

 

Anatoli y Valentina, de la mano de Svetlana, también arribarán a la capital riojana. Quieren bajar a Madrid donde vive su otra hija pero no saben si las instituciones madrileñas les podrán garantizar alojamiento. De no ser así, se quedarán en La Rioja, tierra en la que nadie se siente extranjero. 

 

Ninguno de ellos sabe cuándo regresarán a su país. Intuyen que el exilio será largo pero, de momento, respiran aliviados a la espera de tiempos mejores.