«No se nos permitió colocar unos carteles de Letizia»

El Día
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Encuentro con José Luis Jadraque Ruiz, Empresario, cofundador del Centro Cultural y Deportivo Alberite y cronista sempiterno de de las categorías del fútbol modesto riojano

José Luis Jadraque, frente a Muebles Rey. - Foto: Ingrid

Texto: Francisco Martín Losa Reportaje gráfico: Ingrid

Cuatro pasos adelante, dos a la derecha, dos a la izquierda y cuatro de nuevo atrás. Imagínense el tormento de un empresario que tiene que llevar adelante su negocio. Mediten en ese letargo intermedio de los minutos, bajo la presión de tomar una decisión, marcando el paso para salir de cualquier atolladero que se le ha presentado, con la ilusión de crecer, siempre contra el tiempo, los cambios y las transformaciones del mercado.

La travesía de la vida no es un camino de rosas y José Luis Jadraque Ruiz se lo ha ganado entre una cosa y otras. A sus 76 años, cumplidos en mayo, está descargado de la obligatoriedad del día a día, ya no está en los focos mediáticos ni persigue una noticia futbolística como en otra época.

Las ilusiones, que rumía, están en sus once nietos, mujer e hijos, por supuesto, conservando la vivacidad de siempre que, en otrora, le permitió escribir las crónicas, cuatro muchas veces, en  un solo fin de semana  de equipos modestos que José Luis, ponía  con las mismas ganas y pundonor periodístico como si fueran encuentros de la Champions.

Cuesta pasar a la jubilación. Vamos a ver cómo se empieza esta tarjeta de presentación: «Me ha costado la jubilación y llevó once años. Dejar de estar con la gente es lo que más he sentido, casi dos años, pero bien. Incluso hay personas  que me saludan por la calle todavía y tengo que recordarles que ya lo llevan todo los hijos, me gustaba hablar, ir a las casas a medir para la venta de un mueble, te cuentan sus vidas, ha sido una desazón pero, a los 65, me dice, hasta aquí: ha llegado mi hora».

El problema generacional en nuestro protagonista le ha venido sin ningún trauma: «En el negocio de Muebles Rey y Tuco, están los tres hijos, Diego y Alberto en Rey y el pequeño José Luis, en Tuco, que también lleva Calahorra. Las dos hijas son enfermeras en el San Pedro, me cuidan muy bien y ellas me recomendaron y animaron a que me operase de la próstata y todo salió perfectamente».

La oportunidad. De la escuela de Alberite, graduado escolar, cursos de formación de venta, curtido a lo largo de los días, José Luis pertenece a la generación del trabajo, el que fuera, y de horas, sin mirar el reloj.: «Me tiraba la venta y comienzo en Muebles El Barato, que echó la persiana y nos fuimos todos a la calle sin indemnización ni nada, al acogerse al cese de actividad por jubilación».

Tenía 49 años, estamos en 1.995 y cinco hijos que sacar adelante: «Me pasé un año en Intermuebles y la verdad es que, aparte del trabajo, llevaba unas contabilidades, algunas cosas de la cooperativa agraria también que compaginé con mis crónicas de partidos que ayudaron a mi economía familiar. Escribía de futbol los fines de semana, sábados y domingos, cuatro partidos. Empecé en El Correo y fui pasando por varios periódicos. Lo de Muebles Rey no era nada nuevo y lo conocía desde 1.969. Entré en la oficina, de administrativo y de ahí, a montar muebles, ayudando a los empleados en sus casas y ponía los inventarios al día con mucha paciencia».

Y le fue bien. Como se le atribuye a Quevedo aquello de que  cuando se busca algo hay que perseverar hasta conseguirlo, José Luis fue escalando puestos hasta jefe de tienda: «Muebles Rey era una franquicia, asentada en Zaragoza, de Antonio Rey y en 2003 me hice con el negocio junto a mi hijo mayor Diego, que estaba en Albelda. Cogimos la empresa y cuatro años más tarde, incorporamos Tuco, que pertenecía al grupo y entró mi hijo Alberto».

Pasando las de Caín. Los primeros años fueron de toma pan y moja: «Se vendía lo que quisieras pero en 2010 tocó la crisis. Lo pasamos muy mal, los proveedores importantes se portaron muy bien. Fuimos a visitarlos ante la dificultad de los pagos, que no podíamos hacer frente y, si eran las letras a 60, se aplazaron a 120 y así sucesivamente. El gerente de Muebles Rey, muy preocupado, me llamaba a diario pero nosotros teníamos fe en salir y salimos con la ayuda de los trabajadores que echaron el resto».

Como si se hubiera clonado la crisis, se enderezó el difícil momento y se recuperaron las ventas: «La tienda de Calahorra vino más tarde. Muebles Rey estaba en el polígono de Tejerías y la tuvimos que cerrar al año y pico porque carecía de clientes y, en plena crisis, no se desplazaba nadie. Había  días con cero visitas. Nos quedamos con Tuco en la Avenida de la Estación y va bastante bien. Nosotros basamos todo en la calidad. En Tuco, el público es de segundas viviendas o de alquiler y en Rey se vende más calidad, de clase media».

Un proyecto fallido. El tiempo no para y la historia de la evolución humana es una historia de supervivencia. Algo así ocurre con algunos proyectos: «La competencia fuerte, que tuvimos, fue Conforama en Las Cañas pero nosotros montamos todo y siempre es una garantía. Somos de los que, si el cliente, después de instalarle el mueble, no le gusta, lo retiramos, se devuelve el dinero y tan amigos».

Haciendo memoria, recuerda José Luis que «La tienda se abrió en 1995 y vamos camino de los treinta años para facilitar la construcción de viviendas en Avenida de Burgos y su entorno pero aquello no arranca y seguimos sin quejas de ningún vecino, no hay ruido, cuidamos mucho la parte exterior que da a nuestras fachadas y no hemos tenido ningún problemas con el Ayuntamiento. Teníamos que haber salido  en 2016 pero ahora está todo muerto y, salvo que apareciera algún promotor de viviendas, no lo hay por momento».

Ese pensamiento está presente y seguro que llegará en el futuro, como surgió crear un parque de concesionarios de automóviles para reunir todas las marcas que trabajan en el inicio de la carretera de Burgos: «Dijeron de ir a Las Cañas pero no se ha movido nadie, la afluencia de clientes es buena pero en Las Cañas, ¿ qué vamos a vender nosotros? Se habló de un estudio, donde ahora está Leroy Merlin de levantar un centro comercial a lo grande, en el que estábamos nosotros, con tiendas, bares y guarderías pero no salió adelante. Dicen que Vicente Urquía, que estaba en el Ayuntamiento entonces, lo desechó porque podía hacer un gran daño al comercio local de la ciudad».

Jadraque padre, y lo corroboran sus hijos, están a gusto donde están: «La mayoría de la clientela es de Logroño pero tenemos en la zona de Rioja Alavesa, sobre todo en Haro, en La Rioja Alta, en el entorno geográfico de las bodegas de este espacio. No es fácil movernos. Alguna vez hemos planteamos otra posible ubicación  pero, decididamente, nos quedamos donde estamos, con nuestro parking propio y el cliente aparca en la misma puerta».

Cronista futbolístico y cofundador del Alberite. Nuestro protagonista no es ningún «rara avis» y, como todo hijo de vecino, le gusta el futbol, en su caso, de contador de las pericias futbolísticas, que el saber no ocupa lugar: «A raíz del ascenso del Alberite a Tercera División, el futbol me ha gustado mucho. Estando de secretario del club, Ernesto Gordo, que estaba en El Correo, me propuso que hiciera las crónicas del Alberite en casa. Aunque el equipo descendió, me pidieron que siguiera a los equipos de Tercera, que eran el Berceo, Yagüe, Loyola, Balsamaiso y alguno más. Luego, los comentarios de los juveniles, el Logroñés tenía un equipazo, que se codeaba con el Bilbao, el Osasuna y la Real y, al final, me encargaron el seguimiento del Segunda B. Eran fines de semana a tope. Tenía un partido el domingo en la mañana y otros dos por la tarde. A veces, escribía cinco crónicas. Algunos periodistas me decían que era un caso canso pero, bueno, yo tenía mi estilo y contaba, minuto a minuto, lo que veía».

En este apartado, existe el defecto de no ponderar y situar a los futbolistas que Jadraque conoció cuando despuntaban y acabaron arriba: «Me acuerdo de José Ignacio, que estuvo en el Valencia y en la selección, estaban Jubera, Nacho Martín, Dulce y, más tarde, los hermanos García León. Con todos ellos, mantengo una buena relación. En 1995, colgué el bolígrafo al entrar en Rey».

Alberite, algo más que un club. El terruño tira y se lleva en la sangre hasta la tumba, seguro: «Le tengo mucho cariño al club, que es de mi pueblo y lo fundamos cuatro chavales. No teníamos ni campo y nos fuimos a ver al médico del pueblo, Marino Sáenz Andillo que nos lo cedió con la condición de que, si el club no salía, se cediera al Ayuntamiento. Todos los tractores se pusieron a nuestra disposición, nos entendimos con propietarios de otras fincas para ceder el paso y mira, la Sociedad Cultural y Deportiva Alberite ha estado a punto de ascender este año a Tercera. Ahora estoy desligado pero sigo sus andanzas, porque lo llevamos dentro pero no como hace años».

El fervor patriótico futbolero llevó a Jadraque hasta comprar las camisetas, que son de chocar: «Compré aquellas prendas, las únicas, porque no teníamos más dinero, que son como un tablero de Arlequín, con cuadros amarillos y azules, que no las hay en toda La Rioja. Me gusta mucho la pelota y he escrito alguna crónica aunque lo mío es el futbol».

Innovadores en la publicidad. El efecto mariposa se mide en espacio, tiempo y penetración del mensaje publicitario, que es donde busca su empresa, desde la franquicia. Tal es el caso de la «palabra Rey», «tú eres mi Rey» en sus diferentes originales propuestas y carteles, como el rey de los pobres, el rey eres tú.  «La casa ha sido siempre muy atrevida en unas campañas muy impactantes, jugando con la palabra «el Rey» y chocamos con la figura de la princesa Letizia, antes de ser reina y  desde Zaragoza se obligó a retirar toda la publicidad y cartelería. Queríamos hacer publicidad en Antena 3, y se nos dijo que no. Los creativos han sido siempre vanguardistas, caso Boris Izaguirre,  y saben atraer al comprador ».

No quiere irse por la tangente para salir de este cuello de botella en el que está metido ahora su sector: «Los gustos y las modas cambian muchísimo. En tiempos, vendíamos camiones enteros a Subero y Soares, una pasada, con chimeneas incorporadas y ahora eso no lo vende nadie. La gente joven quiere un mueble funcional, que no sea muy caro, que no sea para toda la vida. Luego, está la logística y los tiempos se eternizan cuando quieres traer algo de India, con unos colores de tela determinados para unos sofás que se venden muchísimo. Mis hijos llevan el negocio con mucho esfuerzo y siempre atentos a lo que marca la moda y el cliente, sin creernos más que nadie. La empresa fue reconocida con el Premio de Valores del Grupo COPE que nos hizo mucha ilusión».

Regalo de 50 años. Por placer y por compromisos del trabajo, José Luis y su esposa Mari Carmen le han dado la vuelta a la esfera del planeta.  Invitados o por placer han estado en China, Vietnam, Brasil, Tierra Santa y esta vez, por decisión de los hijos, repetirán Paris, manteniendo recuerdos y toda una vida de compañía. Como cualquier riojano que se precie, tuvo una viña en Alberite, cuatro fanegas que daban un clarete de excepción, elaborado en el mismo remolque.  Al final, por falta de tiempo, se la ha vendido a un amigo, ha cosechado todo blanco, y, hasta el gurú «Richar Parker la ha puntuado con una nota altísima».  Es cofrade de la Virgen de la Antigua, que es la patrona de su pueblo y miembro de la Cofradía del Vino de Rioja. Repetirá mil veces que tiene en casa a la mejor cocinera del mundo. Lo clásico.  Le gusta ver la forma de trabajo en que ha sido su vida sin perder curiosidad ni atención por el mundo que le rodea.  El tiempo nunca vuelve pero siempre empieza hacia adelante.