Obras son amores...pero no siempre. El anuncio del proyecto de reurbanización de la calle Duquesa de la Victoria, que fundamentalmente consistirá en consolidar con asfalto y hormigón la ordenación del tráfico y la creación del eje ciclista ya realizado el pasado año, no acaba de disipar del todo las dudas y recelos que ya expresaron en su día comerciantes y vecinos de esta céntrica arteria logroñesa. 

La nueva apuesta de 'pacificación del tráfico' del equipo de Gobierno de Pablo Hermoso de Mendoza introduce algunas novedades sobre el estatus de movilidad que ya tiene la calle ahora, pero parecen insuficientes para contentar al tejido social y comercial de la zona.

  «Quieren dejar una calle muy bonita, pero tenemos que vivir», se lamenta Inmaculada Matías, portavoz y secretaria de la Asociación Logroño de Todos y para Todos, que conoce el proyecto de reurbanización por la explicación vía telemática que ofreció el viernes el concejal de Desarrollo Urbano, Jaime Caballero, pero considera que apenas varía la configuración actual de la calle.

La relación de reparos que formula es larga: poco espacio para aparcamiento, el carril único de circulación se bloquea si una ambulancia o un vehículo de emergencias tiene que detenerse, dificultad de estacionamiento para los vehículos que trasladan ancianos a los centros de día, el eje ciclista de una sola dirección se usa en ambas, las dobles filas se han trasladado a calles aledañas, como Fermín Irigaray...

En tono crítico, Inmaculada Matías sostiene que el Ayuntamiento peca de «idealista» y se pregunta si lo que pretende es «volver a la época de las carretas». Cuestiona también la nueva limitación de velocidad a 20 kilómetros por hora, «a la que no circulan ni los patinetes», y el concepto de 'calles pacificadas', «porque aquí nadie estaba en guerra y ahora estamos enfadados».

La representante vecinal señala que aunque se anuncian 30 nuevas plazas de aparcamiento, «antes nos quitaron 150», en las que además habrá que estacionar en batería y marcha atrás. 

«Tenemos que comer». La reprobación del proyecto no es menor desde el ámbito comercial. «Que hagan lo que crean que tienen que hacer», dice con indisimulada resignación Enrique Rituerto, presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado del Corregidor, que apunta que todo el mundo comparte el reto de reducir la contaminación, «pero también tenemos que comer y si no pueden parar los coches, no vivirá nadie aquí».

Rituerto reprocha al equipo de Gobierno que no haya contado con la opinión de profesionales cualificados como abogados urbanistas, arquitectos o economistas antes de tomar las decisiones y se muestra contundente en su apreciación sobre la solución dada a la calle: «Lo de Duquesa de la Victoria es un desastre;han destrozado una calle que no tenía ningún problemas».

Relata que los comercios ya notan menos facturación, porque los clientes se van a los centros comerciales; que la carga y descarga es complicada; que no se puede parar el coche ni para recoger a personas con movilidad reducida y que el carril bici se usa en sentido contrario.

«Se miran en ciudades grandes, pero yo no quiero vivir en una ciudad dormitorio», apostilla Rituerto.

En la presentación del proyecto a la prensa, Caballero aseguró que en la reunión telemática del viernes  representantes ciudadanos propusieron añadir más arbolado, más bancos, fuentes y la reducción a 20 kilómetros por hora. El concejal se hizo eco de la petición de estos colectivos de aumentar la señalización en la zona del ciclocarril, ya que «hay personas en bicicleta que circulan en ambas direcciones por el carril bici», y anunció que el Gobierno local también trasladará este proyecto a los vecinos de la zona para que comuniquen ideas para mejorarlo.

De la pintura al hormigón

El proyecto de reurbanización de Duquesa de la Victoria, presentado el viernes a asociaciones, colectivos y colegios profesionales, consolida con obras la ordenación de tráficos puesta en marcha durante la pandemia con pintura y bolardos. 

Coste y duración. Las obras costarán 1,3 millones de euros y se desarrollarán en el tramo comprendido entre los cruces con Juan XXIII y Obispo Fidel García, con un plazo de ejecución de 6 meses. 

Más aparcamiento. Entre las novedades, habrá una zona de carga y descarga adicional a la actual junto al Mercado del Corregidor, y la creación de 30 nuevas plazas de aparcamiento, parte de ellas entre Marqués de la Ensenada y Albia de Castro, donde se estacionará en batería. Además, se plantarán 60 nuevos árboles.

Pasos elevados. Las obras, que se prevén licitar antes de fin de año, también incluirán la anulación de los semáforos actuales, salvo el de avenida Colón, y la elevación de todos los cruces peatonales y el estrechamiento de los carriles de circulación.