Los tractores se involucran en la extinción de los incendios

Cayetano G. Lavid
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José Víctor Alesanco explica cómo los agricultores de Baradán no se quedaron quietos y actuaron antes de perder sus cosechas para facilitar la labor de los bomberos

Remolino de cenizas formado en un terreno ya controlado. - Foto: Óscar Solorzano

Sucedió en el incendio declarado en Badarán y se repitió ayer por la tarde en Ciriñuela. Los agricultores no temen a las llamas y, si lo hacen, no tanto como las consecuencias de perder sus cosechas.

«A mí no me importa lo que le pase al monte tanto como lo que le pase a mi campo, porque es lo que me va a dar de comer», afirmó José Víctor Alesanco, uno de los 12 agricultores que, con sus tractores, decidieron formar parte del equipo de extinción junto a los bomberos.

«Con las herramientas que teníamos, cortamos rápidamente el terreno para que las llamas no pudiesen seguir engulléndolo todo. Así conseguimos poner a salvo toda la cosecha, que estaba a unos metros, mientras facilitábamos el trabajo a los bomberos que, con el fuego perimetrado, tenían mucho más sencillo el proceso de extinción».