El director del Máster en Neuropsicología y Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Aitor Álvarez Bardón, considera «curiosos» los datos que ofrece España porque menciona otros informes realizados con carácter global, que indican que, en general, en el mundo el abandono escolar ha aumentado durante la pandemia, al contrario de lo que ha sucedido en nuestro país. Señala que en los últimos años se ha «flexibilizado» la promoción de los estudiantes, lo que ha propiciado una reducción progresiva de las tasas de abandono escolar temprano.
«Esa flexibilidad está dando sus frutos, aunque no sabemos si se continúa en esta línea puede ofrecer resultados positivos a medio plazo;lo que es bueno para una cosa puede que no lo sea para otra», alerta este maestro en Educación Especial, que informa de que es un asunto que se está sometido a discusión «ante las dudas y la controversia» que genera.
Álvarez entiende que los últimos resultados de abandono escolar temprano que muestra el Ministerio de Educación, y que constatan diferencia con otros países, pueden responder a factores diversos, como la brecha digital. Aunque reconoce que la sufren muchas familias, que se han tenido que enfrentar a ella durante el periodo de educación online, entiende que su incidencia es inferior a otros países, una circunstancia que ha podido retener a los chavales en el sistema.
Al respecto, destaca que «el afán y el trabajo» realizado desde los centros educativos y diferentes instituciones para ofrecer la respuesta adecuado durante la pandemia ha sido «extraordinario» en nuestro país. «Ha habido una adaptación y el tipo de educación que estaban recibiendo los niños en ese momento y en las edades en las que más abandono escolar se produce ha sido de mayor acceso y más motivación que en otras circunstancias», reflexiona el profesor.
Álvarez, doctor en Psicología y Ciencias de la Educación, recuerda que estudiaban desde casa y «se ha sido más flexible en cuanto a los exámenes o las promociones», elementos que, en su opinión han podido favorecer que los alumnos no abandonen, «sino que se hayan enganchado a la rueda».
El director del Máster en Neuropsicología y Educación de la UNIR señala que nadie posee la fórmula para frenar la deserción de las aulas, pero plantea varias iniciativas que, en su opinión, podrían menguarla. Así, recomienda, a pesar de que ya se está llevando a cabo, profundizar en la orientación académica y profesional con los alumnos. «Pienso que nos ayudaría a orientar a los estudiantes hacia donde quieren ir;tendríamos un grupo amplio de estudiantes que no abandonarían y encontrarían interés en la Formación Profesional», estima este psicopedagogo, que aconseja perseverar en educar en competencias.
Entiende que los contenidos son «importantísimos», pero considera que una formación basada únicamente en la adquisición de los mismos y la evaluación tradicional a través de un examen favorece el abandono.
Apunta que en todo el mundo se plantea un debate sobre el cambio en la forma de enseñar, y reitera su convencimiento en que hay que enfocarla al desarrollo de competencias y poner en el centro del proceso de aprendizaje al estudiante para que él sea el generador de su propio conocimiento.
Destaca la necesidad de «personalizar» la educación para lo que, reconoce, es necesario acometer cambios «metodológicos y de pensamiento sobre cómo es la educación», que debe asentarse en metodologías «enfocadas a un trabajo más cooperativo», que depararía mayor compromiso por parte del estudiante. El alumno, «al generar sus propios conocimientos, favorece el desarrollo de otras dinámicas distintas, más adaptadas a sus intereses y características personales, de tal manera que esté más motivado e integrado en el sistema».