«Al ser mujer he tenido que demostrar que tenía buenas ideas»

Javier Alfaro
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Recientemente jubilada, se dedica en cuerpo y alma a la escritura, una afición a la que ya se dedica al 100%

La poetisa y escritora María José Marrodán, en la biblioteca pública de La Rioja 'Almudena Grandes'. - Foto: Óscar Solorzano

Orientadora y profesora de oficio, María José Marrodán ya ha jubilado oficialmente su faceta laboral en la Consejería de Educación y está plenamente centrada en su otra ocupación, la afición a la escritura y, más concretamente, a la poesía, «mi favorita, mi debilidad». Reconoce eso sí, que también disfruta escribiendo textos educativos, «ayudar es mi pasión, porque veo necesidades y si veo que sirven para algunos niños, es posible que sirvan para más, pero, además de los educativos, también me encanta el relato corto y la novela».


Actualmente, también ejerce de presidenta de la Asociación de Lectura Fácil de La Rioja, vicepresidenta de la Asociación Riojana de Escritores y es miembro fundadora de diversas entidades, como el grupo de recitadores A témpore, surgido en 2006 para facilitar la comprensión de la poesía recitando clásicos.


De la escritura en verso le gusta «todo: escribir, leer y nutrirse de palabras, recitarla, divulgarla, hacerla sencilla y bonita, y ver el efecto que mis textos causan en los demás».


Esta logroñesa confiesa que su gran asignatura pendiente es «una novela juvenil, de misterio y aventuras», que está escrita por partes, «pero que debo encajar, quién sabe, igual un día me inspiro y, además, es histórica», plantea entre risas. Es algo que «tengo ahí y de vez en cuando cojo, pero estoy más centrada en mis poemas y recitales, la poesía me llena más». De hecho sus últimos proyectos publicados son un libro «de poesía infantil, De qué está hecha el agua, y ahora estoy con 2 poemarios y 3 cuentos infantiles».


Para llegar a todo asegura que lo fundamental es «tener ilusión por hacerlo, que siempre tengo o me la invento, esforzarse y ser constante, como para cualquier meta de la vida, además de sortear imprevistos».

Asegura que escribe «cosas que le importan a otras personas, para ayudarlas y por qué no, para salvarme a mí misma de las múltiples situaciones que tiene la vida». La inspiración llega entonces «cuando voy por la calle, en anécdotas, en las cosas que pasan, en la vida, siempre visualizando una imagen que me suscite algo, en cualquier lugar puede surgir».

Echando la vista atrás y con una prolífica carrera de libros y proyectos, cree que para llegar hasta donde ha llegado ha tenido que esforzarse «algo más» que si hubiera sido varón. «Al ser una mujer con una personalidad propia, y madre centrada en mi familia, parece que tenía que demostrar continuamente que mis ideas eran buenas y cuando conseguía una, con la siguiente». 

Como presidenta del Ateneo (2002-2008) vió reconocido ese esfuerzo extra y se enorgullece de hitos como «reunir a los 30 ateneos de España con el premio a la Tolerancia, crear una sección infantil y juvenil, los concursos y actividades, y con ese éxito sanear las arcas en ese periodo, que costó mucho trabajo».