El desánimo reina entre los hosteleros de Laurel, una de las zona de pinchos más importante del norte de España que, antes del inicio del «peligroso y fastidioso virus», como lo califica el alcalde en su Bando, contabilizaba 72 establecimientos.

Después de un verano mucho peor de los esperado, para este fin de semana, en el que se debería haber lazando el cohete mateo, las perspectivas no son más halagüeñas.

 «Esperamos que estos días transcurran con normalidad;tal vez, con menos gente que en otros fines de semana de este septiembre porque, aprovechando que el lunes es festivo y no hay colegio, es posible que muchos logroñeses se vayan a su segunda residencia», vaticina el presidente de la Asociación de Hosteleros de la zona de la Calle Laurel, Fernando Elías, que informa de que están trabajando al 30% de lo habitual y estima que estos días la facturación caerá entre «un 15 y un 20%» sobre este porcentaje. «El pesimismo es el sentimiento que domina, combinado con la incertidumbre de no saber que va a pasar en otoño e invierno», comenta Elías,  que explica que San Mateo es uno de los cuatro momentos «clave, importante» para Laurel, al igual que Semana Santa y algunos puentes, y supone alrededor del 10% de la facturación anual. En medio del abatimiento, augura que entre un 10% y un 15% de los locales se verán obligados a cerrar, «algunos ye están en traspaso», y considera que se está siendo «injusto» con la hostelería. «Hay aforos, limitación de grupos.. ¿qué más nos pueden hacer?», se pregunta el hostelero, que asegura que cumplen estrictamente las normas. «No se ha producido ni un solo contagio en Laurel», asegura Elías, que invita al público a volver «porque los necesitamos».