Los ángeles de Pablo

Ana Torrecillas
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La rápida y eficaz intervención Marta, Patricio, Roberto y José que asistían al partido entre el Villegas y el Tedeón fue crucial para salvar la vida dePablo Fabián, futbolista del Villegas que sufrió dos paradas cardíacas en el campo

Marta Sánchez junto con Roberto Hilera y Patricio Jiménez en el hospital San Pedro - Foto: Óscar Solorzano

«No había vivido nada igual en un partido de fútbol», asevera Marta Sánchez, enfermera del Hospital de Leza y madre de un jugador del Tedeón que disputaba un encuentro con el Villegas el pasado sábado. Esta sanitaria fue la que coordinó un equipo sanitario improvisado para salvar la vida de Pablo Fabián, jugador del Villegas que cayó desplomado tras recibir un balonazo mientras jugaba un partido en el campo del Tedeón el pasado sábado. Aunque parezca increíble, la suerte estaba de parte de este chaval de 14 años porque junto a Marta, que vio desde el coche cómo se desplomaba, había un grupo de personas que actuaron con rapidez y mantuvieron la calma. Sin su ayuda, el final de esta historia podría haber sido diferente.
Una enfermera, un policía local de Logroño y padre de otro jugador y los entrenadores, se convirtieron en los ángeles de la guarda de Pablo. Todo comenzó con un balonazo que impactó de lleno en el pecho de Pablo y le produjo una parada cardiorespiratoria. «Vi la jugada y la trayectoria del balón y, luego, cómo Pablo daba unos pasos raros que me extrañaron. Después lo vi caer al suelo»,  recuerda Roberto Hilera, entrenador del Tedeón,  que corrió  al encuentro del muchacho para ver qué le pasaba. No fue el único, con él estaba,  Patricio Jiménez, segundo entrenador y José Vázquez, padre de uno de los chicos del Villegas y policía local de Logroño. «Pedimos a gritos si había un médico en las gradas y en seguida apareció Marta que se puso a dar órdenes con el objetivo de salvar al chaval», asevera.  

«Todo el que pudo colaboró de manera ejemplar; haciéndose cargo de los jugadores, despejando el campo, llevando mantas para tapar a Pablo, atendiendo a los padres… Fue un logro de todos», explica la enfermera.
Patricio Jiménez que también es  auxiliar sanitario participó en las labores de reanimación. «Rápidamente nos hicimos con el material médico del campo en el que hay un desfibrilador y  seguimos las indicaciones de Marta». 

«Nuestra actuación fue vital, porque los primeros minutos tras una parada cardíaca son esenciales ya que el cerebro deja de recibir oxígeno y, a pesar de que se recuperó la consciencia, esto puede provocar secuelas graves», advierte Sánchez.  Desde que se produjo el balonazo hasta que llegó la ambulancia medicalizada al campo pasaron 14 angustiosos minutos en los que reinó en la grada un silencio sepulcral. Pese a recuperarse de la primera parada cardíaca gracias a las maniobras de reanimación y recuperar la consciencia, Pablo sufrió una segunda. Una vez que llegó la ambulancia, los sanitarios lograron estabilizarlo y fue trasladado al hospital San Pedro donde ingresó en la UCI y se recupera.

ejemplo de deportividad. El resto de jugadores de ambos equipos vivieron con mucha preocupación lo que le había pasado a su compañero. Fueron testigos de primera línea del momento en el que se desplomó y luego fueron llevados a los vestuarios para despejar el campo y evitar que fueran testigos de un momento que pudo ser trágico. «Estaban muy impresionados», recuerda Vázquez, «pero cuando les contamos  que su compañero se había recuperado, ellos también se tranquilizaron y animaron».

«Al final, los jugadores son niños que están empezando a vivir en un mundo de adultos», afirma Hilera, «cuando entré en los vestuarios de mi equipo vi a los chavales  desconsolados.Pero a pesar de ello, he vivido uno momento deportivo muy bonito cuando finalizó el encuentro: los de uno y otro equipo se abrazaron. Lo he dicho en alguna ocasión pero creo que Pablo tuvo mucha mala y buena suerte, porque contó con la ayuda de personas adecuadas en el momento adecuado».
Todos los asistentes destacan el comportamiento ejemplar y valiente de los padres de Pablo que mantuvieron la calma pese al momento terrible del que eran testigos. «En ningún momento perdieron los nervios y eso que ver a tu hijo en el suelo, inconsciente y sin pulso, es muy duro», recuerda Sánchez. También coincide en ello, Jiménez, «fue impresionante la actuación de la madre del jugador, como se mantuvo tranquila pese a todo».
En el partido de ayer, los compañeros de Pablo tuvieron un recuerdo para él. «Preparamos unas pancartas y las desplegaron durante el partido contra el Comillas en las dábamos ánimos  a Pablo y le deseábamos una pronta recuperación», señala Eva Prieto, presidenta del Villegas.