Desde San Torcuato salen los vuelos

Javier Alfaro
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Volar un avión ultraligero ULM como los del aeródromo AeroRioja de San Torcuato, es más accesible de lo que parece. Ofrecen cursos para aprender a pilotar avionetas y para obtener el certificado de piloto privado, así como vuelos de prueba

Una avioneta ultraligera despega del aeródromo de San Torcuato. - Foto: Óscar Solorzano

San Torcuato puede presumir de tener más vuelos que Agoncillo. En las instalaciones del aeródromo descansan 25 aeronaves. Al frente de AeroRioja está, desde hace un año, el equipo comandado por Andrés Tonelli junto a dos socios más, que gestionan la instalación, el aeroclub y la escuela de vuelo. 

«Durante todo el año tenemos solicitudes para hacer cursos procedentes de los entornos urbanos de ciudades cercanas como San Sebastián, Pamplona, Logroño, Vitoria, Bilbao, Haro, Santo Domingo... en primavera se incrementan las solicitudes de primeros vuelos y detectamos que algunas personas después no vuelven porque sus intenciones eran más turísticas que formativas como complemento a una visita de fin de semana, pero algunas personas si que después vienen a aprender», indica Tonelli.

Se refiere a las introducciones al curso de vuelo, un viaje de prueba para descubrir las sensaciones de volar este tipo de avión y «poder decidir si interesa hacer una formación completa o si por el contrario con esa experiencia ha sido suficiente». Al contrario de lo que cabría pensar, «es una actividad relativamente asequible». Una hora de aprendizaje a volar con instructor en ultraligero son 160 euros y la de piloto privado unos 200 euros. Los requisitos necesarios para obtener el título «no distan del reconocimiento para el carné de coche y tienen una parte más teórica y la práctica». También se le puede alquilar una avioneta a quienes ya tienen el título.

En esas está Antonio Cadarso, de Laguardia, y que se dedica al mundo del turismo y la música. «Desde muy joven me gustaban las pelis, videojuegos y simuladores de vuelo. Llevo desde julio con el práctico y el teórico a la vez, es un curso cómodo y ameno, y me lo tomo sin prisa porque me gusta disfrutar de la experiencia. Volar en estos aviones deportivos es una sensación única y me gustaría seguir volando aquí e, incluso, probar el vuelo acrobático más adelante», relata.

El instructor de vuelo, Alberto Naya, tiene actualmente una decena de alumnos. Explica que «el certificado de piloto ultraligero, en vuelo depende mucho de la psicología, habilidad y capacidades. Por ley el curso tiene un mínimo de 15 horas de vuelo pero los alumnos suelen optar de media por unas 25/30 horas para verse totalmente seguros manejando el aparato». Respecto de la parte teórica, tiene una parte personal del alumno de «entre 60 y 80 horas de formación online» y otra presencial. «Son ocho temas y el tiempo de formación es de unos cuatro meses». Presume de que «en la escuela de AeroRioja el 100% de los alumnos que se presentan a examen lo aprueban».

El gestor de AeroRioja recuerda que la aviación es «un sector muy seguro, porque está muy vigilado, muy restringido y muy controlado, las aeronaves llevan exámenes rigurosos, no s epueden sobrevolar algunas zonas y en vuelo cada pocos minutos hay que comunicarse con la torre de control» (Vitoria-Foronda se encarga de La Rioja Alta). 

Como afición, «al final tiene unos costes similares a otros deportes de moda como el golf, esquí, windsurf, snowboard, y a quí vienen muchos aprendices jóvenes, también porque es una puerta al mundo aeronáutico y lo ven como una posible salida laboral, tras esta formación se puede acceder a la carrera de piloto comercial, con una demanda de profesionales muy elevada», apunta Tonelli.

Además, el aeroclub puede presumir de tener unos 40 usuarios habituales, ya que hay varios propietarios que cobijan sus propias aeronaves en las instalaciones de AeroRioja. «Por unos 30.000 euros tienes una ultraligera y se suelen juntar personas con esta afición para comprarla de forma asociada, compartiendo gastos, y que vuelan en su tiempo libre», afirma Tonelli.

Ubicación privilegiada.

San Torcuato, por paisaje, orografía y clima es una zona «privilegiada». Todo el norte de España carece de un centro como este porque «en Asturias, Cantabria, País Vasco o zonas próximas al Pirineo sería muy complicado volar aeronaves livianas». 

Además, para Tonelli, al situarse entre la Sierra de la Demanda y la Sierra Cantabria «goza de una gran heliofanía, el viento nos esquiva un poco y es ideal para dar instrucción porque hay muchos campos aterrizables» en caso necesario.