La guerra frena las buenas perspectivas del Rioja en Rusia

Feli Agustín
-

Exceptuando 2020, las exportaciones han crecido de forma continuada, el 15% el año pasado, una positiva evolución que las bodegas temen que se paralice

Sala de barricas, en una bodega de Rioja. - Foto: Óscar Solorzano

A pesar de que ayer las noticias eran algo más esperanzadoras, la guerra desatada por Rusia con la invasión de Ucrania, que alcanza hoy su noveno día y ya ha costado numerosas vidas humanas, amenaza con desestabilizar la todavía titubeante economía mundial.

Aunque no es muy relevante, el  valor de la balanza comercial entre La Rioja y los dos países afectados -las exportaciones a ambos no llegan a los 5,7 millones de euros, 2,74 a Rusia y 2,8 a Ucrania el año pasado-, hay una veintena de empresas que mantienen relaciones comerciales, con el vino como insignia, para el que Rusia fue el año pasado su octavo mercado. En 2021, la Denominación Rioja vendió en ese país 3,8 millones de litros, el 3,6% de los cerca de 106 millones que se comercializaron en el exterior, mientras que a Ucrania, según el director general del Grupo Rioja, Íñigo Torres, la cantidad es «poco relevante», inferior a los 300.000 litros.

Con una campaña promocional en marcha desde 2014, las ventas de los vinos de Rioja crecieron el año pasado el 15%, después de un retroceso del 7% en el caótico año 2020 para volver a recupera las cifras de 2019 -de 3,7 millones de litros-, que habían supuesto una subida cercana al 23% con respecto a 2018;dicho ejercicio también había firmado un incremento del 3,8% en relación al precedente . Por ello,  Torres confiesa su preocupación por la posible reducción de las ventas en un mercado de interés para Rioja.

«Aunque no es el principal mercado de la Denominación, va a resultar negativo para su conjunto, coincide Eduardo Sáinz, director general de Bodegas Riojanas que, aunque reconoce que no genera la misma incertidumbre que la provocada por el Brexit, el principal mercado de Rioja, señala que «el cierre de golpe de uno se los 'top 10'» es una mala noticia para el sector y el conjunto de la economía. «Quien más quien menos tiene ahí un mercado que iba en crecimiento y que de la noche a la mañana se cierra sin saber si va a ser un asunto coyuntural de unos meses o tendrá repercusión a más largo plazo»,  apunta, para constatar que es imposible saber cómo va a evolucionar el conflicto.

Explica que a su bodega la guerra le afecta de manera directa, pues exporta a ambos países en conjunto el 5% de su comercialización exterior y destaca, de manera específica, el caso de Rusia, donde mantienen una estrecha relación con un importador, con una trayectoria ascendente los últimos años. 

«Nuestros vinos funcionan y gustan», señala y, de hecho,  relata que hace tres semanas participaron en la feria de Moscú, donde confirmaron las «buenas perspectivas» de negocio. 

«Las operaciones en el mercado ruso quedan en stand-by, a la espera de lo que se despeje la incertidumbre sobre los mercados financieros o la evolución del rublo», argumenta el director general de Bodegas Riojanas, que teme que Ucrania quede en peor posición,  «pase lo pase e independientemente de que cómo se dirima políticamente, su economía quedará muy afectada, estará devastada».

Además de esta afección a su balanza comercial, augura una subida generalizada de precios, comenzando por los costes energéticos para ir provocando una reacción en cadena a otros insumos para la  elaboración y fabricación del vino, como la botella, cuyas plantas de fabricación se alimentan con gas.  Consecuentemente, se trasladará a los precios, lo que constituye «otro golpe más». Apunta que tienen un pedido pendiente de cargar, aunque no quedan afectados respecto a los cobros.

Contracción del consumo.  Borja Eguizábal, director general de Franco Españolas, también trabaja, aunque en cantidades pequeñas, en ambos países; de hecho tiene parado un pedido de Rusia y espera un pago, aunque reconoce que se mueve en medio de la incertidumbre.  

Teme que en Rusia, a pesar de  no sufrir como Ucrania los efectos de la guerra, la reacción al conflicto puede conllevar una contracción del consumo y caigan las ventas del vino, a pesar de que uno de sus importadores le ha informado que la situación es «normal». Destaca que es un mercado en expansión que, a excepción de 2020, mostraba un crecimiento sostenido, una evolución favorable que puede verse perjudica por una guerra que puede, de entrada, cancelar pedidos ya efectuados con las consiguientes pérdidas.

Los contactos que había iniciado un distribuidor de bodegas Gregorio Martínez para introducirse en Ucrania se han visto paralizados por un estallido de una guerra que amenaza también sus exportaciones a Rusia.

A pesar de que el miércoles se recogió un pedido con destino a ese país que se había realizado en diciembre, Mónica Martínez, responsable de la bodega, teme una interrupción de un tráfico más importante en valor que en volumen. «Casi todo son grandes reservas; son pedidos económicamente importantes», explica Martínez, que lleva cuatro años trabajando «muy contentos» con Rusia, mercado con el que han mantenido el negocio durante la pandemia. «Pienso que si no hubiéramos tenido el covid, habríamos crecido en ventas», afirma la bodeguera, que  indica que las perspectivas positivas se verán truncadas si el conflicto se alarga en el tiempo.

«Tras dos años de pandemia, ahora esto;no acabamos de salir», lamenta Martínez, al tiempo que confía en el que el conflicto no salpique a países vecinos,  como Polonia, con los que mantiene vínculos comerciales más estrechos.

 

Ucranianos de aquí y allí.

«Es una tragedia». Eduardo Sáinz, director general de Bodegas Riojanas, que patrocina al club de baloncesto Clavijo a través de Monte Real, una de sus marcas. En el club ya militaba un jugador ucraniano, Yevgen Sakhniuk, y han incorporado esta semana a otro, Artem Kovalov por razones, principalmente, de carácter humanitario. 

Se encontraba jugando con su selección en España cuando estalló el conflicto y «no sabía si volver y ayudar; quedarse y protegerse», cuenta Sáinz, que reflexiona que nadie esperaba que iba a haber «una guerra así, por las buenas, en Europa». Ambos jugadores tienen a sus familias en su país y viven una situación «terrible, es muy duro», constata Sáinz, que explica que fue Sakhniuk quien insistió al Clavijo en que fichara a su compatriota ante el escenario bélico en Europa. 

Borja Eguizábal, director general de Franco Españolas, relata que algunos de los aspectos de la vida actual en Kiev, la capital de Ucrania, donde «la gente está viviendo en el metro como refugio». Con el negocio interrumpido por la ley marcial decretada en el país, que impide la venta y consumo de bebidas alcohólicas, cuenta Eguizábal que su contacto en ese país está suministrando agua  y alimentos  a los soldados.  El responsable de Franco Españolas menciona el espíritu de resistencia surgido entre los civiles que, según le transmiten, «no quieren abandonar su país, lo que es suyo.