Secretos desenterrados

Feli Agustín
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La Dirección de Cultura considera «razonable» la solicitud de la Universidad de Burgos de seguir estudiando los 110 esqueletos hallados en la necrópolis de Grañón, datados entre los siglos X-XIII

La excavación de las 108 tumbas en el denominado yacimiento de La Magdalena de Grañón se llevó a cabo entre finales de julio y primeros de agosto de 2020. - Foto: El Día

Según recogen las Crónicas Najerenses, hacia el año 885, en el municipio de Grañón se elevaba un castillo por el que disputaron navarros y castellanos y del que no se conserva ningún vestigio. Al amparo de esta fortaleza, y en las faldas del cerro Mirabel, donde se levantó, fueron surgiendo pequeños barrios y aldeas,   San Martín del Castillo, San Miguel, San Juan, Santa María, San Millán y Santo Tomás, poblaciones que perviven en el periodo que transcurre entre la repoblación cristiana de la zona (siglo X) y la fundación del actual núcleo urbano de Grañón, en el siglo XIII.

Algunos de estos  primeros habitantes del último municipio riojano por el que atraviesa el Camino de Santiago han permanecido ahí alrededor de un milenio, hasta que en el siglo XXI fueron despertados de su eterno sueño por una obra, la construcción de la autovía A-12, que transcurre por el trazado de la N-120.

El yacimiento de La Magdalena, que se conoce desde 2008, fue excavado a finales de julio de 2020 y posó los ojos del mundo en esta pequeña localidad donde no dejaban de aflorar tumbas. Fueron en total 110 cadáveres de adultos, niños y recién nacidos los encontrados en la antigua necrópolis medieval, un descubrimiento que ha arrojado resultados «enormemente interesantes».

Tal es así que el equipo investigador, el Laboratorio de la Evolución Humana de la Universidad de Burgos, quiere seguir profundizando en él.  Así lo confirma la directora general de Cultura, Ana Zabalegui, que indica que su departamento, de acuerdo con el equipo investigador del yacimiento, valora la prórroga. «Quiere conservar los restos un tiempo más para seguir profundizando en ese trabajo, y es una propuesta que nos parece razonable, por lo que estudiaremos darle esa continuidad que solicitan», asegura Zabalegui, que define el hallazgo como  «prometedor».

Los hallazgos. El informe antropológico elaborado por el Laboratorio de la Evolución Humana de la Universidad de Burgos, y dirigido por la profesora  Rebeca García González, es el fruto del análisis de 110 esqueletos de adultos, niños  y recién nacidos de las 108 tumbas excavadas, de los que se ha podido determinar sexo, edad, estatura o  posibles enfermedades que han dejado marcas en los huesos.

El equipo ha logrado estimar la edad de 76 de los esqueletos y se constata el alto grado de mortalidad infantil:el 39,5% de los enterrados tenían menos de 12 años; más de la mitad (55,3 %) llegaron a la edad adulta, etapa en la que la mortalidad aumenta considerablemente, de tal forma que solo el 5,3% superan los 60 años.

 Respecto al sexo, ha sido posible identificar el de 59, de los que 33 son varones y 26 mujeres; los hombres tenían una estatura media entre 1,65 y 1,71 metros y un peso de entre 65 y 73 kilos;mientras que las féminas medían entre 1,60 y 1,67 metros y pesaban entre 57 y 63 kilos.

El análisis ha constatado que, salvo excepciones, todos los individuos presentan algún tipo de patología. Entre las dentales las más abundantes son las caries y las acumulaciones de sarro;muchos de ellos sufrían osteoartritis, principalmente relacionada con la edad y en otros con la realización de esfuerzos físicos; de hecho,  se han encontrado numerosas pruebas que constatan la realización de trabajos manuales.

«Resulta reseñable la elevada frecuencia de surcos preauriculares, interpretados como marcas de embarazo/parto; siete mujeres que habrían estado embarazadas o tenido hijos», señala el estudio remitido a la Dirección General de Cultura.

Teniendo en cuenta el número de individuos recuperados, «lo que abre la vía a análisis demográficos», el buen estado de conservación de los restos óseos y algunos aspectos, como el hecho de que muchas mujeres presenten marcas de parto, la doctora Rebeca García pretende continuar con el estudio de los esqueletos, petición que ha transmitido al departamento riojano de Cultura.

La actuación que baraja acometer se centra la digitalización de los restos -la mayor parte mediante el escaneado de las superficies y los restos infantiles y algunas patologías mediante tomografía- y un análisis de isótopos. Si el Gobierno regional aprueba la petición, a lo que se muestra muy favorable, los restos se cederían a la Universidad de Burgos por un periodo de entre tres y cinco años.