"Todo el mundo nos da cariño y eso no tiene precio"

Bárbara Moreno
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Liuda y su hija de 13 años han huido del horror de la guerra. Recién llegadas a Logroño, se recuperan en una familia de acogida de 15 días de agónico viaje. Su sueño es regresar pronto para reconstruir Ucrania

Ingrid - Foto: Liuda es una ucraniana que ha salido de la guerra

Terror. En una sola palabra se podría resumir el horror que sufren los miles de ucranianos que están saliendo de su país por el asedio e invasión rusa. Pero no se puede, porque, es inenarrable. Como dice la protagonista de estas líneas, una ucraniana que ha salido con su hija del país, «no se puede ni contar». Lamentablemente es un terror que se puede reflejar en las caras y el ojos en especial de los niños y mujeres que están recorriendo miles de kilómetros durante horas y horas para ponerse a salvo de la barbarie en lugares unos conocidos, otros muy desconocidos pero donde están encontrando ayuda y la solidaridad de sus paisanos que un día ya muy lejano salieron de Ucrania en busca de un futuro mejor. Pero también encuentran ayudas en ciudadanos vecinos solidarios y horrorizados con lo acontecido y sin que los grandes mandatarios de este planeta lo paren.

Estos días han llegado a La Rioja decenas de ucranianos a casas de familiares o de conocidos. Pero también a familias de acogida que no conocen de nada y en pocas horas han fraternizado. Anatoliy, ucraniano afincado en Logroño, ayudó a Liudmyla, a quien familiarmente llaman Liuda, y a su hija Yuliia de 13 años, a llegar hasta La Rioja desde Barcelona. Y ahora están en una casa de una familia de acogida en Logroño, en casa de un hada que lleva más de 15 días buscando por su cuenta cómo poder traer y acoger a ucranianos.

Liuda y su niña han tenido la suerte de encontrarse con este hada en su camino. Y este viernes un equipo de El Día de La Rioja estuvo es la casa donde Liuda se encontraba aún asustada pero pronto empezó a soltar sus sentimientos con un castellano casi perfecto que aprendió ya de niña porque el destino se la ha jugado más veces. Con 8 años fue afectada por el accidente nuclear de la central de Chernóbil en 1986 y la llevaron a Cuba en busca de atención médica. Allí empezó a conocer el idioma. 

El mismo día 24 de febrero, cuando comenzó la invasión en Ucrania, Liuda y su familia cogieron el coche e intentaron escapar de una ciudad en la que residen a pocos kilómetros de Kiev. Pero sus hijos varones, de 20 y 23 años, se quedaron para luchar, «es lo que tienen que hacer, es bueno». «Mi madre se quedó en mi casa con 10 animales, y me dijo: yo me quedo aquí, tu tienes que salvar a tu hija». Y eso hizo Liuda con todo su dolor, irse de su país y estuvo durante más de 20 horas conduciendo, hasta que llegaron a la frontera por los Cárpatos, para llegar a Eslovaquia, y llegar a Bratislava, pasaron varias noches. De ahí fueron a Barcelona, y en la ciudad condal encontraron por Facebook la llamada del ucraniano logroñés (Anatoliy) ofreciendo alojamiento en La Rioja, «y aquí nos han recogido con mucho cariño».

Liuda explicaba con los ojos llorosos que han estado durante 15 días huyendo del horror, «cuando pasamos la frontera todo el mundo nos ha dado su cariño, abrazos, y eso no tiene precio, no se puede pagar». Habla dos o tres veces con su familia y les cuentan que salen por las calles y se encuentran con muertos en las aceras, o partes desmembradas de cadáveres. «Hay partes de muertos por todos los sitios y no se puede ni caminar por la calle». Su madre le cuenta que lleva unas noches en las que se oyen los disparos más lejos y puede subir a casa a dormir. En La Rioja se siente bien, pero le gustaría volver pronto a su país, porque eso significaría que el horror ha acabado. Espera y confía en que así sea.

En Kiev hacían prácticamente toda su vida, sus hijos estudiaban allí, y ella también trabajaba, en una clínica veterinaria. Estancia que está semisoterrada por lo que ahora se ha convertido en una especie de búnker en el que recogen animales, los intervienen quirúrgicamente, pero también están atendiendo a personas «están operando o lo que haga falta», explica Liuda con la impotencia de que no puede ayudar, pero a la vez tranquila porque sabe que desde aquí también va a poder ayudar a los miles de refugiados que vayan llegando y el idioma también le ayudará. «El día 24 se acabó el covid, y esto no solo es la guerra, es lo que venga después, el país está destrozado, familias destrozadas, esto es un horror. Pero volveremos pronto para ayudar en la reconstrucción»,  dice Liuda a la vez que quiere agradecer a los españoles y riojanos su solidaridad y su entrega y todo lo que están haciendo por ellos.

Desde Sojuela, Lucía Matías ucraniana que lleva en España 20 años de los cuales 4 lleva residiendo en La Rioja, ha traído a unas cuatro familias, en total unas 15 personas con varios niños entre ellos, y gracias a solidaridad de un pueblo los ha podido instalar en una casas. «Pero tienen mucho miedo, llevan más de siete días viajando, hay niños que llevan llorando desde que salieron, lo han pasado muy mal, y eso que por el camino se han encontrado con gente muy buena que les han ayudado lo que han podido».

Precisamente este mismo fin de semana otra familia ha llegado con un unos bebés a otro pueblo riojano. Estos salieron, «o mejor dicho, escaparon de Kiev».

Lucía Matías explica que ella tiene su casa preparada por si quiere venir su familia. En Ucrania están sus padres, hermanos, sobrinos, tíos, primos, «pero de momento no quieren salir de allí. Yo les digo que vengan, que aquí van a estar bien pero no quieren. Yo tengo mucho miedo, mi niño está todo el día llorando porque es inevitable no darse cuenta de lo que está pasando. En mi trabajo se han portado muy bien y me han dado cinco días de fiesta para poder organizar la llegada de estas familias, pero tengo que trabajar ya», lamenta Lucía a la vez que se presta para ayudar a todas las familias y personas que vengan de su país.