La escalada de precios pone en jaque a empresas y familias

Pablo Sáenz
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Representantes de sectores afectados ponen de manifiesto que la guerra de Ucrania genera escasez de trigo y preocupa a la industria por los altos costes

De izquierda a derecha: Óscar Salazar, Eduardo Villar, María Mahave y David García en la mesa redonda organizada en la 7 La Rioja el pasado jueves - Foto: La 7 La Rioja

La guerra de Ucrania está acentuando la escasez de materias primas y, en consecuencia, el encarecimiento de los productos. Consumidores y empresas se están viendo afectados por la carrera inflacionista de los precios energéticos una semana después del inicio del conflicto. El gas, la luz y el petróleo impactan en diversos sectores. Además, la ruptura de las relaciones comerciales con Rusia y el bloqueo de Ucrania afectan, en especial, a las empresas alimentarias.

Tras más de un año y medio de escalada en la inflación energética, el lunes pasado el precio de la energía alcanzó un nuevo récord, situándose por encima de los 400 euros por megavatio hora (MW/h) en España, Alemania, Italia y Francia. David García, director de la consultoría Brener, advirtió en la mesa de debate celebrada en Punto de Encuentro de la 7 La Rioja el pasado jueves que «antes el coste de la electricidad en el sector industrial representaba un 5% de los gastos generales». De ese 5 por ciento, dada la situación actual y la escalada durante el último año, estos costes se están triplicando. «Para una empresa, pasar de un 5% a un 15% es un verdadero problema», lamentó García. 

«Si algo ha conseguido Putin es que décadas de reuniones de la Unión Europea ahora se están realizando en pocos días», apuntó el director de Brener. En esta línea, la UE se reunió el pasado jueves para abordar las medidas de urgencia a emprender para combatir la escalada imparable de la electricidad y el gas. El estallido del conflicto ucraniano ha puesto a Europa contra las cuerdas, también en ámbito económico y energético. Por ello, la Comisión Europea se ha visto obligada a reunirse y repensar el mercado energético actual. Si bien en la reunión del pasado jueves se intentó proponer un cambio en el sistema de fijación de precios, la UE se resiste a reformular las reglas del mercado para abaratar los precios de la energía.

Por otro lado, García señaló que España es el tercer país menos dependiente del gas ruso, algo por lo que «no habrá desabastecimiento», aunque sí se sufrirá «el aumento de su coste».

En cuanto a las materias primas, es época de siembra de cereal en Ucrania, el granero de Europa. El país produce el 11% mundial de este grano, además del 55% de aceite de girasol. Este año muchos de sus campos estarán llecos, devastados por el paso del conflicto. El paisaje no se teñirá de verde esta primavera, tampoco de dorado en verano. Ucrania se viste del color de la guerra. Según informó el pasado 6 de marzo Ukrzaliznytsia, la administración estatal de transporte ferroviario del país, los ferrocarriles están listos para la exportación de productos agrícolas como cereal o aceite de girasol. No obstante, desde la administración de transporte advirtieron que la guerra amenaza con escasez de producto al mundo.

 

MEDIDAS DE SUMINISTRO. Eduardo Villar, presidente de Ceopan, advierte que «no hay trigo en España». La actual, explica, «es una situación bastante complicada» que no afecta solo al cereal, también a otros insumos como el azúcar, los huevos o la leche. Es decir, a «todos los ingredientes que entran en las panaderías-pastelerías». Por ello, la semana pasada las harineras pusieron en marcha una medida por la que se suministra a panaderías y pastelerías con la cantidad de harina «que se gasta normalmente». 

Por su parte, Óscar Salazar, presidente de la UAGR-COAG, denunció en la mesa de debate que el gremio de agricultores y ganaderos llevan años movilizándose antes de la guerra de Ucrania y antes de la pandemia dados los «costes de producción históricos con unos precios de fertilizantes que han subido más del 200%». Advierte de una «situación límite» por la que las aseguradoras «ya no cubren los sobrecostes de producción». 

Salazar considera que para paliar la situación del gremio hay que «cambiar la política agraria». Una política que, tal y como explica, «ha apuntado que era más fácil y más barato traer de fuera que producir dentro». Por ello, «ahora ni fuera ni dentro, no hay nada en ningún sitio», lamenta. Ganaderos y agricultores también dependen del gas. «La producción no alcanza para pagar la energía. Son dificultades por todos los sitios». Por ello, «son necesarios cambios drásticos en la política agraria».

«Se tienen que poner las pilas en la Unión Europea y apoyar al sector primario para que la situación cambie», concluyó Salazar.