Logroño permitirá la extensión de las terrazas en invierno

Feli Agustín
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Hosteleros exigen que se mantengan «dos o tres campañas» y el Ayuntamiento se muestra «abierto» a nuevas estufas

Una cuadrilla toma un café en una terraza del centro de Logroño, antes del cierre de la hostelería. - Foto: Clara Larrea

La norma que decreta el confinamiento perimetral de La Rioja hasta el próximo 7 de noviembre, que ha entrado en vigor la pasada medianoche, contempla, entre otras restricciones, el cierre de todos los establecimientos a las 21 horas, excepto farmacias y locales de servicio de comida a domicilio, incluidos los de hostelería, un sector ya de por sí castigado en estos ya más de siete meses que han transcurrido desde la declaración del estado de alarma.

A este colectivo, además de autónomos y comerciantes,  los «que más están sufriendo seguramente con la pandemia»,  ha enviado el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza un mensaje de apoyo. «Estamos haciendo un esfuerzo para que se pueda desenvolver en espacios amplios, siempre con flexibilidad suficiente y con la máxima comunicación con todos ellos», afirmó el primer edil, que recordó que las terrazas de bares  y cafeterías han ganado espacio a costa de aparcamientos y zonas peatonales a lo largo de la pandemia.

Al respecto, avanzó que los establecimientos podrán mantener esta ampliación del espacio, al menos, durante la presente campaña otoño-invierno, periodo que no es suficiente para los hosteleros, que exigen que se prolongue, «al menos durante dos o tres años». Así lo demanda su presidente, Francisco Martínez Bergés, que justifica su petición en el gasto que es necesario efectuar para adaptar el espacio a las condiciones invernales. «Si tenemos que invertir una media de entre 5.000 y 6.000 euros para mamparas y otros elementos para solo un año no sale rentable», argumenta el hostelero que razona que se quedan en la «tesitura de decidir si me gasto 6.000 euros y no me da tiempo a amortizarlo o no me los gasto y no tengo a nadie».

Sobre estufas. El otro desencuentro entre hostelería y Consistorio llega propiciado por la existencia de estufas en las terrazas, que el Ayuntamiento, a largo plazo, quiere «reducir y eliminar» en consonancia con su política de sostenibilidad energética y «las tendencias en Europa», un objetivo, que según ha confirmado Jaime Caballero han aplazado. «Ante la situación que está sufriendo la hostelería, no es el momento de prohibir estas estufas», confirma el responsable de Desarrollo Urbano, que apunta que el «debate» lo ha generado la colocación de nuevas fuentes de calor en los espacios ganados para las terrazas durante la pandemia.

«En principio, la idea era no incrementarlas, pero no es algo que esté cerrado, es un conversación que tenemos pendiente con la hostelería», avanza el responsable municipal del área que, no obstante, razona que no se podrán aumentar en la misma proporción que las actualmente instaladas. «Ahí tenemos que alcanzar una solución consensuada y razonable», avanza Caballero, que señala que la misma decisión sería aplicable para los establecimientos que nunca han tendido estufas y ahora desean instalarlas. 

No obstante, insiste en que se ha de lograr una cifra «racional» de calefactores porque «la idea es facilitar el uso de las terrazas, pero limitar la expansión de estos».

«Si no nos dejan poner calor, ¿dónde va a ir la gente? A las casas y  a los merenderos, donde se están produciendo los mayores repuntes de esta pandemia», argumenta el presidente de la Asociación Riojana de Hostelería, que avanza que «todo el mundo» se va a ver obligado a hacer ajustes debido a las nuevas restricciones y vaticina que acarrearán pérdidas de empleo.  «Si a las nueve estoy cerrado, hay muchos empleados que me sobran», razona el propietario de la cafetería Ópera, que muestra su incomprensión por «haber sido los únicos, junto al turismo, en sufrir recortes».

Al respecto, se manifiesta partidario del toque de queda y de «que todo el mundo a las 11 de la noche tenga que estar en casa» porque, entiende, que «nadie se iría de botellones o merenderos», lo contrario que sucederá con el cierre de la hostelería a las 9 de la noche.

Sobre impuestos. Al respecto de las tasas de terraza que, entre otros impuestos, ha pedido bajar el presidente de los hosteleros, Caballero confirma que no van a variar «a pesar de que son bajísimas».  «Si comparamos lo que paga la hostelería por el uso del dominio público con el precio de la zona azul o los espacios privados es una tasa realmente muy baja», afirma el responsable de Urbanismo, que informa de que las nuevas terrazas, que están ocupando tres plazas de aparcamiento donde se pueden colocar unas seis mesas, están abonando al Ayuntamiento una cuantía que oscila entre los 300 y los 800 euros al año.

«En Pamplona están pagando el triple», afirma el concejal del área, que reitera que la tasa es «muy reducida».