Pablo Hermoso y Manzanares triunfan con un Urdiales magistral

Luis Ruiz (Efe)
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El rejoneador navarro salió a hombros tras cortar dos orejas del primer toro y el torero alicantino paseó un trofeo de cada uno de su lote (pero no salió en volandas) en una función en la que el diestro arnedano marcó la diferencia

Pablo Hermoso de Mendoza sale a hombros de La Ribera. - Foto: Ingrid

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, que salió a hombros tras cortar dos orejas del primer toro, y José María Manzanares, que paseó un trofeo de cada uno de su lote (pero no salió en volandas) fueron los triunfadores numéricos de una función, la de este domingo en Logroño, en la que Diego Urdiales marcó la diferencia.

La tarde no pudo empezar mejor, con una magistral exhibición de toreo a caballo de Pablo Hermoso de Mendoza, que cortó las dos orejas de un extraordinario ejemplar de Carmen Lorenzo tras cuajar una faena muy completa de principio a fin.

Diego Urdiales.Diego Urdiales. - Foto: Ingrid

Sacó a Regaliz de salida para encelar primeramente al animal, y, acto y seguido, poner ya ambiente de frenesí con un primoroso toreo de dos pistas montando a Talento. Con Índico firmó vistosos previos para clavar después con ortodoxia, muy en corto y al pitón contrario. Concluyó con tres cortas y un desplante sobre Corsario para, tras un efectivo rejón, pasear el doble trofeo.

José María ManzanaresJosé María Manzanares - Foto: IngridEl cuarto fue un toro más reservón y que se fue también apagando hasta aquerenciarse totalmente en tablas, y con el que Pablo Hermoso volvió a rayar a gran altura en una faena seguida con menos intensidad en los tendidos, pero que contó, igualmente, con pasajes de nota alta como los firmados con Berlín en banderillas. Pudo haber sumado algún trofeo más, pero el descabello dejó todo en una ovación.

Urdiales fue el que sentó cátedra de verdad en su tierra de cómo aprovechar y sacar todo el buen fondo que tenía el blando toro de Juan Pedro que le correspondió en su primer turno, un animal al que cuidó en varas y al que también economizó a la perfección en el último tercio, toreando a media altura, con las distancias perfectas, la suavidad idónea y los tiempos entre series también adecuados.

Así, sin atosigarlo, logró que el "juampedro" respondiera y sacara ese buen fondo que guardaba, lo que aprovechó el de Arnedo para cuajarlo por el derecho en series muy importantes y presididas por la plasticidad, la cadencia y la torería. Qué pena que la espada cayera tan baja, dejando el premio en una solitaria oreja.

El cuarto fue un toro bronco, brusco y muy complicado, que no humilló nunca y se desplazó siempre pegando cabezazos y sin entregarse en ningún momento. Un toro para tirar por la calle del medio, pero que, en cambio, Urdiales decidió enfundarse en mono de trabajo para hacer un verdadero ejercicio de firmeza con él.

No le volvió la cara en ningún momento y anduvo muy de verdad con él para acabar diseñando una faena emocionante y para aficionados. Pudo haber "tocado pelo" pero su espada, su mala espada, lo dejó todo en una ovación con saludos tras escuchar un recado presidencial.

El soberbio espadazo que agarró Manzanares en su primero fue el único argumento al que agarrarse para validar la oreja que acabó cortando, pues la faena que llevó a cabo el alicantino ante el noble astado de Juan Pedro fue más bien discreta, con algunos pasajes templados pero con poco ajuste y sin llegar a entusiasmar a la parroquia riojana.

El sexto fue el mejor toro de la corrida, un animal con clase y movilidad, que derribó en varas, y con el que se vio a una versión mucho más mejorada de Manzanares, que toreó con largura, ligazón y por abajo en lo que fue un gran toreo en redondo, eso sí, sin demasiadas estrecheces.

Pero conectó rápido con la gente, que siguió el trasteo con cierto entusiasmo a medida que Manzanares se iba sintiendo cada vez más con el "juampedro", al que dosificó también en su justa medida. Un pinchazo hondo previo a la estoconazo final dio paso a una oreja más, que no le dio para la salida a hombros, pues en Logroño se necesitan dos trofeos de un mismo toro para tal honor.

Ficha del festejo:

Dos toros para rejones (1º y 4º) de Carmen Lorenzo, extraordinario el primero y más reservón y aquerenciado el cuarto; y cuatro en lidia ordinaria de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de dispar comportamiento. Blandito con buen fondo el segundo; muy noble el tercero; áspero y complicado el quinto; y de muy buena condición el sexto.

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: rejón (dos orejas); rejón y tres descabellos (ovación).

Diego Urdiales (aguamarina y oro): estocada baja (oreja); pinchazo, estocada y cuatro descabellos (ovación tras aviso).

José María Manzanares (azul eléctrico y oro): gran estocada (oreja); pinchazo hondo y estocada (oreja).

La plaza registró un tercio de entrada en los tendidos.