"Cada vez hay más jóvenes enganchados al porno"

Ana Torrecillas
-

Ramón Soto lleva más de 41 años trabajando con adolescentes, siendo testigos de los cambios sociales y sus efectos en ellos.

Ramón Soto - Foto: Ramón Soto

Ramón Soto lleva más de 41 años trabajando con adolescentes, siendo testigos de los cambios sociales y sus efectos en ellos. De todo ello hablará hoy en la conferencia que ofrecerá en las  XVII Jornadas sobre Redes Sociales y Salud Mental que organizan el Colegio de Psicología de La Rioja.

Existe una gran alarma social por las continúas agresiones sexuales de menores a menores, ¿qué está pasando?

Los últimos años estoy viendo un proceso de inmadurez absoluta en chicos y chicas. Hemos avanzado mucho en habilidades tecnológicas e idiomas pero se nos ha olvidado de dotarles de algo tan importante como la madurez. Me encuentro a alumnos de tercero dePsicología en la universidad con un alto grado de inmadurez.

Esas personas inmaduras pueden cometer actos poco responsables, digamos, que pueden fastidiar a otras personas y truncar su propia vida.

¿Qué implicación tienen las redes sociales en estos comportamientos?

Aunque suene mal: un adolescente es un descerebrado biológico desde los 14 a los 20 años. Para ello, es muy importante la etapa social porque se  vana reconocer en los demás. Antes, socializabas en la calle y tenías que generar una serie de habilidades para conocer gente, currártelo más. Ahora, un chico o chica en la soledad de su cuarto, sin supervisión, tiene acceso a gente que no conoce físicamente. Y se juntan dos cosas: la gran necesidad de conectar con los otros y, por otro lado, las redes sociales que se lo ponen muy  fácil. 

¿Qué tipo de contenidos son a los que más acceden los adolescentes?

Existen los estímulos supernormales.La comida basura, por ejemplo,  es mucho más estimulante que la comida natural.  Pues el uso de la pornografía también lo es. Ahora muchos jóvenes se acercan al porno en su casa, se pueden autoestimular muy fácilmente con un estímulo que cuando vayan a la vida real no van a encontrar. Luego están los móviles  que ofrecen una cantidad e intensidad de relaciones sociales en redes que no tienen en la vida real. Y la adicción al juego porque los jóvenes buscan el riesgo y en la soledad de sus casa pueden apostar y ganar dinero. Tenemos a los jóvenes enganchados a estas tres cosas que no son normales y sí muy peligrosas. 

Existe también un factor preocupante entre los adolescentes como son los pensamientos y tentativas autolíticas, ¿también motivados por las redes sociales? 

Los adolescentes que necesitan apoyo y sociabilidad y esto lo están encontrando en la vida digital y eso aumenta la soledad. Problemas, frustración y todo eso, unido a la soledad, genera que lo que aprende el adolescente es su vida es una mierda, no vale para nada y lo mejor es dejar de sufrir. Entonces, optan por autolesionarse para llamar la atención o bien, intentan suicidarse. 

¿Qué les ocurre, qué les preocupa? Muchos chicos y chicas de 17 años, llegan a mi consulta y me de dicen: Ramón, no sé feliz y no sé porqué, no tengo ganas de vivir. Qué esto te lo diga un chico tan joven es para que nos planteemos que estamos haciendo mal en la sociedad, en los colegios para que el futuro de nuestra generación y de nuestra sociedad esté en manos de chicos y chicas que no tienen sentido de la vida. Los estamos abandonando, los estamos dejando en manos de esos depredadores que existen en las redes sociales que les quieren vender cosas, porque no nos olvidemos, que los jóvenes de ahora tienen dinero para gastar. 

¿Qué podemos hacer los padres, los profesores y los psicólogos para ayudarles?

Tenemos que dejar a los adolescentes que se acerquen a nosotros desde lo que son: descerebrados biológicos. Me doy cuenta que están muy perdidos. Lo que podemos hacer tanto los padres, los profesores y los profesionales es escucharles. Tratemos de atenderles, darles nuevas perspectivas y nuevas ilusiones. Cuando se acercan a mi consulta a   hablar conmigo, al final siempre me dicen que no parezco un psicólogo como los demás, porque les escucho.Y es lo que tienen que hacer también los padres. Pero  los adolescentes ven como sus padres también están muy perdidos. Es la verdad, los adultos estamos perdidos. Nos ven que no somos felices en nuestro trabajo. Peleamos a diario con el trabajo, con nuestras relaciones sociales. Y si los padres cambian, los adolescentes también lo harían.  

¿Y en los centros educativos, colegios, institutos? 

La solución es la educación. Yo soy experto en Neurociencia y parte de mi trabajo consiste en enseñar a profesores y profesoras a enfrentarse de otra manera a los alumnos, a darles nuevas herramientas para ellos. Los profesores deben enseñar. El sistema educativo está para eso.Y lo que vemos es que desde otras instancias se dedican a hacer leyes y más leyes. Por favor, dediquémonos a enseñar.