La Policía destaca el ensañamiento de los asesinos de Isam

Feli Agustín
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Aclara que su negativa a dar un cigarro fue el detonante de la brutal paliza que causó la muerte al joven, que resultó elegido al azar y atacado en dos fases. Uno de los atacantes participó después, esa misma noche, en un robo

La delegada del Gobierno, entre el jefe Superior de Policía y el de la Brigada Provincial de la Policía Judicial. - Foto: Ingrid Fernández

Con «ensañamiento y falta de empatía, recreándose en los hechos», actuaron los presuntos asesinos de Isam Haddour, que falleció el miércoles en el hospital San Pedro de Logroño tras la brutal paliza que recibió, en dos periodos, sobre las 23.15 de la noche del martes en  el párking del Revellín, en la intersección de la calle Intendencia con la calle Ebro, a manos de un grupo de seis personas cuando se dirigía en bicicleta a su casa de Oyón.

Así lo explicaron ayer los máximos responsables policiales, el jefe Superior, Jesús Herranz; y el jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial, Eduardo Esteban, que mostraron su sorpresa por la «violencia gratuita» con la que actuaron los presuntos asesinos, cuatro hombres y dos mujeres, de edades comprendidas entre 14 y 25 años, que eligieron a la víctima por azar. 

«No hay ninguna duda de ello», confirmó Esteban, que informó de  que los seis detenidos, cinco españoles y un colombiano, eran «viejos conocidos» por la Policía Nacional y tienen antecedentes penales por delitos de lesiones, robos con fuerza  y con violencia e intimidación. La investigación también descarta el móvil racial -Isam era de origen marroquí-, al igual que aclara que el motivo inicial del ataque no fue el robo, sino la negativa de la víctima a dar un cigarro a los presuntos atacantes, que tras agredirle en un primer momento y dejarle inconsciente, volvieron después para robarle y «rematarle».

Ha sido una confluencia de diversas circunstancias las que han llevado a la rápida resolución del asesinato,  como imágenes de videovigilancia, testigos o el hallazgo de una cazadora que la víctima había comprado tres días antes en posesión de uno de los detenidos, y que ha dado el nombre de ‘Plumas’ a la operación.

La Policía ha descubierto que Isam, que trabajaba como repartidor para Burger King para lo que utilizaba una motocicleta facilitada por la cadena de comida rápida, -no utilizaba la bici para este fin como se había pensado, sino únicamente como medio de transporte-, había librado ese día y compartido la tarde con un amigo.

Además, el joven, que permaneció malherido y a la intemperie durante unas 8 horas, ya que fue descubierto sobre las 7.30 de la mañana por un viandante que paseaba a un perro, podría haber salvado la vida de haber sido atendido a tiempo. «Le dejaron indefenso, sin cazadora ni teléfono con el podría haber avisado de su estado», lamentó el  jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial, que confirmó que todos los acusados, los cuatro adultos y las dos menores, dos hermanas de 14 y 16 años, participaron «de una forma u otra» en los hechos, unos de manera activa y otros «jaleando». Igualmente indicó que no utilizaron ningún objeto para la agresión, sino puñetazos y patadas «sobre todo en la cabeza», aunque tenía lesiones a lo largo de todo el cuerpo.

Los hechos. Según apunta los hechos, el destino ha sido cruel con Isam, que tenía 34 años en la noche del martes 6 de abril, cuando se encontraba apoyado en el murete del parking  del Revellín y se le acercó un grupo de seis personas procedentes del parque del Ebro. Uno de los varones le pidió un cigarro, que la víctima se negó a darle, lo que originó una discusión, que desembocó en una «brutal» agresión, que deja a la víctima  tirada en el suelo en estado inconsciente. Los atacantes se alejan del lugar y, a la altura del frontón, uno de los varones les manifiesta a sus compañeros que «quiere volver otra vez para quitarle todo lo que lleva encima», sugerencia que encontró la respuesta alborozada de las dos menores con el grito de «sí, sí vamos a quitarle todo lo que lleve». 

Así pues, el grupo volvió donde habían dejado tirado al joven para sustraerle la cazadora, la cartera, el telefoneo móvil y la bicicleta y le propinaron «de nuevo sucesivas patadas y puñetazos por todo el cuerpo, dejándolo definitivamente abandonado y tirado en el suelo».

No fue hallado hasta las 7.30 de la mañana y trasladado después al hospital San Pedro, que requirió la presencia de la Policía al comprobar que el herido carecía de identificación;fue el Grupo de Homicidios y expertos de la Brigada Provincial de Científica quienes se encargaron de ello y de abrir la investigación.

La resolución. El jefe superior de la Policía relató que  las cámaras de la Biblioteca de La  Rioja grabaron, después del asalto, al grupo, al que se le ve cómo se expresa «con cierto jolgorio», por lo que los agentes deducen que iban recordando la paliza. Poco después,  miembros de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, que estaban patrullando, identificaron  al grupo en la calle Portales por saltarse el toque de queda,  pero les dejaron marchar. Posteriormente, y esa misma noche, un varón de 22 años de edad fue detenido como presunto autor de un delito de robo con fuerza en una caseta de obras, portando la cazadora de la víctima, lo que llevó a la Policía a concluir la relación con el asesinato de Isam. Este hombre estaba acompañado de otra persona, sobre la que los agentes investigan si puede ser otro de los implicados en el crimen. «Todo ello, media hora aproximadamente después de haber cometido el brutal asesinato y sin ningún tipo de remordimientos», lamentó Herranz. 

Este hombre, de 22 años y el único colombiano del grupo, fue el primer detenido, el viernes a las 15.15 horas cuando salía de su domicilio;dos horas después corre la misma suerte otro varón de 25. Al día siguiente son apresados los otros dos hombres y en los registros domiciliarios se incautaron los diferentes efectos y ropa que portaban los autores el día de los hechos. Las dos menores fueron detenidas el domingo y fue el lunes cuando el juez envío a los mayores de edad a prisión y a las menores a un centro de reforma.