La ciudad cuida su silueta

Bruno Calleja Escalona
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La entrada desde el Camino de Santiago deja a la vista un perfil urbano de Logroño ya definido en el siglo XVI, cuando se erigieron las principales iglesias con sus torres y agujas

Imagen del perfil de Logroño en 1886. A la derecha, la torre de la iglesia de Santiago con un chapitel ya desaparecido. - Foto: Francisco de Luis y Tomás

Las ciudades tienen elementos, torres de iglesias, la composición de su caserío, etc., que perfilan su silueta. Cuando el Camino de Santiago se asoma a Logroño, la ciudad aparece coronada por las torres de sus cuatro iglesias y los dos puentes, una imagen que apenas ha variado desde la construcción de las torres de La Redonda y del derribo del castillo.

Logroño nació junto al Ebro y al hilo del Camino de Santiago, que reutilizó los restos de los viales romanos de Vareia. Del primitivo skyline de la ciudad poco se sabe. El único elemento existente desde el siglo XI es el puente de piedra o de San Juan, con sus tres torres. Será en el siglo XIII cuando emerja sobre los tejados la aguja de Palacio, inspirada en el gótico inglés, con un singular uso de lucernario y única de ese tipo en España. En el siglo XVI todas las iglesias estaban en obras y empieza ahí a conformarse la figura reconocible de la ciudad. De ese siglo datan la torre de Santiago, el campanario de Palacio y la reconstrucción de la torre de San Bartolomé, dañada en el sitio de Logroño. En primer plano seguían la nueva muralla y el castillo, junto a la puerta de San Francisco, llamada así por el convento cercano. También se erigirá la cúpula del antiguo seminario. En el siglo XVII se levantaron las torres de La Redonda y Santiago lucirá su primer chapitel, reemplazado por otro poco después. Había otras iglesias, como San Salvador y San Blas y San Pedro de los Lirios; esta última tenía una torre que fue derribada en el siglo XVII, junto con la parroquia. 

En el siglo XIX, el perfil empezará a modificarse. Desaparecen en 1845 las torres del puente, junto con el castillo. En 1865, J. Laurent toma la primera fotografía de Logroño desde el monte Cantabria. En ella, las murallas acababan de ser derribadas y parte de los lienzos se reaprovecharon como viviendas. A finales del siglo XIX, el antiguo puente de piedra y el convento de San Francisco ya no estarán en la imagen de Logroño. Sí aparecen el Hospital Provincial y el puente de hierro. En 1902, el chapitel de Santiago será derribado, en 1934 la piqueta acabó con el seminario y mediados de siglo, se tiraron las casas de la Calle del Norte tras el derrumbe accidental de la primera de ellas.

Aspecto actual de la ciudad desde la margen izquierda del Ebro, con las riberas llenas de vegetación.
Aspecto actual de la ciudad desde la margen izquierda del Ebro, con las riberas llenas de vegetación. - Foto: Ingrid
La ciudad nueva deja su impronta en la silueta logroñesa con los tres rascacielos de la Gran Vía, detrás de las torres de las iglesias. Durante el presente siglo, los edificios decimonónicos de la calle del puente han sido derribados.