Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Y a los periodistas, ¿quién los defiende de la moción de censura?

22/03/2023

Que Santiago Abascal comenzase su discurso en la moción de censura contra Pedro Sánchez (¿o era contra Núñez Feijóo?) atacando sin mesura a los medios de comunicación no debería sorprendernos. Es algo que está en el guion de la mayor parte de las intervenciones públicas del líder de Vox, que este martes, en la sesión parlamentaria más inédita desde aquella de un 23 de febrero hace 43 años, se permitió no insinuar, sino afirmar rotundamente, que los medios -o la mayor parte- están a sueldo de los partidos y de los poderes. Aseveró que actúan al dictado; que ya tenían los comentarios, los editoriales y el tono de las tertulias decididos de antemano por quienes les pagan -y miraba Abascal hacia las bancadas de PSOE y del PP- al margen del salario que reciben de sus empresas.

Yo, que sí he hablado de que esta moción de censura era 'un circo', 'un sinsentido' y, más, una falta de respeto al Parlamento, que son conceptos que, según Abascal, nos ordenan emplear a los periodistas quienes 'nos pagan', aseguro que nadie me ha dado consigna alguna para que dijese algo que es obvio: que eso era un espectáculo circense. Nadie me ha pagado nada al margen del por otra parte modesto estipendio, cuyas facturas pongo a disposición del señor Abascal, que recibo por mis colaboraciones. Lo mismo que la inmensa mayoría de mis compañeros. Y desafío al líder de Vox a que demuestre lo contrario, cosa que procuraré que trate de hacer, y no logrará, ante las instancias correspondientes.

Sí, somos muchos los periodistas críticos con Vox porque, en primer lugar, pueden no gustarnos sus postulados políticos, perfectamente legítimos, pero a mi juicio, inconvenientes para España. Lo que no quiere decir que algunos otros postulados del Gobierno al que se trataba de censurar sean lo que a mi país le conviene. Me aburrió la larga pieza de auto propaganda de Sánchez para responder a la censura de Abascal, y me pareció injusto, desenfocado y excesivo mucho de lo que el líder de la derecha radical dijo.

Ni un discurso ni otro, ni el de Tamames, el peculiarísimo candidato presentado por Vox, que nos aburrió de lo lindo, me parece que vayan a cambiar esta nación a mejor ni contribuirán a la mejor historia de la brillantez del parlamentarismo español. Para eso, mejor, como hizo Feijóo, no haber ido. O incluso que todo un grupo parlamentario, el Popular, a quien los oradores aprovecharon para sacudir a modo porque era el enemigo común, se hubiese ausentado de la Cámara. Portazo al show.

Por eso, por la irrelevancia parlamentaria de este acto, me quiero fijar en algo que es más que un mero detalle. Que el representante de la que es tercera fuerza política del país injurie tan seria y gravemente desde el atril a todo un colectivo, el de mis compañeros informadores, que ha dado lo mejor de sí durante el confinamiento, que se esfuerza en mantener un equilibrio de cierta neutralidad -no siempre se logra, es verdad- en medio de la política 'de testosterona' y de confrontación, resulta, simplemente, inaceptable.

Abascal nos ha acusado de un delito, aceptar dones procedentes de una presunta malversación. Nos ha llamado corruptos, tratando de menoscabar nuestra credibilidad, y su grupo, más de medio centenar de diputados, le ha aplaudido. No aplaudió esto Tamames, es verdad (bueno, de hecho no aplaudió nada del discurso de Abascal) y dudo de que los votantes de Vox, algo más de tres millones y medio, le secunden así, sin más, en sus descalificaciones al llamado 'cuarto poder': si de veras tiene pruebas de que hay periodistas comprados, que las lleve, con nombres y apellidos, a los tribunales. O a la propia prensa.

Si no, quien debería llevar a los tribunales al líder de un partido que no deja entrar en sus actos a muchos de mis compañeros 'incómodos', y que tan seriamente nos injuria y nos calumnia, somos los maltratados periodistas. Porque ¿quién nos defiende a nosotros de la peor moción de censura, la que calumnia sin pruebas ni justificación? Y no, no me bastó escuchar al presidente del Gobierno decir que "los medios de comunicación en este país son libres e independientes" y que "los trabajadores" -quiso precisar Sánchez, excluyente- resisten a las presiones. Poco desagravio es, procedente de quien tanto ha atacado las 'presiones mediáticas', sugiriendo la dependencia de los medios, de muchos medios, de esos grades poderes económicos que a él tanta inquina le producen.

No, definitivamente no caemos bien a algunos poderosos políticos: ni al Gobierno socialista, ni a Podemos -hay que ver las cosas que dispara Pablo Iglesias desde las tribunas que le ceden- ni, desde luego, al partido de la derecha extrema. Algo, sospecho, estaremos haciendo bien cuando toda esta gente, algunos de los cuales tan errados andan en tanto, nos repudia de tal manera.