«Para llenar el teatro hay que amar al público»

Javier Alfaro P.
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Luis Ochoa, jefe de sala del Teatro Bretón de Logroño, es un Riojano con acento. Prefiere no ser protagonista y destaca todo el trabajo que desarrolla el personal antes de cada función

Luis Ochoa, jefe de sala del Teatro Bretón de Logroño. - Foto: Ingrid

Una institución de la cultura local como el teatro Bretón necesita de algunas personas al frente que coordinen lo que en él sucede a la perfección. Fruto de esa labor están las grandes críticas positivas que las compañáis trasladan a la organización tanto por su personal dispuesto como por las reacciones del público. Su director, Jorge Quirante, es uno de sus principales representantes; pero, si hay una cara especialmente reconocible para los habituales es la de Luis Ochoa (Logroño, 1961), que lleva 16 años como jefe de sala tras haber trabajado previamente en el auditorio municipal.

Es discreto y prefiere no destacar. Resalta, en todo momento, que solo es uno más de un gran equipo de personas propio y externo. De hecho, cuando comienza la función le gusta quedarse a un lado en el vestíbulo de acceso, comprobando que todo marcha según lo planeado y todo sale bien. Interviene únicamente si es indispensable. Para llegar ahí, a ese momento en el que las y los acomodadores acompañan al público a sus asientos y les atienden cuando lo solicitan, relata todo un minucioso proceso para que los espectadores sientan que acudir al Teatro Bretón es «una experiencia diferente, que se sientan cómodos de verdad, como si tuvieras a buenos amigos invitados en tu salón ».

Previamente el equipo de limpieza ha acondicionado la sala y  mantenimiento ha comprobado que ningún grifo gotea; mientras tanto los técnicos están haciendo el cambio de decorados entre funciones, probando iluminación y sonido. En las taquillas se han gestionado las entradas e, incluso, han recomendado personalmente una ubicación concreta en función de la estatura del asistente, las relaciones públicas han difundido el espectáculo y en administración se han encargado de programarlo. Justo antes de abrir las puertas el equipo se ha reunido y con toda la información abren. «Con todo ese despliegue, lo importante es que el teatro se llene y eso se consigue amando al público, tratándole como se merece y ofreciéndole propuestas de todo tipo cada año», subraya.

El personal de sala del Teatro Bretón, tras una reunión previa al inicio de una función.El personal de sala del Teatro Bretón, tras una reunión previa al inicio de una función. - Foto: Teatro Bretón

No sale de él decirlo, porque es algo «circunstancial de una época previa» pero su voz grave es también la que se encarga de locutar los anuncios del Bretón, que pueden oirse en las radios, y la versión audiodescrita del boletín municipal De Buena Fuente.

En este tiempo no tiene anécdotas especialmente destacables, si bien apunta que ahora es más habitual «llamar la atención por los teléfonos, que todos tenemos dependencia de ellos; pero, por lo general, el que es molesto lo es en todos lados, no solo con el móvil». En este sentido, considera que ir a un acto cultural, como el teatro, «es un acto social, que se vive en comunidad y para el que te has reservado una tarde especialmente porque tienes interés en eso».