El viaje a ninguna parte

Feli Agustín
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Profesionales que desarrollan actividades en fiestas plantean a las administraciones que tomen medidas para paliar un verano aciago

Fernando Sampedro, presidente de la Asociación de Feriantes, junto a una de sus atracciones paradas. - Foto: Clara Larrea

Narra Fernando Fernán Gómez en El viaje a ninguna parte la historia de un grupo de cómicos que, durante los 40 y 50, van recorriendo los caminos de España, mientras el advenimiento del cine a pueblos y ciudades acaba con su modo de vida. No llegará tan lejos la pandemia del coronavirus, pero lo que es innegable es que está poniendo en riesgo la supervivencia de negocios y haciendas. «Hay familias que están atravesando graves problemas y se han visto obligados a recurrir a ayudas sociales», cuenta  Fernando Sampedro, presidente de la Asociación de Feriantes, que este martes mantuvo una reunión para, además de estudiar las condiciones que están atravesando algunos de sus miembros, elaborar un protocolo de medidas de seguridad e higiene que les permita poner en marcha las atracciones lo antes posible. Sin ingresos desde hace dos meses, sin previsión de retomar la actividad de manera inmediata y sin ninguna ayuda de la administración, solicitarán una reunión con el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Logroño para plantearles sus demandas y presentarles los protocolos de seguridad que están dispuestos a implementar. «Queremos abrir como sea para intentar entre todos levantar esto», afirma Sampedro, que vive con el temor de lo que aún está por llegar. Del sector viven unas 100 familias en La Rioja, que se han obligado a someter a ERTE a  sus empleados.

Los músicos.  Luis Herrera, músico, con discotecas móviles para verbenas y socio de la productora de espectáculos Karé, que se encarga de, entre otros, el Carnaval del Vino, el Barranco Perdido y el año pasado de Terra Mítica, coincide en que se han cancelado la mayoría de los contratos, ya que las actividades que realiza no se podrían desarrollar en las fases previstas, y tampoco parece que la nueva normalidad sea apropiada para los grandes aforos que exigen las verbenas. «Es difícil controlar, con la plaza repleta, que la gente guarde la distancia de seguridad», considera Luis Herrera, que constata la complejidad de actuar en madrugada.  Apunta que, además, de la cancelación de fiestas patronales, se han pospuesto  ceremonias privadas, como bodas, que suponen gran parte de los ingresos de los numerosos djs de La Rioja, mientras las orquestas de verbena «se reinventan», pero sus emolumentos son muy inferiores.  Al respecto, solicita a la administración que reserve parte de los fondos no invertidos para su contratación una vez alcanzada la normalidad, como sector muy perjudicado por la pandemia. 

No obstante, Herrera, optimista, ya está adoptando soluciones, como el desarrollo de espectáculos artístico-musicales, con formatos similares a los conciertos, que permiten al público asistir sentado.