Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


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24/10/2022

El 28 de mayo hay elecciones municipales y a PSOE y PP les pillan sin candidatos firmes. Ocurre con otros partidos también, pero que le pase a los dos partidos nacionales más potentes demuestra que tienen problemas internos que solucionar y cuestiones personales pendientes de resolver, porque no tiene perdón que a estas aturas, cuando la fecha está marcada desde hace cuatro años, no se hayan cerrado las candidaturas más relevantes.

Hay políticos con un ego superlativo, como Pablo Iglesias, que se presentó candidato por Madrid pensando que iba a arrasar y acabó con su carrera política, y los hay que no arriesgan ni un pelo por su partido. Como pasa que hay partidos que no acaban de tomar decisiones, que es lo que ocurre al PP en Cataluña, donde saben quién puede ser la persona más idónea para la alcaldía de Barcelona. Y así, con candidaturas de último momento, no se ganan elecciones, porque se transmite que ni siquiera su partido está seguro del éxito.

Las primarias no son la mejor solución, la España actual está plagada de dirigentes así elegidos que no han ganado elecciones o que, ganándolas, acumulan críticas por su ineficacia. El mismísimo presidente, por ejemplo; o Pablo Casado, al que su partido obligó a renunciar porque iba directo a la catástrofe; o Juan Espadas en Andalucía, buen alcalde de Sevilla pero mal candidato al gobierno regional. Fuera de nuestras fronteras, también las primarias han resultado un fiasco. En el Reino Unido Liz Truss ha durado menos que una lechuga en Downing Treet, y ahora va en cabeza de la segunda selección Rishi Sunak, al que Truss había vencido.

La experiencia de las primarias demuestran que, con excepciones, no solo los dirigentes de los partidos están equivocados respecto al sentir de sus votantes, sino que también se equivocan los militantes que eligen a los candidatos.

Andan a vueltas PSOE y PP con la elección de los nuevos miembros del Consejo General del Poder Judicial, con Podemos, PNV y ERC en la recámara tratando de colar algún afín. De eso no puede salir nada bueno, la prueba es que los dos partidos mayoritarios llevan años tirándose los trastos a la cabeza y acusándose mutuamente de maldades y bloqueos, cuando la solución no es tan difícil: elegir a los mejores. Los mejores de verdad, no a los que mejor "caen" a PP y PSOE, que generalmente están muy lejos de ser considerados los más capaces y los más independientes en sus decisiones.

Hay un asunto relacionado con la Justicia verdaderamente hiriente. Dirigentes políticos que han aparecido en todas las portadas e informativos de radio y televisión acusados de graves delitos de corrupción, algunos de ellos con mucho tiempo de prisión preventiva, acumulan absoluciones y archivos de sus causas. Archivos y absoluciones a las que se da escasa relevancia. Es otra cara de la historia que nos ocupa… aunque directamente relacionada con el afán de dar prioridad al perfil ideológico de importantes nombramientos.