Sin pájaros en la cuerda floja

G.B.
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Buitres, águilas, cigüeñas...los aves de gran porte son las principales víctimas de los tendidos eléctricos. Siete líneas se protegerán este año contra electrocuciones y choques. El reto es llegar al 90% en 2027

Imagen de una línea eléctrica en la zona de Panzares, dotada de elementos de aislamiento y de ‘pajaritas’ para evitar que las aves choquen con los cables. Arriba, un buitre en pleno vuelo. - Foto: Óscar Solorzano

Los tendidos eléctricos llevan progreso a los rincones más recónditos y contribuyen a evacuar la energía limpia de aerogeneradores y plantas solares, pero son también trampas involuntarias para las aves, sobre todo las de gran porte, que corren el peligro de morir electrocutadas o por el impacto contra los cables en sus vuelos.

No solo no es un problema irresoluble, sino que tanto la administración regional como el sector eléctrico están manos a la obra para evitar o al menos minimizar esos accidentes. De hecho, este año, los planes de protección de tendidos eléctricos en marcha permitirán proteger siete líneas y la previsión a largo plazo que maneja la Consejería de Sostenibilidad y Transición Ecológica del Gobierno de La Rioja apuesta a que en 2027 en torno al 90 por ciento de la red d transporte de energía disponga de dispositivos contra los accidentes de aves.

Lo comenta el director general de Biodiversidad de ese departamento del Gobierno regional, José Luis Rubio, que destaca el esfuerzo que realiza tanto la Administración autonómica como la compañía Iberdrola, que actúan conjuntamente en este asunto, para avanzar en la mejora de los tendidos.

Ese compromiso se materializó ese mismo mes en la firma de convenio entre la Consejería e Iberdrola para invertir este año 276.421 euros, financiados a partes iguales, para modificar líneas de transporte de energía para reducir su afección a la avifauna riojana.

En el caso del Gobierno regional, los 138.210 euros destinados para este año se replicarán en 2023, gracias a la partida de 276.421 euros asignados a La Rioja en la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente, merced a los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para los ejercicios de 2022 y 2023. Por parte de la compañía eléctrica se aporta lo mismo que el Gobierno.

Durante 2022 se actuará sobre siete líneas aéreas, entre ellas, la que discurre entre Logroño y Panzares, la línea entre Panzares y Viguera, la que va de Quel a Alcanadre, la línea de Larrate a Grávalos, la de Ezcaray a Santo Domingo y, por último, la ubicada en Alfaro que conduce hasta el término de Riegos. Dos de ellas de 66 kilovoltios y el resto de 13 kilovoltios. Todas estas zonas en las que se trabaja se sitúan en el entorno de espacios naturales protegidos donde se está produciendo una elevada mortalidad de aves, entre las que se incluyen especies catalogadas como amenazadas. Los proyectos contemplan, principalmente, el cambio de aisladores para evitar electrocuciones y la instalación de balizas salvapájaros en los conductores de 194 postes de apoyo para mejorar su visibilidad.

A diferencia de lo que podría parecer, la trampa para las aves no está tanto en las línea de alta tensión, sino en las de media tensión, cuyos cables conducen de 13.000 a 66.000 voltios, que tienen menor tamaño y por tanto hay más posibilidades de que un ave pueda tocar dos parte de la instalación, lo que produce la electrocución.

Como explica José Luis Rubio, las principales víctimas son aves de gran porte y rapaces, casi siempre especies que necesitan otear para cazar y conseguir alimento, por lo que se encaraman en las torres de los tendidos. Por ese comportamiento, las que más accidentes sufren son especies como el buitre, el águila real, la cigüeña o el búho, aunque en ocasiones también pequeños mamíferos cazadores, como la garduña, caen víctimas de las instalaciones eléctricas, a las que se suben para observar a sus víctimas y tratar de cazar aves, detalla el director general.

Doble peligro.  El peligro para ellas es doble. En el caso de la electrocución, al animal no le ocurre nada cuando está posado en un solo cable, pero puede morir electrocutado al iniciar el vuelo y tocar con un ala otro cable o una parte metálica sin aislar, que puede ser la propia torreta. Hay peligro también en zonas de humedal, porque las aves alzan el vuelo mojadas y las proximidad de los cables puede hacer que sufran una descarga. El otro punto de peligro está en las aves en vuelo que no ven los cables y chocan contra ellos.

Para evitar la electrocución, lo que se hace es revestir con material plástico partes de las torres de los tendidos para aislarlas, y los accidentes por colisión se evitan con la instalación de espirales de color anaranjado o de una especie de tiras con forma de pajaritas, que alertan visualmente a la avifauna.

Es difícil cuantificar con exactitud cuántos ejemplares mueren cada año a causa de los tendidos, aunque el accidente más llamativo de los recientes fue la muerte de 14 cigüeñas en el municipio de Alfaro, en una línea eléctrica que no es de Iberdrola, sino de un particular. De hecho, el Gobierno regional ha sacado una línea de ayudas específica para aislar y proteger instalaciones de redes particulares.