El «bendito» retraso de Valbuena

Feli Agustín
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Las obras de acondicionamiento del recinto descubren restos de la muralla del siglo XVI, hasta ahora desconocidos, que obligan al retraso de la actuación, que se espera mostrar antes de fin de año

Excavaciones de Valbuena, en una imagen de archivo. La muralla descubierta está tapada para su protección. - Foto: Óscar Solorzano

El pasado de la ciudad sigue revelando sorpresas. El yacimiento arqueológico de Valbuena, que acogió un templo románico y un convento dominico, continúa sacando a la superficie restos del patrimonio que atesora la ciudad.

El yacimiento, ubicado en el frente septentrional de la ciudad, consta de una iglesia levantada en dos fases, la primera, fechada entre los siglos XII y XIII, de la que solo perduran parte el ábside y tres tumbas;y una segunda, del siglo XVI;el claustro del convento «perfectamente conservado» y un antiguo molino, que a partir del siglo XVIse convierte en un calado.

 Ya en el siglo XIX, el recinto fue fortificado por los franceses durante las guerras napoleónicas -la iglesia y el convento se reconvirtieron en un cuartel-, periodo del que perdura parte de la muralla del Ebro, que fue también utilizada durante las contiendas carlistas.

Hace 20 años, las excavaciones en la zona, donde se levantaban viviendas, efectuadas como prólogo al PERIExcuevas-Cuarteles, sacaron a la luz los restos del antiguo convento, que fueron estudiados y catalogados por José Manuel Tudanca y Carlos López de Calle en 2008/2009. Ahora, más de una década después, los trabajos para la consolidación y restauración de los restos del yacimiento han deparado un inesperado descubrimiento:parte de la muralla medieval.

Según recuerda el concejal de Patrimonio, Iván Calonge, el proyecto, que se lleva desarrollando desde hace unos ocho meses, incluye la actuación de la zona interior, que ha transcurrido sin incidencias y ha permitido comprobar que los elementos están bien conservados, y que el entorno del calado, el «aspecto más preocupante», está en buenas condiciones.

Durante la realización de los proyectos arqueológicos, «donde siempre pueden surgir nuevos descubrimientos», la sorpresa la han deparado los parámetros de la muralla en el entorno del parque del Ebro. Según el edil, se practicaron dos sondeos que constataron la existencia «no de una, sino de dos murallas», la ya conocida del siglo XIX, coetánea de la que apareció el año pasado en las obras de construcción del instituto Sagasta, y otra que podría datar de tres siglos antes. «En uno de los sondeos apareció una piedra diferente, que tiene el mismo método de construcción que la muralla del siglo XVI», relata Calonge, que informa de que, aunque ya se conocía la existencia de ambas -esta y la del siglo XIX-no había constancia física de ello.

El concejal de Patrimonio apunta que a principios del siglo XVI, la muralla recorría  las calles San Gregorio, Norte, continuaba hasta Once de Junio, la actual Gota de Leche, proseguía por Bretón de los Herreros, Muro de la Mata, Muro del Carmen hasta el entorno del Sagasta. El recorrido continuaba por la Villanueva hasta el hospital de La Rioja para concluir en el castillo, que se levantaba en las inmediaciones del puente de Piedra.

En 1522, tras el asedio francés de la ciudad, se construye el Cubo del Revellín con un nuevo tramo de muralla que llega hasta la Gota de Leche, en cuyo patio se constata la existencia de dicho muro.

«Ahí es donde teníamos conocimiento del cierre», afirma Calonge que explica que «ahora lo que hay que saber es cómo la muralla de Valbuena se integraba en la defensa de la ciudad», esto es, si era parte del recinto amurallado o formaba parte de un fortín aparte.

Igualmente, se intenta dilucidar  si en el aparcamiento del Revellín existía otro tramo de muralla original, que hasta ahora se desconocía y conectaba en algún punto con la calle Norte, que es la hipótesis que el también concejal de Casco Antiguo considera más plausible.

¿Qué hace la muralla? «Lo que desconocemos es que hace aquí una muralla del siglo XVI y cómo se conectaba con el resto el espacio amurallado», resume Calonge, que cuenta para averiguarlo con el resultado de las excavaciones ejecutas en 2008.

A pesar de que la actuación en el interior del convento está totalmente finalizada, este descubrimiento ha demorado la apertura del recinto, que el edil confía en que se produzca antes de fin de año, aunque no quiere aventurar ninguna fecha. 

«Es un bendito retraso», señala el edil, que explica que se introducirá este tramo de muralla «que es un tramo chiquito, pero que es algo completamente novedoso en el discurso expositivo del conjunto y tenemos que ver cómo lo ubicamos en el interior del convento».

De cara al año próximo, en el que se ha previsto una nueva fase de intervención en el yacimiento, se determinará y estudiará  cómo se  conectaba con el resto de la muralla.