«Se pone por delante el interés de partido sobre el general»

Feli Agustín
-

El exministro Jordi Sevilla considera que la legislación frena la gestión de los fondos europeos y discrepa de la postura del Gobierno de Sánchez de no deflactar la tarifa del IRFP para rentas medias y bajas

Jordi Sevilla, presidente del Consejo Social de UNIR. - Foto: Ingrid

Pacto es la palabra que utiliza de manera reiterada el exministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, que ayer analizó el contexto geopolítico y económico actual en el Aula UNIR.

Atravesamos una situación económicamente compleja. ¿Qué  evolución contempla a corto plazo?

Tenemos un gran problema con la inflación, fruto de la guerra en el caso de Europa, donde la subida de la energía y los alimentos explica por si sola el aumento del 70% del IPC. Ello genera dos fenómenos: pérdida de poder adquisitivo de las familias y el incremento de costes de las empresas sin que puedan repercutirlo en los precios, lo que estrecha márgenes y lleva a algunas a cierres y, en todo caso, frena la inversión. El año que viene, en el caso de España pasaremos de crecer del 4 al 1%, una desaceleración muy importante. A pesar de eso, y al contrario que en crisis precedentes, nuestro país va a resistir mejor que la media de la eurozona, y no parece que se vaya a traducir en incremento del paro, aunque sea gracias a los ERTE.

¿Por qué considera que España resultará menos afectada?

El tope al gas es una medida que  ayuda a que la subida del precio sea algo menor que en otros países;el turismo, que supuso una desventaja durante la pandemia, está resistiendo mejor de lo que era previsible, al igual que las exportaciones. El asunto más relevante lo supondrán el empleo y los ERTE.

Los ERTE fueron la gran salvación durante la pandemia, aunque hay que asumir su coste ¿Va a ser necesario echar mano de ellos?

Sin ninguna duda. La pregunta es por qué no se utilizaron anteriormente, porque están previstos en el Estatuto de los Trabajadores del 78. Yel problema era ese, que exigía un desembolso público que en otras situaciones no estábamos dispuesto a afrontar,  pero es la fórmula que hemos envidiado a otros países, que tenían mecanismos internos de flexibilidad laboral sin recurrir solo al despido. Evidentemente cuesta, va a a cargo de presupuestos, pero al igual que el subsidio de desempleo.

Cómo se va a conjugar la subida salarial con la disparada inflación?

La inflación europea es un shock de oferta clarísimo, difícil de contrarrestar con una política monetaria dura;veo muy difícil que la subida de los tipos de interés haga que baje el precio del gas, algo que también sabe el BCE. Creo que las políticas para combatir la inflación son las que se están aplicando, como  reducir el impacto en precios con medidas selectivas desde los poderes públicos. Pienso que hubiera sido muy adecuado deflactar las tarifas del IRPFa rentas bajas y medias. En un momento en que la eficacia real de la política monetaria es discutible y las ayudas públicas tienen su límite, un pacto de rentas hubiera sido clave. En España no se ha dedicado el esfuerzo que merecía la ocasión.

La política fiscal ocupa, precisamente, el debate político.

No soy partidario de eliminar el impuesto de patrimonio, pero la deflactación del IRPF es algo distinto. En España era obligatorio, algo que eliminó Montoro porque entendió que no era necesario, pero es evidente que supone una subida en frío de la progresividad. No comparto la resistencia del Gobierno a esta medida.

¿A qué cree que se debe esta resistencia?

Prefieren distribuir con otro tipo de criterios más discrecionales ese exceso de recaudación que les genera la inflación. Soy defensor de los pactos de país y creo que está es una política clara para consensuar. Cuando Feijóo propuso deflactar el IRPFa sueldos inferiores a 40.000 euros no entiendo porque el Gobierno no lo aceptó. Era una pieza esencial para ponerlo sobre la mesa y alcanzar un pacto de rentas. Ello abrió una brecha para que gobiernos de diferente color lo hicieran. 

¿Y el impuesto a la banca?

La subida del precio del dinero les ha reportado unos beneficios que el Gobierno entiende que exigen una solidaridad. Plantea varios problemas y es que se trata de un impuesto sobre beneficios extraordinarios y habrá que ver cómo se definen beneficios extraordinarios si tenemos en cuenta que alguna de estas empresas que ahora ganan mucho durante la pandemia también lo perdieron. Se ha magnificado el informe del BCE porque, de nuevo, es un debate que ha salido del ámbito técnico para entrar en el político.

¿Deben las pensiones subir tanto como la inflación?

Entiendo, que al igual que el sueldo de los trabajadores públicos, se debería haber abordado desde un pacto de rentas. Pienso que en una crisis y una inflación como esta hay argumentos más que suficientes para realizar una discriminación de la subida de las pensiones. Pienso que  si Gobierno y oposición lo hubieran explicado conjuntamente, los pensionistas lo hubieran entendido. Sobre todo en un contexto de pacto global de rentas donde todo el mundo pone en conjunto cómo repartimos los costes.

Parece que el Gobierno está teniendo dificultades para gestionar los fondos europeos.

Corremos el riesgo de que sea una gran oportunidad perdida porque no es solo un problema de dinero, sino de dinero destinado a la reestructuración verde y digital de nuestra economía, justo lo que necesitamos. Es la oportunidad de reconvertir nuestra economía y dar un salto de competitividad y modernidad. Los PERTE son instrumentos muy innovadores porque se fundamentan en la colaboración público-privada, algo que es clave y que no está en nuestra legislación. Algo tan disruptivo y novedoso choca con nuestro aparato legislativo y es lo que los está paralizando y bloqueando. Debe haber un acuerdo para cambiar la normativa. Cada vez te encuentras con más empresas que han tirado la toalla y eso es terrible.

Se refiere continuamente a los pactos. ¿A qué se debe la incapacidad actual para alcanzar alguno? 

Ni siquiera hemos celebrado todos juntos la victoria de ETA. El problema no es el bipartidismo, es la partitocracia;el sistema político ha ido derivando hasta un extremo en el que, con la democracia consolidada, se tiende a poner por delante el interés de partido sobre el general.