Lo pudo hacer el domingo, con la plantilla ya en Logroño tras la debacle en Murcia (1-0). Tampoco lo hizo el lunes, cuando el primer equipo realizó en el Mundial 82 la primera sesión de la semana. Lo anunció ayer, a primeras horas de la tarde, cuando todos dábamos por hecho que su futuro se decidiría el domingo ante el Amorebieta. Albert Aguilà es, desde ayer, historia de la UniónDeportiva Logroñés.
La entidad y el técnico ilerdense separan sus caminos. No habrá más finales por salvar. El club, como era de esperar, prescinde del entrenador y de Dani Cueto, su preparador físico. En la mañana de ayer, Aguilà trabajó en las oficinas del club. Poco más tarde, en concreto, 72 horas después del 1-0 de Murcia, sorprendía con su cese.
La decisión era esperada. Es más, Albert Aguilà era un técnico interino desde que el 5 de junio el Villarreal B eliminara a los riojanos en las semifinales por el ascenso a Segunda. La quinta plaza conseguida en la liga regular fue su garantía de renovación y, al mismo tiempo, su condena. Sus números nunca estuvieron a la altura de las pretensiones del club.
La derrota en Murcia conjugada con el empate ante Intercity y Calahorra desnivelaron una balanza en la que como magro activo figura la clasificación para la segunda ronda de la Copa del Rey. Será Natxo González el que dirija al equipo ante el Albacete el 21 de diciembre.
El veteranoNatxo González será el encargado, esta mañana a puerta cerrada en el Mundial, de dirigir al equipo. Por delante tiene cuatro sesiones de preparación antes de que sentarse este domingo (Las Gaunas, 12 horas)en el banquillo en su debut ante el Amorebieta.
El club llevaba varias semanas con su cásting de entrenadores abierto. Eran muchos los candidatos y mucha la competencia en un Grupo 2 que en los próximos días también puede liberar banquillos igual de apetecibles que el logroñés. Es el caso del Intercity, el propio Atlético Baleares o el mismo Murcia. Al final el elegido ha sido Natxo González (Vitoria, 1966).
Los números de Albert Aguilà eran insostenibles. En Las Gaunas, su balance es de cuatro puntos de 18 en juego. Cifras insoportables para un candidato al ascenso. Solo su fiabilidad visitante (11 de 18) le aferraban al cargo. Esta estadística, sumada a la del curso pasado (cuatro victorias y cinco derrotas, contada la del 'play off') le hubieran condenado hace tiempo.
Si los resultados eran cuestionables, más lo era su propuesta de juego. La puesta de largo ante el Nàstic (2-2) fue notable. En Irún el equipo alcanzó el sobresaliente. Pero la mayoría de exámenes, especialmente los domésticos, acabaron en suspenso. Albert Aguilà deja al equipo en décima posición, más cerca del descenso (el Intercity, un trasatlántico a la deriva acecha a dos puntos) que de la promoción, que cierran a cuatro puntos el Nàstic y el Murcia.
Con el cambio de rumbo y la llegada de Natxo González, las miradas se centran ahora en la plantilla, corta y sobrevalorada a tenor de las prestaciones de la gran mayoría de jugadores que, en cualquier caso, tienen dos tercios de liga para enderazar el rumbo de una UDL que parece navegar, desde el 30 de mayo de 2021, fecha del adiós a Segunda, sin patrón, ni capitán ni tripulación al mando.