Nunca es tarde si la ayuda es buena

Cayetano G. Lavid
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Personas con dificultades para encontrar trabajo se forman en talleres municipales en busca de un empleo. 200 lo lograron en 2021

Los usuarios de la clase de informática aprenden competencias digitales útiles en su día a día. - Foto: Óscar Solorzano

Estoy deseando tener la oportunidad de poner en práctica todo lo que he aprendido estos días». Así de rotunda se muestra Zhindy Rodríguez, una alumna de los cursos y talleres que organiza la concejalía de Servicios Sociales y Desarrollo Comunitario en Logroño.

El concejal responsable de esta área, Iván Reinares, explicó que es, el Servicio Municipal de Orientación y Promoción Sociolaboral, el encargado de atender «a todo tipo de personas de la sociedad que no siempre provengan de barrios marginales» o cumplan con ese «estigma impuesto por la sociedad de persona necesitada» y aclaró: «Cualquiera que necesite algo de la sociedad cumple con el perfil, incluso si lo que busca es empleo».

Así, el edificio de Servicios Sociales de Logroño acoge cada año a casi mil personas que necesiten ayuda de este tipo. «Pueden venir remitidos por el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe), aconsejados desde cualquiera de las 9 sedes de los Servicios Sociales de Logroño o, incluso, por iniciativa propia», explicó el concejal. Y es que los talleres que se imparten en el edificio son múltiples y numerosos, de «corta duración para poder rotar y ofrecer distintas temáticas» y aunque la mayoría están destinados a maximizar las opciones de contratación, no siempre es así.

«Los cursos que buscan potenciar las opciones de sus asistentes para salir con empleo son, por ejemplo, el de manejo de carretillas elevadoras, una capacitación que en un puesto de operario de almacén, aumenta las posibilidades», argumentó.

Pero los cursos son numerosos y también los hay de alimentación saludable, «donde aprenden a cocinar platos típicos de la sociedad riojana». Esto es debido, como explica Reinares, porque la mayoría de los asistentes provienen de Sudamérica y una de las salidas más habituales en el mercado laboral riojano pasan por el cuidado a personas mayores. «Cuando están internos en un hogar, necesitan cocinar a diario y en la mayoría de los casos, aunque saben hacerlo, su repertorio no recoge la gastronomía típica española a la que estas personas están acostumbradas».

Otro curso destacable es el de informática que, si bien no está del todo diseñado para obtener empleo, sí que ayuda a estas personas en el día a día con todos sus trámites, laborales o personales que, tras la pandemia, se digitalizaron.

Blanco sobre negro.

Los resultados se ven con los datos y, en este caso, son positivos. Así lo cree el concejal de Servicios Sociales, que corrobora que, a lo largo de 2021, 200 personas obtuvieron un empleo después de haber pasado por alguno de los talleres impartidos en el edificio, lo que supone un 22% del total.

Hasta la semana pasada se impartían allí dos cursos, de los mencionados por Reinares. El primero de ellos, de Informática enseñó a Susana Soler a elaborar un currículo y a aumentar sus opciones de encontrar trabajo. «Es difícil salir a flote cuando tienes que vivir con niños pequeños a los que cuidar, pero los cursos son fantásticos y los puedo compaginar bien. Los profesores son excelentes y entiendes todo a las mil maravillas», comentó.

Zhindy Rodríguez asistió al taller de Alimentación Saludable, donde aprendió técnicas y numerosas recetas que pronto pondrá en práctica. «La verdad es que, aunque el curso ha sido muy corto, hemos aprendido muchísimo en cada sesión. Tengo la sensación de que fueron meses de clase, así que me voy muy contenta y preparada».

Zhindy trabajó en Venezuela como vendedora de seguros y ahora aspira a poder ser una buena interna con sus nuevas dotes de cocina española. Preguntada al respecto, confesó que «le gustaría poder trabajar nuevamente en ese ámbito, pero por encima de todo su objetivo es generar ingresos con los que ayudar a su familia en su país».

Como informó Iván Reinares con sus datos, algunas personas obtuvieron un empleo. Es, por ejemplo, el caso de Kadia Coulibaly, que pudo trabajar como camarera de piso, una profesión aún con muchas reivindicaciones a día de hoy, pero que para ella «es una grandísima oportunidad que me da dinero a fin de mes y estoy extremadamente contenta».

Curiosamente, otro caso real de éxito es el de Adela García, una cocinera de profesión con una larga trayectoria profesional en el asador La Bellota de Logroño. Su caso llama la atención porque, tras acceder a la orientación laboral del área de Promoción Sociolaboral, terminó impartiendo el taller de Alimentación Saludable y, en este caso, la alumna se convirtió en la maestra.

Adela destacó «la cercanía y la capacidad de resolución que te aportan los profesionales de los Servicios Sociales de Logroño».