«Hemos sido prudentes y logrado mejores cifras que en 2019»

Feli Agustín
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El coordinador de trasplantes de La Rioja, Fernando Martínez Soba, entiende que, a pesar de la dificultad a la que se ha enfrentado el equipo de donaciones, ha actuado de manera acertada, correcta y proporcionada

Fernando Martínez Soba, coordinador de trasplantes de La Rioja - Foto: Óscar Solorzano

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) hace hoy públicos los datos de donación y trasplantes correspondientes a 2020, uno de los años sanitariamente más complicado en décadas. Ello no ha sido óbice, no obstante, para el buen funcionamiento del sistema en La Rioja, cuyo responsable, el doctor Fernando Martínez Soba, resalta que las operaciones realizadas en los trasplantes que aquí se practican,riñón, médula ósea, córneas, membrana amniótica o huesos y tendones, han superado las del año precedente.

¿Qué balance realiza de la actividad de trasplante y donación en La Rioja en 2020, un año tremendamente complejo?

El año ha sido dificilísimo, el más complicado de la historia del programa de donación y trasplante. La pandemia nos ha obligado a garantizar estos procedimientos, donde están implicados donante y receptor. El hecho de que las UCI estuvieran con un índice de ocupación tan elevado ha condicionado en grado máximo el ingreso de pacientes críticos que podrían ser donantes, lo que ha influido en los resultados obtenidos en todo el país. Las UCI estaban llenas con pacientes covid, que eran los prioritarios. 

¿Se paralizaron los procesos?

No podemos hablar de una suspensión porque en ningún momento dejamos de estar pendientes, esto es, cualquier persona que hubiese fallecido y hubiera podido ser donante lo habría sido;en ningún momento se desestimó ninguna donación. Lo que sí es cierto es que se ralentizó, a nivel nacional, para garantizar la seguridad de todos los procedimientos. Nos hemos circunscrito a los trasplantes urgentes, aquellos que no podían  esperar porque implicaban un riesgo vital para el receptor. A nivel local, efectuamos renales, que no requieren tal urgencia porque los pacientes ya están en diálisis, con lo que hay un margen de espera. Con el trasplante de médula, otro de los que realizamos en La Rioja, ocurre algo similar.  Hay que tener en cuenta, además, que al inicio de la pandemia no teníamos conocimiento de la enfermedad y la UCI ha tenido, prácticamente durante todo el año, pacientes covid. Pero sí, hemos hecho trasplantes,  lo que ha sido muy dificultoso, de tal manera que tiene mucho mérito lo que se ha logrado.

Sí, sobre todo porque ha mejorado la cifra de donaciones y trasplantes respecto a 2019.

Sí, las cifras son buenas y creemos que podemos superar la media nacional por lo que la satisfacción es doble, no solo desde el punto de vista personal por el trabajo realizado, sino también por la actitud de todas aquellas personas que en una situación de dolor por la pérdida de un ser querido en un contexto de pandemia han aceptado la donación. Ha sido el más difícil todavía en una situación en la que la gestión de las camas de UCI  nos ha obligado a ser muy selectivos en los ingresos. Nunca se ha colapsado la UCI[Martínez Soba es también responsable de esta unidad], pero nos ha exigido la gestión eficiente de las camas, lo que no obligó a ralentizar los programas de donación y trasplantes.

Gracias también a la actitud de la familias de los donantes.

A las que quiero manifestar mi agradecimiento porque la inmensa mayoría de las que podían donar lo han hecho. La naturaleza humana hace que nos superemos a pesar de la adversidad. A nivel profesional, tiene un mérito añadido por la dificultad en las que los procesos se han realizado.

¿Qué medidas suplementarias ha sido necesario adoptar?

Al inicio de la enfermedad, desconocíamos que riesgo de contagio teníamos tanto nosotros como los pacientes,  no la conocíamos. Por ello, no podíamos exponernos a que un posible donante estuviera contagiado y sus órganos fueran trasplantados a una persona que no tuviera el covid y le transmitiera una enfermedad potencialmente mortal. Había que realizar un esfuerzo complementario para obtener órganos de un fallecido garantizando que no hubiera sufrido covid  para que fueran trasplantados a receptores que tampoco padecieran o estuvieran incubando la enfermedad; de lo contrario, el trasplante habría sido fallido. Ahora sabemos más de la enfermedad y hay más métodos predictivos; en la primera ola no había antígenos, de tal manera que hubo que ralentizarlo todo siguiendo las directrices de la Organización Nacional de Trasplantes. Pienso que actuamos de una manera acertada, correcta y proporcionada, adaptada a la situación de incertidumbre en la que nos encontrábamos.

¿Puede donar alguien que ha sufrido el covid?

Para ser donante, hay que tener una PCR negativa en las últimas 24 horas. Haber padecido la enfermedad no es una contraindicación absoluta, aunque ha que garantizar que en este momento no infecta. Esto lo sabemos ahora, durante la primera ola haber sufrido el covid era una contraindicación.

¿Dónde ha demostrado mayor fortaleza el sistema riojano de donación y trasplantes?

En la asunción de la dificultad y la incertidumbre en la que teníamos que desempeñar el trabajo. La prudencia ha sido una aliada; aceptar que los resultados no podían ser buenos solo por mantener la integridad y la salud de los programas ha sido muy importante. Levantar el pie del acelerador para observar, analizar y decidir si se hacen las cosas es siempre difícil, pero ha sido esta prudencia la que nos ha permitido obtener unas cifras superiores a las de 2019, algo de lo que nos podemos sentir todos muy orgullosos. Siempre es muy emocionante construir este nexo entre la vida y la muerte, pero lo es más cuando ves gestos que iluminan la vida dentro de la adversidad, con la carga asistencial que seguimos soportando. Alumbrar un poco de ilusión y esperanza en medio del dolor y tristeza fue, es y será siempre maravilloso. Recuerdo la emoción que experimentamos con el primer donante tras la primera ola, fue como volver de nuevo;fue muy emocionante comprobar que dentro de lo mal que lo estábamos pasando nuestro trabajo podía ser maravilloso y satisfactorio. 

¿Cómo se ha mantenido la colaboración con las comunidades autónomas?

La ONT funciona como una agencia central de servicios y las comunidades informan en tiempo real de los donantes a la organización, que se encarga de las distribución de los órganos.Nosotros tenemos acuerdos de colaboración con el País Vasco para riñón y con Cantabria para hígado, pulmonar, pancreático  y también de médula ósea. Se han seguido trasplantado pacientes riojanos en ambos hospitales. El modelo español de donación y trasplante ha demostrado su versatilidad y capacidad de adaptación gracias a todos los profesionales y al conjunto de la sociedad.  

¿Dificulta las donaciones la disminución de accidentes de tráfico?

Los órganos extraídos de estos pacientes son muy escasos, menos de un 5% en España, e incluso inferior en La Rioja.

¿Cómo se encuentra la lista de espera de pacientes con la expectativa de una donación?

Está medianamente bien, se ha reducido respecto a otros años, lo que es una noticia de la que nos tenemos que sentir orgullosos.

¿A qué obedece?

A la fortaleza del modelo español de donación y trasplantes, su capacidad de adaptación; de que se ha ralentizado cuando ha sido necesario y se ha acelerado cuando se ha podido.  Esto es consecuencia de tres circunstancias: la confianza de los profesionales en los profesionales, la confianza de los responsables sanitarios en los profesionales, y la confianza de la sociedad en las profesionales. Si estos se sienten apoyados y, a su vez, tienen capacidad de adaptación y son responsables, es muy probable que  el resultado sea bueno si se mantiene la motivación y la profesionalidad del equipo. ¿A qué se debe la lista de espera tan baja? Al trabajo bien hecho.

¿Puede donar cualquiera?

Lo importante es que no se transmita ninguna enfermedad infecciosa   ni oncológica  del donante al receptor. Depende luego de cada órgano. Hay personas que pueden donar el hígado con más de 90 años, porque es un órgano que está preparado para vivir más que nosotros. Sin embargo, en el resto de órganos no se puede alcanzar esta edad. 

¿El alargamiento de la esperanza de vida es un inconveniente para la donación?

La gran mayoría de los donantes está por encima de 60 años;la edad media en nuestro país supera esta edad;en La Rioja, el caso es el mismo. El envejecimiento de la población ha facilitado también la inclusión de pacientes de edad más avanzada en listas de espera, personas que hace años no se valoraba que pudrieran ser candidatos a un nuevo órgano;personas mayores incluso de 75 años. Hay que tener en cuenta que los órganos son finitos y  su número es limitado por lo que  hay que gestionarlos de manera eficiente, de modo que se trasplantan a aquellas personas que más lo necesitan en un momento concreto de su vida. Por eso es prácticamente imposible que desaparezca la lista de espera. El trasplante es un procedimiento que tiene mucha magia, se genera vida desde la muerte; es como un milagro, pero es una realidad que se repite centenares de veces en nuestro país. Es mágico comprobar como un riñón que estaba conservado a unas temperaturas de hipotermia una hora más tarde está funcionando en otra persona.

Al respecto, ¿cuántos trasplantes de riñón se realizan al año en el San Pedro?

Entre 10 y 20, pero lo importante de un programa es hacerlo bien, que sea eficaz, esto es, que los resultados sea buenos;y eficiente, que lo sean en relación con lo que cuestan. Nuestro programa tiene resultados en eficacia y eficiencia excelentes, que era lo que se pretendía, que se garantizara el trasplante al igual que se venía haciendo cuando se realizaba en Cruces, y que su resultado fuese tan exitoso.

En La Rioja se realizan también desde 2009 autotrasplantes de médula ósea.¿Cómo funcionan?

Es un trasplante para quienes sufren distintas enfermedades oncohematológicas, sobre todo linfomas y mielomas. Es un procedimiento que consiste en extraer de la médula del paciente que padece la enfermedad las células madres sanas, capaces de regenerar la sangre. Una vez extraídas se congelan a la temperatura más baja a la que se puede mantener en este planeta cualquier sustancia, por debajo de 200 grados en tanques de nitrógeno líquido. Al paciente se le trata la enfermedad con quimio o radioterapia para que su médula ósea se quede sin ninguna célula mala. Es entonces cuando se le transfunden esas células buenas, previamente descongeladas, que una vez inyectadas en el cuerpo se alojan en la médula ósea y comienzan a producir sangre. 

¿Cómo llegan los donantes?

Entre el 85 y el 90% son donantes en muerte encefálica, de una media de edad entre 60 y 70 años, que fallecen como consecuencia de una hemorragia cerebral. Hay un porcentaje más pequeño -entre el 10 y el 15%- que son donantes en asistolia controlada. 

¿Qué nuevos objetivos tiene el coordinador de trasplantes de La Rioja?

La búsqueda de nuevas vías de obtención de órganos válidos para el trasplante. Es la línea que queremos desarrollar en 2021.

¿ Y cómo se plantea la captación de nuevos donantes?

Queremos desarrollar programas en los que la donación en asistolia forme parte de los cuidados al final de la vida, que sea una opción dentro del final de la vida.

¿Cómo siguen respondiendo los ciudadanos ante la donación?

Bien. El porcentaje de negativas en La Rioja es muy bajo, somos de las comunidades con el menor porcentaje de rechazos familiares a la donación. Hay negativas asertivas, hay quien es incapaz de tomar una decisión en ese momento de bloqueo y las hay debido a componentes culturales.

¿A qué obedece este éxito en la captación de donantes?

Hay un sustrato social que facilita la donación, pero también responde  al trabajo que realizamos. La entrevista de donación es una parte crucial dentro del  proceso global. Hay que dar la opción, no se trata de convencer. Mi objetivo, como coordinador de trasplantes, no es conseguir órganos para el trasplante, ese es el resultado de mi trabajo. Mi objetivo prioritario, en el momento en el que una familia pierde a un ser querido, es en primer lugar acompañarla en el duelo. En segundo lugar, facilitarles la opción de la donación como parte de los cuidados al final de la vida. El coordinador de trasplantes no tiene que afrontar la entrevista como un sí o un no a la donación; tiene que afrontarla como una ayuda a una familia en el duelo, independientemente del resultado de la misma. Se establece una relación de ayuda basada en el respeto, la empatía y la autenticidad. Y esto es lo más importante. Nosotros hacemos muy bien la entrevista previa, es un modelo que hemos exportado a otras comunidades y todos los años hacemos cursos de formación de coordinadores para toda España.

¿Reside también aquí el éxito de la donación en España?

Tenemos más porque se hace bien el trabajo, se detecta a los donantes y se hace bien la entrevista. Cuando un equipo tiene un porcentaje de negativas bajo, entre el 7 y el 10%, es porque está haciendo muy bien las cosas.