La Luna muestra su nueva cara y regresa con una imagen totalmente renovada y una propuesta hostelera atrevida y novedosa para la tarde y la noche logroñesas, que lo mismo permite tomar un cóctel o un copa de champán escuchando plácidamente a Sinatra que subir el registro a ritmos más vibrantes y actuales con un gin-tonic en la mano, sin salir del establecimiento.

El Café La Luna, todo un clásico en la calle Bretón de los Herreros, llevaba en torno a un año y medio cerrado y este jueves iniciaba nueva singladura. Los nuevos propietarios se hicieron cargo del establecimiento en medio de la pandemia y lo han renovado por completo, de manera que tiene un aire totalmente distinto. 

La primera singularidad del local salta a la vista. La nueva La Luna tiene dos plantas independientes que ofrecen ambientes y dinámicas totalmente distintas.

Foto de archivo de un bar de copas. - Foto: Óscar SolorzanoComo explica Diego Martínez, uno de los socios del nuevo proyecto, la planta superior sorprende con una estética «megaclásica» a base de cuero, madera y plantas para recrear un ambiente calmado, mientras suenan en los altavoces cantantes y grupos de los 40, entre los que no faltarán Frank Sinatra, Etta James o James Brown. Quienes buscan tranquilidad, música suave, conversación y una copa especial tienen en esa zona su 'paraíso'.

Para complacer a esa clientela, La Luna ha diseñado una carta de cócteles muy trabajados y preparados con fruta natural, ginebras gran premium, sorbetes y batidos artesanos y hasta diez referencias de champanes.

Cielo e infierno. Las cosas son diferentes si el cliente opta por la planta baja, ubicada en el semisótano, lo que, de entrada, predispone a ritmos más contundentes y un ambiente más 'canalla'. Diego Martínez resume en una frase bien elocuente la duplicidad de ambientes: «Cuando me refiero a nuestro proyecto, hablo del cielo y el infierno». 

En el 'infierno', es decir, la planta baja, con un neón propio que invita a entrar 'Bajo la Luna', hay más decibelios, menos luz y la música da un salto en el tiempo de al menos 30 años para enganchar a los parroquianos con canciones famosas de los 70 hasta hoy a ritmo de funky, pop y algo de rock, para no perder del todo la esencia de lo que fue el archiconocido Café La Luna. 

En la inauguración, la dirección del local ofreció un ágape a los clientes. - Foto: Óscar SolorzanoLa premisa musical es que sean temas que fueron o son éxitos; «que de diez canciones que suenen, la gente conozca ocho», comenta Diego, que destaca otra marca de la casa: el esmero en la preparación de cócteles y copas, en una carta en la que no faltarán desde tequilas de altísimo nivel a una ginebra Hendrick's presentada con pétalos naturales de rosa, por ejemplo.

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