«Soy aficionado de la casquería: estos callos me vuelven loco»

Javier Alfaro
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En la última de El Día, tomamos un pincho con José Ignacio, mítico futbolista internacional logroñés, que apuesta por los callos del Boost

José Ignacio defiende que en los pequeños bares de los barrios hay pinchos muy interesantes; él se decantó por los callos del Boost (calle Luisa Marín Lacalle, 13, Logroño). - Foto: Ingrid

Comer de todo, siendo deportista profesional es imposible hoy en día. Las dietas estrictas que se siguen ahora nada tienen que ver con la vida de hace unos años, cuando José Ignacio (Logroño, 1973) era futbolista internacional. Ahora, como técnico de la Federación Riojana de Fútbol se puede permitir comer de pinchos, de barra en barra, que asegura que le gusta mucho más «comer de pie y picotear, que sentado en la mesa». 


La justificación es sencilla, «en la mesa comes dos platos grandes y el postre pero de pinchos pruebas comidas diferentes sin llenarte mucho, que es lo que me gusta a mí».


«Yo podría vivir de comer pinchos siempre. Laurel, San Agustín, la San Juan... todas las zonas me las hago de arriba a abajo todas las semanas porque en todas tengo mis preferidos, y también me gusta tocar los barrios, con caprichos solo para el que se los conoce porque hay muchos buenos», resalta mientras da un trago a una caña recién tirada.

BOOST BAR CAFÉ (calle Luisa Marín Lacalle, 13, Logroño): Tapa de callos guisados con picante ligero y caña.BOOST BAR CAFÉ (calle Luisa Marín Lacalle, 13, Logroño): Tapa de callos guisados con picante ligero y caña. - Foto: Ingrid


«Soy buen riojano, de vinos tintos, blancos y lo que me echen, pero que sea de Rioja, no me pongas un Verdejo, a mí que me pongan un Rioja, pero, eso sí, siempre empiezo con una cañita, porque me refresca y quita la sed mucho mejor», defiende.


«Os he traido aquí, al Boost, para que probéis esta tapa de callos, que desde la primera vez que los probé, a mí me vuelven loco», explica a este periodista y a la fotógrafa, mientras ofrece tenedores. «Me parecen muy especiales, porque los callos son una comida muy peculiar, que tienen que estar muy bien lavados y son muy sabidos, y estos tienen un sabor idóneo con su salsa con el picantito justo, que da la alegría a la comida».


Cuando era jugador profesional José Ignacio también se daba sus caprichos. «Ahora es imposible con las pautas que se llevan, incluso pesando la comida, pero antes no eran las dietas tan estrictas y siempre tenía mis días para pegarme el homenaje de comer lo que me apeteciera, mis pinchos, mis callitos o lo que fuera», apunta. De hecho, reconoce, que siempre que ve «un bar que hace bien las manitas, patitas, callos o cosas de casquería me gusta probarlo porque es complicado encontrar sitios que los elaboren bien».


Para comer estos platos también hay que compensar «con unas buenas verduritas de temporada de La Rioja, que mis amigos de fuera están deseando probar en cuanto vienen, porque son una pasada, junto con nuestras chuletillas al sarmiento, que son inigualables».