Semana triunfal de Pedro Sánchez, pero...

Pilar Cernuda
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El mayor éxito del presidente es que el PSOE sigue unido pese a las voces discrepantes, aunque habrá candidatos que empezarán a marcar distancias con él de cara a las elecciones de mayo

Semana triunfal de Pedro Sánchez, pero...

Le ha salido mejor de lo que pensaba todo el mundo, dentro y fuera de su partido. Mejor, probablemente, de lo que pensaba el propio presidente. Ha aprobado los Presupuestos Generales del Estado -a la espera del trámite en el Senado- con pleno del conglomerado Frankenstein y sin que se le escapara un solo apoyo de su grupo parlamentario, a pesar de la petición del PP -errada- de que la reforma del delito de sedición fuera con voto emitido en voz alta. La estrategia de intentar dividir el respaldo del adversario nunca se debe hacer de esa manera, se expone uno a que los posibles disidentes se nieguen a hacer pública su traición.

Fue una semana tan triunfante para un Pedro Sánchez en horas muy bajas, con todos los sondeos recogiendo su declinante situación, que hay quien intenta incluir en su haber el éxito inigualable en el Mundial de Qatar, con los siete goles de la selección española a la costarrecisense. Y se cerró, además, con su elección como presidente de la Internacional Socialista (IS). Infinitamente más importante lo primero que lo segundo.

La IS hace mucho tiempo que dejó de ser una organización influyente en el escenario internacional, entre otras razones, porque son escasos los dirigentes con cabezas políticas como las que imponían su huella en el mundo hace unas décadas, Brandt, Kreisky, Felipe González, Mitterrand, Blair, Olof Palm o Papandréu y, porque además, en la propia Unión Europea la caída del socialismo y la socialdemocracia se agranda cada vez que se celebran elecciones. Hoy, cuenta con solo dos Jefes de Gobierno destacables, Antonio Costa en Portugal y el español. Así que la elección de presidente de la Internacional, donde fue el único candidato, se entiende como un cargo limitado.

Sin embargo, los últimos días si han sido importantes para el líder del Ejecutivo, con acumulación de victorias. La aprobación de los PGE ha venido acompañada de un debate previo sobre la reforma del delito de sedición que encendió infinidad de luces rojas en la familia socialista. Hubo declaraciones de dirigentes regionales que expresaron su desacuerdo y pusieron el acento en que era inadmisible gobernar salvando la cara de socios que no respetan la Constitución.

La reforma no tenía más objeto que atender las exigencias de ERC que, además del indulto a condenados por sedición por el Tribunal Supremo, y que hoy viven en libertad, necesitaba que se redujera la condena por este delito impuesta a Oriol Junqueras, al que quieren presentar como candidato del partido republicano a la Generalitat y, probablemente, consiga serlo.

Esa cesión a los independentistas venía acompañada de la que hacía Sánchez a Bildu, que exige las competencias de Tráfico en Navarra, lo que significa la retirada de la Guardia Civil que tiene esa función. Es asunto relevante, pero menos grave que reducir el delito de sedición. Entre otras razones, porque una cosa es ceder las competencias y otra ver si se lleva finalmente a cabo. No es tema que se pueda acometer de un día para otro. De hecho, hace años que se planteó esa posibilidad, y la negoció Aznar con el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

Más allá de las polémicas que han provocado las exigencias de los socios, y que Sánchez se ha apresurado a aceptar como ha hecho siempre porque está atado de pies y manos -es el Gobierno con menor número de escaños que ha tenido España- para el presidente el mayor triunfo es, además de sacar adelante sus Presupuestos, visualizar que los pactos parlamentarios con sus socios de investidura son indestructibles y que el partido se mantiene unido en los momentos de mayor dificultad, cuando se encona el debate social y surgen voces discrepantes.

"Solo sí es sí"

El objetivo del Gobierno a partir de ahora será poner el acento en su preocupación por los problemas sociales, con las políticas de subvenciones y ayudas a los más desfavorecidos que estaban incluidas en diversas partidas presupuestarias.

Pero, en todo escenario aparentemente idílico suele haber capítulos incómodos, y el que hoy vive Sánchez no es una excepción. Apenas podrá disfrutar de sosiego el fin de semana. Las secuelas de la