En esas 'cosas' de la sugestión, la autoayuda, el «si quieres, puedes» o el «todo es posible si te lo propones», pegatinas motivadoras, mindfulness, reiki, meditación trascendental, chakras alineados y olor a incienso (y paro, porque probablemente esté mezclando churras con otras churras: no veo merinas por ningún lado, serán rarezas mías) te recomiendan «poner el contador a cero» para abordar la resolución plena de un problema. Asumir que lo tienes, valorar su tamaño, de pequeñito a problemón o marrón planetario, calcular sus consecuencias… y cuando lo hayas medido todo estarás en condiciones de solucionarlo y, claro que sí, amiguete, poner a cero ese contador emocional o espiritual o interior o místico o las cuatro cosas al mismo tiempo.

En las plantas nobles del Camp Nou hace falta mucho más que una tonelada y pico de libros de autoayuda y de paquetes de barritas de Nag Champa o Palo Seco echando humo y de velas de la suerte y estampitas y ramitas de romero y la corbata del día del 6-1 al PSG. Lo que hace falta es dinero, pero de una forma espiritual están recurriendo al famoso contador: salió Messi, los capitanes cumplieron y seguirán cumpliendo con rebajas en sus salarios (una especie de responsabilidad moral y económica para que los nuevos pudiesen inscribirse) e incluso Joan Laporta practicó una especie de exorcismo a viva voz aclarando esas deudas 'muchomillonarias' del club y situación objetivamente angustiosa del Barça. Y ya. Como si todo eso, unido al 4-2 ante la Real Sociedad y los elogios al 'gegenpressing' (que queda muy chulo y muy 'panenkita' decirlo), fuese sinónimo de poner el contador a cero… pero NO. En mayúsculas. Ese contador está a menos mil, porque hay problemas estructurales que necesitan varios años y muchos puntos de sutura cuando sólo quedan tiritas.