Dos décadas de negligencia

Feli Agustín
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El equipo de Gobierno reconoce la «incapacidad» de las corporaciones municipales logroñesas desde 2003, que ha contribuido al derrumbe del puente Mantible, que se queda solo con el ojo alavés. Pide disculpas y avanza su intención de reconstruirlo

Así está desde el domingo -entre las seis y las siete de la tarde- el puente Mantible, de El Cortijo, que el Ayuntamiento va a reconstruir. - Foto: Ingrid

No se sabe si data de los tiempos del emperador romanoAdriano -de 117 al 138 de nuestra era-, o de época medieval, entre los siglos XI-XII, erigido como nexo de unión entre Pamplona y Nájera. Tampoco se conoce el número de ojos que tenía la construcción primigenia - siete, según el informe de Martín Bueno y Moya Valgañón de 1972, o seis, de acuerdo al estudio de 2019 de la empresa Vault Zafra. De lo que no quedará ninguna duda para la historia  es de que el 24 de enero de 2021, «sobre las seis  o las siete de la tarde», el lado riojano del puente Mantible, que une el barrio logroñés de El Cortijo con el municipio alavés de Assa, ubicado en la margen derecha del Ebro, cedió y se hundió. «La caída no fue gradual, sino  total», informó este lunes el concejal de Patrimonio, Adrián Calonge, doctor el mismo en historia, que reconoció  «con profunda vergüenza» el colapso del puente más antiguo de la ciudad por lo que pidió «disculpas» a la ciudadanía.

«Es la constatación de la vergüenza  en el tratamiento del patrimonio de esta ciudad», reiteró el edil, que asume una pequeña parte de la responsabilidad sobre el derrumbe porque la rehabilitación del puente, según informó el propio Calonge, figura en los presupuestos de esta «bendita Casa» desde 2003, esto es, con alcaldías populares, Julio Revuelta y Cuca Gamarra; y socialistas, Tomás Santos y Pablo Hermoso de Mendoza- y «posiblemente» ha sido el Bien de Interés Cultural que mayor protagonismo ha logrado  en la prensa. «En ese tiempo se han anunciado intervenciones, anteproyectos, pero obras no se ha realizado ninguna», añadió en este contexto Calonge, que quiso dejar claro que  asume la parte de culpa que corresponde a esta Corporación, en el gobierno del Ayuntamiento de Logroño desde junio de 2019, y exige explicaciones a las que le precedieron. 

«El fracaso no ha sido técnico, sino político», afirmó el edil, que recordó que los primeros llevan «años» pidiendo una intervención sobre el puente, al igual que los vecinos del barrio de El Cortijo.

En el mismo sentido se manifestó el concejal regionalista Rubén Antoñanzas, que, en consonancia con su compañero de Gobierno, destacó que «ha sido su prioridad desde el minuto uno salvar, cuidar y proteger nuestro patrimonio».

 «Estábamos avisados desde hace 20 años», asumió el edil del PR, que aprovechó para depositar la mayor parte de la responsabilidad en los ocho años de gestión de Cuca Gamarra, que ya encontró estudios que apuntaban a la necesidad de intervenir en Mantible, iniciados por la concejalía de Ángel Varea en la Corporación Santos, «que se fueron quedando en un cajón».

Presente. Calonge relató que cuando ocupó la Concejalía se encontró con el estudio de 2019 de la empresa Vault Zafra y la petición «reiterada» por parte de los técnicos municipales de realizar una prueba subacuática, «una de las primeras cosa que autorizamos»,  que se llevó a cabo el 26 de agosto de 2019. «Sus resultados pusieron de manifiesto la existencia de una oquedad bajo la pila dos que hacía que esta girase  sobre su propio eje y afectase al resto de la estructura del puente». Vista la emergencia, continuó,  se intentó intervenir, lo que exigía profesionales con los que el Ayuntamiento no cuenta, de tal manera que los presupuestos de 2020 incluían 60.000 euros para las asistencia técnica y 250.000 que, «fiándonos de la anterior Corporación, pensamos que eran  suficientes» para la intervención.

La paralización de la actividad debida al covid retraso del proyecto que, previsto para mayo, se demoró a septiembre. «Las intervenciones obligaban a introducir maquinaria pesada, la instalación de elementos sustentantes para el arco y la pila y la invasión del lecho inundable del río», explicó el edil, que informó de que con el procedimiento de urgencia las obras hubieran comenzado a finales de noviembre, pero  la peligrosidad del río para  los trabajadores, el firme del suelo donde tenían que apoyar los elementos sustentantes y la necesidad de los permisos hizo que la intervención fuera inviable.

Con todo ello, se planteó la actuación para 2021 para lo que se reservaron 250.000 euros de los presupuestos de 2020, a los que sumaron  550.000, para contar con una cuantía global de 705.000 euros con la intención de que la obra se iniciase, según anunciaron el propio Calonge y Antoñanzas el pasado 7 de enero, a finales de mayo o principios de junio, una fecha ya imposible de cumplir. 

«En menos de dos años propusimos un proyecto viable y ambicioso», resaltó el responsable de Patrimonio, que presumió de que «este equipo de Gobierno ha sido el único que ha hecho algo» para que las obras se lleven a cabo, pero «hemos llegado tarde» .

Futuro. El Ayuntamiento analiza ya las posibles causas del colapso, entre las que barajan dos, las condiciones climáticas, como el viento;o que el Ebro, que baja crecido, haya podido afectar a «la pila dos, y haya hecho que esta continuase su giro rompiendo el frágil equilibrio que hacía que todo el conjunto estuviera en pie».

Además, se analiza con los técnicos modificar el proyecto de intervención previsto y se estudiará la posibilidad de reconstruir el arco, una actuación que obligará a emplear una piedra de diferente tonalidad. «Todas las posibilidades están abiertas», dijo Calonge, que afirmó que el objetivo de «consolidación, limpieza y rehabilitación sigue adelante», a la vez que avanzó que dará explicaciones al resto de grupos políticos en la comisión correspondiente. 

También confía en su reconstrucción el regionalista Antoñanzas, que calificó este nuevo capítulo de la historia de Logroño como «muy triste». Coincidió con Calonge en que se trata de un «fracaso» al ser «incapaces» de cuidar y proteger el legado de nuestros antepasados. «Había un compromiso real, una voluntad clara y firme de cuidar el puente, nuestra historia y cultura para legarla a generaciones futuras, pero nos han faltado tres meses», lamentó Antoñanzas, que reiteró las disculpas ante su  «incapacidad» para consolidar y salvar el puente.