«No nos acostumbremos a la guerra»

Agencias
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El Papa reclama en su mensaje de Pascua, y antes de la bendición 'Urbi et Orbi', que acabe el conflicto en Ucrania y exhorta a los mandatarios que escuchen el grito de paz de la gente

«No nos acostumbremos a la guerra» - Foto: VATICAN MEDIA

Ante una Plaza de San Pedro del Vaticano a rebosar, con más de 50.000 personas congregadas, el Papa francisco lanzó, una vez más, un mensaje de paz y concordia en estos difíciles momentos para el mundo. El Santo Padre escogió el Domingo de Resurrección para pedir que llegue la paz a una Ucrania arrastrada «por una guerra cruel e insensata» y que los responsables de las naciones «escuchen el grito de paz de la gente», al tiempo que imploró a que «no nos acostumbremos a la guerra».

El sucesor de San Pedro envió este mensaje al mundo desde el balcón de la logia central de la fachada de la catedral vaticana antes de la tradicional bendición Urbi et Orbi, y en el que se refirió a la «incredulidad» que estamos probando con esta «Pascua de guerra».

Francisco, que ayer sí presidió la misa mientras que el pasado sábado no pudo oficiar la Vigilia por sus problemas en la rodilla, lamentó que tras la pandemia «era el momento de salir juntos de la mano» y, sin embargo, «estamos demostrando que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo». Y su llamamiento fue: «¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países!».

Y como suele ser habitual en Pascua y en Navidad, Francisco aprovechó su mensaje para hacerse eco de los numerosos conflictos que aquejan al mundo.

«Que haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada. Que un nuevo amanecer de esperanza despunte pronto sobre esta terrible noche de sufrimiento y de muerte. Que se elija la paz. Que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre», aseveró Jorge Bergoglio asomado al balcón en el que se presentó al mundo como Papa el 13 de marzo de 2013.

Y rogó: «Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles».

También mencionó «a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas».

Calma para oriente próximo

El Papa volvió como todos los años a pedir la paz «en Oriente Próximo, lacerado desde hace años por divisiones y conflictos» y para que «los israelíes, los palestinos y todos los habitantes de la Ciudad Santa, junto con los peregrinos, puedan experimentar la belleza de la paz, vivir en fraternidad y acceder con libertad a los Santos Lugares, respetando mutuamente los derechos de cada uno».