Las ventas de aceite repuntan en medio de un «mercado caótico»

R. Muro
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El responsable de la Almazara de Alfaro cree que subir el precio ante una menor producción «no es la solución»

Un olivicultor trabaja en una almazara - Foto: El Día

Tormenta perfecta climatológicamente hablando y «caos en el mercado». Es el otro factor que añade el expresidente del Consejo Regulador de la Denominación de origen Protegida del aceite de La Rioja a un sector que vive inmerso  en una situación de plena incertidumbre. «No sabemos cómo va a afectar la pérdida de producción al precio del producto final», sintetiza Manuel Catalán, «ni cómo reaccionaría el consumidor ante una eventual subida de los precios». En este sentido, cree que generar un descenso del consumo por un incremento de precios «no es la solución».  Al hilo de todo ello, señala, el aceite de oliva virgen extra producido en La Rioja va dirigido fundamentalmente a los hogares, o dicho de otra forma, a un consumidor final que «no sabemos cómo se comportaría ante el incremento de precios». 

No obstante, continúan surgiendo datos positivos en medio de la tormenta y del caos. «Durante los meses de junio y julio nos están haciendo muchísimos pedidos, fundamentalmente dirigidos a exportación» y las ventas, sin datos concretos aún, van por encima de lo que viene siendo habitual en la época estival. 

Pero lo que sí se presenta como una evidencia es que el patrón meteorológico «está cambiando desde los últimos veinte años. No hay duda de que tenemos ciclos meteorológicos diferentes y vemos menos cantidades de producción, menos rendimientos e incluso que la oliva se recoge antes» que hace dos décadas. 

informe del consejo. Es la situación que atraviesan las algo más de veinte almazaras existentes en el ámbito de la Comunidad autónoma, de las que 13 trabajan bajo el paraguas de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Aceite de La Rioja constituido en octubre de 2004 y que cuenta con más de 700 olivicultores inscritos para algo más de 1.400 hectáreas protegidas. La presente campaña es el suma y sigue de un contexto climatológico que no coge por sorpresa al sector. 

Tal y como explica Carmen carreras, técnico del Consejo Regulador, la campaña pasada «ya en el mes febrero y dada la sequía arrastrada en gran parte de España, las expectativas iniciales para la floración que se avecinaba eran bastante pesimistas».  

Ya en el mes de mayo, momento crucial para la fase de floración, y «tras unas lluvias que auguraban buenas sensaciones, el aspecto de partida del olivar era mejor, pero se sucedió alguna circunstancia negativa», traslada Carreras. Entre ellas, «varios episodios de temperaturas extremas históricas entorno a la plena floración que podemos afirmar que hicieron bastante daño». 

Es decir, la historia se repite campaña tras campaña con patrones meteorológicos que como apunta Manuel Catalán, «han cambiado a lo largo de las últimas dos décadas».